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¿Cómo nació Exlibris?
En la sede donde nosotros estamos, antes había una librería que era una sucursal de otra librería de mis hermanos, y yo he trabajado con la librería como empleada, pero también he sido cocinera toda la vida. Me ha gustado mucho la cocina y especialmente la repostería. Siempre les decía a mis hermanos que por qué no le poníamos a la librería la venta de cafecito, de una tortita, porque eso atraería más gente y la idea nunca pegó bien. En algún momento decidieron cerrar esta sucursal y me ofrecieron quedarme con el local y la montara como yo la quería. Una de las cosas que también siempre había pensado era la importancia de vender otras cosas además de libros. Mi idea de hacer esta mezcla de chécheres (que los llamo yo) y comida es porque sentía que a la gente le intimidaba entrar a la librería, ya que no todo el mundo se sentía cómodo en una, sobre todo la gente que no lee, los que no son académicos, los que no son profesores. La idea era hacer un lugar en donde la gente entrara más tranquilamente, donde no necesariamente tuviera que comprar un libro, sino que se tomara un cafecito y ahí viendo el libro le diera curiosidad y preguntara por el libro u otros objetos que tienen que ver con la literatura, pero que no son libros. Se montó así pensando en hacer un lugar más amable, más cercano para la gente y que eso lo llevara, sin que se diera cuenta, a tener contacto con los libros. Siempre quise tener una librería-café mezclada, en la que los libros y la gastronomía van de la mano.
Y así, en esta década de funcionamiento, han ido creando una comunidad...
Es increíble cómo la gente nos quiere. Exlibris se ha vuelto un sitio turístico, vienen muchos turistas a conocer la librería y uno les pregunta por qué llegaron y responden que por recomendación de otra persona. Bregamos para que las cosas sean de muy buena calidad, no solamente la comida sino los libros. Hacemos una curaduría en la que incluimos libros ilustrados, mucha literatura infantil y libros de sociología, filosofía y literatura, intentamos que lo que tenemos sea muy atractivo para la gente. Otra cosa que hemos hecho en estos años y nos parece fundamental en la función nuestra es convertir la librería en un lugar que pueda ser un referente para el barrio y la ciudad, y un lugar en donde se puedan discutir asuntos de ciudad. Nos hemos enfocado mucho en hacer charlas que tienen que ver con problemas de la ciudad, con problemas de la situación de paz, por ejemplo.
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Hablemos sobre la definición de librería...
Creo que es, ante todo, un lugar de conversación, un lugar de encuentro y conversación alrededor de los temas que nos está imponiendo la realidad. Eso es otra cosa que me gusta de la librería y es que aquí hablamos de todo, hablamos de literatura, de política, hablamos siempre alrededor de los libros. Los libros son como el enlace, pero creo que permiten poner el tema de conversación.
¿Cómo desarrollaron la línea curatorial para Exlibris?
La curaduría está marcada por la formación y la posición que tenemos quienes trabajamos acá, pues no soy solamente yo. La curaduría se ve atravesada por la formación de cada uno. Creo que una de las cosas que he querido hacer siempre es que los libreros sean formados; es decir, no tener un vendedor de libros, sino que la gente que trabaja en la librería tenga una formación relacionada con los libros y que sepa, que sea buen lector, que sepa recomendar. Entonces mis libreros son libreros que estudiaron Literatura, Filología o Artes, tienen un contacto que les permite tener un criterio más profesional frente al libro y que no sea simplemente vender por vender, porque tampoco nos interesa eso.
Sus hermanos tenían antes otra librería, ¿de dónde viene como ese amor por los libros y por la literatura que corre en su familia?
Nosotros somos de una familia de amantes de libros; yo fui la chiquita en la casa y no recuerdo en mi casa sino libros por todas partes. En mi casa nos educaron siempre con la idea de que lo más importante en la vida era formarse, era educarse y lo más importante en mi casa eran los libros y había plata para libros, no había plata para más. Mi papá era maestro y tenía ocho hijos, entonces no era una familia de mucho dinero, pero siempre había dinero para educarnos y comprar libros. Crecimos con esa idea en la cabeza de que era muy importante el asunto de la lectura y la formación. Mis hermanas han tenido una librería muchos años, esa librería cumple 30 años, tengo un hermano que fundó la editorial La Oveja Negra, y siempre hemos tenido de alguna manera un vínculo con esa parte de los libros. Antes había un dicho que decía que los hijos vienen con una arepa bajo el brazo, mi mamá decía que los de ella nacían con un libro bajo el brazo.
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¿De dónde salió su interés por fusionar la literatura con la gastronomía?
Eso ha sido pues como un gusto de toda la vida, siempre me ha gustado cocinar. Hace muchos años tuve una repostería en casa, con una compañera de la universidad, pero la abandonamos. Cuando tuve a mi hijo, no quise seguir trabajando, quise quedarme con él en la casa y llegó un momento, cuando el muchachito tenía dos años, en que dije: bueno, tengo que coger oficio, y volví a montar la repostería desde la casa. Empecé a estudiar, a hacer cursos de repostería y me metí más profesionalmente al asunto y con eso logré hacerme unas entradas mientras estaba en la casa con el niño sin trabajar, para ayudar a la economía familiar. Creo que es que si pudiera volver a nacer, habría estudiado Cocina y no Psicología, que fue lo que estudié, porque me gusta mucho la cocina, me gusta mucho como es el placer de la comida.
¿De dónde salió el nombre de la librería?
Ex Libris es una palabra del latín que significa “de entre los libros”; pero también se refiere a que, cuando se inventó la imprenta, la gente, sobre todo los ricos que podían tener libros, encargaban un sello que era la marca personal de sus libros y a ese sello se le llama un Ex Libris. Es un dibujo que representa a esa persona, cada dueño le ponía su sello a su libro y así se reconocía que era de su propiedad. Cuando fuimos a poner la librería hicimos un concurso con los amigos para que votaran por varios posibles nombres, y una de las personas nos sugirió el nombre y nos encantó y así se quedó.
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