Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Con la idea de rendir respeto a su fallecido padre, Tino Fernández propuso hacer la obra en el 2019. Sin embargo, el director también se despidió de las tablas, de su equipo y de una obra que hoy le rinde homenaje con su estreno. Estela es un camino por recorrer, es una transmutación, así como un elogio a la vida y al tránsito hacia la muerte. Con la dramaturgia y dirección de Juliana Reyes, la obra se estrenará en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo el próximo 28 de octubre; una coproducción ambientada con la composición musical de Camilo Giraldo y la escenografía de Fernández, quien dejó así su estela en esta última puesta en escena.
Le sugerimos leer “Las reglas del fuego”: la toma del Palacio de Justicia
Las intérpretes son tres bailarinas de diferentes edades. Ellas representan distintas etapas de la vida y con sus movimientos buscan que el público evoque su existencia misma. La obra permite el cuestionamiento del ser, su razón de existir y el inevitable desenlace en la muerte. La niñez y juventud están marcadas por la inocencia, la ansiedad por conocer el mundo y las ganas de aprender. En la adultez, un torbellino de sensaciones, emociones y cambios, se trasladan a la fuerza de los movimientos que son acompañados por una música única. La vejez, en su forma más pura, se hace presente con la calma, la tranquilidad y la satisfacción de haber hecho las cosas bien.
Sara Violeta Bello, con tan solo trece años, ha bailado desde los tres y describe esta experiencia de forma inocente, llena de asombro: “Jamás imaginé hacer una obra tan bonita como esta, es increíble. Para mí, la vida representa la emoción de crecer, de jugar; esa alegría que uno tiene cuando ve algo vivir, es una emoción muy grande”. Como si esta sorpresa transmitiera poco, al hablar de la niñez se refiere a la capacidad de asombrarse, a la alegría de explorar y al sentimiento de tener una aventura cada día.
Aunque la propuesta inicial se pensó con dos caras, la de la niñez y la vejez, Reyes consideró una etapa intermedia: “Sentí que faltaba una energía más potente para unir las que ya estaban presentes y encarnaban la inocencia y la experiencia. Empecé con un papel en blanco, pero con una escenografía que tenía el espíritu de Tino, la estela que dejó para esta obra”. Cuando habla de la percepción que podría tener el público, aunque no puede asegurar nada, sí tiene la certeza de que la obra es un homenaje a la vida y a la muerte.
Si le interesa leer más de Cultura, le sugerimos: “Non Je Ne Regrette Rien” y la resistencia afro
La bailarina de la compañía Ángela Cristina Bello, quien además realiza la asistencia coreográfica, interpreta la adultez en esta puesta en escena. Sus movimientos estarán marcados por la velocidad en cuanto a la relación con el movimiento. Esta interpretación es el anclaje entre los extremos que representan las otras dos bailarinas, con la que demostrará los cambios, las emociones, la sorpresa: “Una adultez cargada de ansias de vivir que a la larga se convierte en la plataforma de lo que vendrá. Estás construyendo una base, es como una sensación de responsabilidad”, es así como Bello se refiere a su interpretación en Estela.
Desde la experiencia hecha movimiento, Guentcy Armenta describe su papel de la vejez con la voz entre cortada, debido a la simbología que conlleva: “Me conmueve muchísimo ser la protagonista de ese espejo de la vejez y la muerte, mas cuando esta se ha convertido en el pan de cada día. Ha sido un aprendizaje que me ha llevado a comprender y a entender la importancia de la vida y de la muerte, de cómo estas son inseparables en cada momento; tomamos aire, exhalamos y en la vida todo es cambio. Y a la final para el universo somos lo mismo vivos que muertos”.
Este homenaje se hace en un momento que llena de nostalgia la creación, pero que brinda el mejor vestigio que un director puede dejar en vida. Así lo describió Ángela Bello al decir que “la huella que dejó Tino está reflejada en todo, en mí. Su movimiento y su estela está en mi cuerpo y en cada uno de mis movimientos. Esta obra nos permite hacerlo de forma consciente. Cuando la ensayamos pensamos que esta podría ser la manera como a él le hubiera gustado hacerla”.