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Expertas sugieren que los museos inviertan en el estudio del origen de sus obras

De acuerdo con investigadoras de museos estadounidenses, estudiar la procedencia de las obras que tienen los museos en sus colecciones, y rastrear el origen de las antigüedades que pretenden incorporar, evitaría “costos enormes”.

EFE
28 de junio de 2023 - 02:15 p. m.
Museo de Arte Metropolitano (Met) de Nueva York, en donde se realizó este lunes una charla en torno a la propiedad del patrimonio cultural.
Museo de Arte Metropolitano (Met) de Nueva York, en donde se realizó este lunes una charla en torno a la propiedad del patrimonio cultural.
Foto: Hugo Schneider
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Esa fue la conclusión compartida entre varias investigadoras de museos estadounidenses invitadas a una charla en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met), que busca liderar el debate sobre la propiedad del patrimonio cultural ante el creciente escrutinio de las autoridades sobre las piezas de dudosa procedencia y sus traficantes.

Llevó la voz cantante Victoria Reed, comisaria responsable de Procedencia en el Museo de Bellas Artes de Boston (MFA, por su sigla en inglés), quien sentenció que “los museos no se pueden permitir no priorizar esto ahora mismo”, cuando el público y los profesionales miran con lupa de dónde vienen las obras.

“Desde el año pasado, hemos (vendido o retirado) 13 objetos de la colección, y aparte de pagar comisiones de envío, comisiones legales y más, perdemos el objeto. Los costos son enormes si no se tiene cuidado: financiera, reputacional y legalmente”, dijo Reed sobre el MFA, que tiene 500.000 objetos en su colección.

El MFA no quiere “repetir los errores del pasado”, aseguró la experta, que entonó un ‘mea culpa’: “Antes de traer una obra de arte a la colección, hacemos preguntas sobre la procedencia, cosa que durante muchos años no hicimos, e intentamos verificar la información que se nos da y hacer investigación adicional”.

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Esa opinión la secundó Andrea Bayer, directora adjunta de Colecciones y Administración del Met, que sostuvo que en ese museo hay un “sentido de urgencia” por verificar la procedencia de las obras desde hace años, primero en las relacionadas con el expolio nazi y ahora en las relacionadas con el colonialismo.

Bayer sostuvo que una vez se “asuma” como necesario el rastreo de la procedencia, se “verá que esta investigación es un activo y una ayuda para la reputación de los museos en general”.

“Sé que el dinero está ajustado en todas partes, pero es algo en lo que gastarlo, ya que no hacerlo puede llevar a daños en la reputación y pérdidas de otro tipo, mientras que invertir en ello tendrá un resultado positivo”, agregó.

“Miedo” a los museos “vacíos”

A principios de mayo, el Met anunció un plan para fiscalizar el origen de sus obras en vista del creciente escrutinio de las autoridades de EE. UU. y otros Gobiernos, y el aumento de devoluciones de antigüedades que fueron saqueadas de sus países.

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De manera similar a otros museos, dijo que contrataría nuevos profesionales para analizar el origen de sus obras, comenzando por “varios cientos” de piezas llegadas a la colección entre 1970 y 1990, un periodo en el que “había menos información disponible y menos escrutinio”.

A ese respecto, Bayer puso contexto a las cifras y señaló que, si bien la colección del museo neoyorquino es enorme, con 1,5 millones de objetos, la mayor parte de ellos, 1,2 millones, son obras “sobre papel”, como aparece detallado en la web del Departamento de Dibujos y Grabados.

Se trataría entonces de una proporción considerable de obras sometidas a revisión, ante lo que las expertas coincidieron en que hay cierto “miedo” a que los museos se queden “vacíos”, sobre todo cuando se cuestiona el origen de “grupos grandes de objetos”, por ejemplo, de un país específico.

Plantearon la cuestión sobre el sentido de que los museos alberguen patrimonios culturales de otros países en sus colecciones para que estén a disposición de todo el mundo o si cada objeto “pertenece” a su lugar de procedencia, pero pese a todos esos temores en general se mostraron positivas respecto al futuro.

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Por ejemplo, Lynley McAlpine, comisaria posdoctoral asociada al Museo de Arte de San Antonio, aseguró que la investigación sobre procedencia va más allá del “control de daños” y que puede aportar “valor propio” a las instituciones porque supone una “fuente de historia del arte”.

“Puedes conseguir muchas historias realmente interesantes que los visitantes quieren oír”, añadió, revelando que su trabajo le permitió trazar cómo un jarrón griego cuya propiedad era desconocida antes de 1974 había ido pasado mano en mano en una misma familia británica desde 1855.

El Met, que pretende organizar más charlas de este tipo en los próximos meses, está sujeto además a una ley del estado de Nueva York que busca transparencia y obliga a dar detalles públicamente sobre las obras, incluidas las restituidas, en una página web y en sus etiquetas informativas.

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Por EFE

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