El fotógrafo de naturaleza conceptual, Mario Jaramillo, está invitado a Tokio, Japón, como parte de la exposición Arcot que se realizará del 19 al 24 d marzo, una muestra colectiva que se desarrolla en el barrio Daikanyama, uno de los más prestigiosos y exclusivos de la capital japonesa. Allí expondrá 12 fotografías que, posteriormente, viajarán al National Art Center Tokyio (NACT) y al Aichi Art and Cultural Center en Nagoya. La ultima parada será en el Museo de Arte de Kyoto a través de Art Festival Genten.
Flor de Otoño, camino a la montaña, según Jaramillo, está inspirado en el camino de vida por medio de una analogía en donde siempre hay una meta que es la cima. “También hay paradas en este caminar, mirando hacia atrás (el pasado) y soñando con lo que está por venir. Las relaciones con las estaciones se dan desde la perspectiva de la propia vida con una serie de ciclos, donde hay puntos de energía como el amanecer, donde emerge la niebla, el mediodía, con toda esa fuerza que nos impulsa a seguir adelante hasta llegar a la noche, como ese momento mágico que es el atardecer con sus colores intensos y la luz que se vuelve naranja, iluminando el cielo como un punto de reflexión. Lo mismo sucede con las estaciones, como la Primavera, el Verano, el Invierno y, en particular, el Otoño”, explica Jaramillo.
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Arcot fue fundado en 2016 por Ricardo Gaitán, quien, tras haber vivido en Japón por 3 años, decidió dedicarse a fomentar el intercambio cultural entre Colombia y Japón, América Latina y Asia por extensión, a través de exposiciones de arte contemporáneo, en donde hace una curaduría por medio de convocatorias. Después de la presentación de su exposición fotográfica Tierra/Luz/Hielo/Camino a la Introspección, que se llevó a cabo el año pasado en el Hotel Bog de Bogotá, Mario Jaramillo presenta este nuevo trabajo.
Mario Jaramillo, se define como un fotógrafo de naturaleza conceptual. Ha llevado su arte a través de diferentes parajes naturales en Utah (Estados Unidos) y en Colombia. Las montañas y la luz han sido elementos fundamentales en su búsqueda personal y artística. Según el fotógrafo, es crucial reflexionar sobre el concepto de naturaleza desde una perspectiva otoñal, una visión que quiere reflejar en las fotografías presentadas en su exposición, cada una portando su propio significado e historia. “En esta muestra, la montaña representa la vida misma, y a lo largo de su ascenso hacia la cima, se vislumbran las estaciones como ciclos vitales interconectados”, afirma.
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Para Jaramillo, cada estación tiene su propia analogía en el ciclo de la vida. La primavera simboliza el nacimiento, a veces envuelto en la niebla con su luz tenue que tiñe los amaneceres. El verano, con su luz intensa, resplandece con la energía vital. El otoño, con su sabiduría, suaviza la luz, desvaneciendo los colores brillantes para fundirlos en atardeceres amarillos, rojos y blancos, evocando la flor del frailejón, emblemática planta de los páramos colombianos. El invierno representa el final, ya sea de múltiples ciclos o uno definitivo, según el artista.
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