Estados Unidos, su independencia y transformación visual
Presentamos un recorrido a través de algunas obras de arte que han retratado el Día de la Independencia de Estados Unidos y cómo estas representaciones se han transformado con los años.
Andrea Jaramillo Caro
El 4 de julio de 1776 nació una nueva nación. Estados Unidos declaró su independencia en un momento que marcó la historia. Más allá de la tinta sobre el acta que los convirtió en un país independiente, se creó una narrativa a la cual muchos artistas han respondido con el paso del tiempo. Desde la pintura histórica hasta representaciones en arte pop han marcado la forma en la que el arte se ha acercado a esta fecha festiva.
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El 4 de julio de 1776 nació una nueva nación. Estados Unidos declaró su independencia en un momento que marcó la historia. Más allá de la tinta sobre el acta que los convirtió en un país independiente, se creó una narrativa a la cual muchos artistas han respondido con el paso del tiempo. Desde la pintura histórica hasta representaciones en arte pop han marcado la forma en la que el arte se ha acercado a esta fecha festiva.
Las banderas con líneas rojas y blancas con las estrellas sobre un fondo azul han sido las protagonistas de algunas de estas obras, pero en otras ocasiones los rostros de los padres de la independencia se convirtieron en un referente visual.
John Trombull, Emanuel Leutze, Childe Hassam, Andy Warhol, Hananiah Harari y Frank Wright, entre otros, han retratado no solo lo que esta fecha representa en Estados Unidos, sino también a cuestionamientos frente al patriotismo que se han explorado en el último siglo.
En el Museo Metropolitano de Arte, en Nueva York, reposa una pintura que ocupa una pared entera. Entre el dinamismo que Emanuel Leutze logró con el óleo, pareciera que George Washington se preparara para gritar “¡hacia adelante!”, mientras que sus camaradas se esfuerzan por llevar el bote en el que navegan hasta el otro lado del río Delaware. Con sus tropas, el general se preparaba para un ataque en Trenton el 25 de diciembre de 1776. En efecto, la obra “Washington cruzando el Delaware”, pintada en 1851 por un germano-estadounidense, se instaló como parte del imaginario de la independencia.
Esa escena de una batalla de la revolución estadounidense no es la única pintura histórica que ha marcado la narrativa visual alrededor del 4 de julio. La imagen de la “Declaración de independencia”, de John Trumbull, circuló en el billete de US$2 desde 1862 hasta 1966 y lo ha vuelto a hacer desde 1976. En este óleo sobre lienzo el artista no representó el momento de la firma de la declaración, sino un borrador del acta ante el Congreso. Esta obra de grandes dimensiones contiene los retratos de 42 de los 56 firmantes de la declaración.
Más allá de la pintura histórica, con el paso de los años y el cambio en los estilos y preocupaciones artísticas, las representaciones del 4 de julio comenzaron a virar hacia las celebraciones y tradiciones que se comenzaron a realizar. Un ejemplo de este cambio en la narrativa visual es la obra de Childe Hassam, titulada “El 4 de julio”. Un mar de banderas estadounidenses ondea desde una multitud de edificios con un cielo azul de fondo. “La bandera estadounidense era un tema común para el pintor, que a menudo es pasado por alto por la crítica y el público. Esta pintura sigue y explica perfectamente la celebración de este día festivo, ya que casi podemos saborear y seguramente sentir la emoción en la calle y de la gente caminando bajo las banderas de Estados Unidos que cuelgan sobre ellas. La celebración de la identidad americana se transporta por la fuerte pincelada y la evidente elección de color”, se lee en un artículo publicado en la plataforma de arte Widewalls.
El Impresionismo también dejó su huella en este recorrido artístico, pues el artista Maurice Prendregast retrató con acuarelas cómo se vivió el 4 de julio de 1901 en el Central Park de Nueva York. Entre lámparas de papel y árboles, una multitud se reunió en el fondo de la pintura, mientras que en primer plano se ve a unas figuras, que parecen niños jugando.
Otro artista que fue más allá de lo figurativo fue Hananiah Harari, quien creó en 1940 la obra “Sparklers on the fourth”, creada a partir de bocetos que hizo durante el verano de 1940, mientras que el artista y su esposa celebraban el Día de la Independencia con sus amigos. “Era una noche templada. La bandera nacional estaba izada en el centro del césped. Las brillantes luces de la pirotecnia atravesaron la oscuridad e iluminaron la bandera y a mis compañeros, quienes se abandonaron a la ocasión y se dedicaron a correr espontáneamente mientras sostenían bengalas en las manos, grabando así rayos de luz contra la noche”, escribió el artista a Walter Baum en 1946.
Frank Wright, en 1998, pintó, a partir de una escena parecida a la de Harari, la obra “Esperando a que comiencen los fuegos pirotécnicos”. En esta se ve a varias personas sentadas en el National Mall, de Washington, con el Obelisco y uno de los museos del Smithsonian de fondo, disfrutando de lo que podría ser confundido con otro día de verano.
La independencia de Estados Unidos ha sido el origen de muchas expresiones culturales, desde canciones y afiches hasta obras de arte y monumentos. Más allá del suceso histórico, mediante las representaciones visuales es posible observar cómo la narrativa de hace más de 200 años se transformó.