Ana Mercedes Hoyos, Nijolė Šivickas y Silvia Rivas, una conjunción artística en el MAMBO
El Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO) inauguró el jueves 4 de julio su segundo ciclo expositivo con tres muestras de las artistas Ana Mercedes Hoyos, Nijolė Šivickas y Silvia Rivas. Presentamos una entrevista con la co-curadora de la exhibición “Desde la ventana: Ana Mercedes Hoyos, una retrospectiva”, Cecilia Fajardo-Hill.
Andrea Jaramillo Caro
Hasta el 6 de octubre el MAMBO será el hogar para la obra de tres artistas mujeres que han explorado diferentes medios en su obra. Las muestras de Ana Mercedes Hoyos, Nijolė Šivickas y Silvia Rivas pretenden “establecer un diálogo enriquecedor entre pintura, escultura y video, al igual que de varias generaciones de artistas con aportes notorios al arte moderno y contemporáneo”, según se lee en un comunicado de prensa.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Hasta el 6 de octubre el MAMBO será el hogar para la obra de tres artistas mujeres que han explorado diferentes medios en su obra. Las muestras de Ana Mercedes Hoyos, Nijolė Šivickas y Silvia Rivas pretenden “establecer un diálogo enriquecedor entre pintura, escultura y video, al igual que de varias generaciones de artistas con aportes notorios al arte moderno y contemporáneo”, según se lee en un comunicado de prensa.
“Estudio” es la segunda exhibición de Nijolė Šivickas y la primera realizada después de su muerte. En esta retrospectiva, los curadores Eugenio Viola y Juaniko Moreno incluyeron 150 obras y recrearon parte de su estudio y su casa en una retrospectiva que pretende entender su obra como extensión de su vida. “La retrospectiva no se concibe en términos cronológicos, sino como un panorama abierto sobre la multiforme obra del artista”, se lee en el comunicado.
Por su parte, “Cronotopías”, de Silvia Rivas, es la primera muestra individual en Colombia dedicada a la artista argentina. Con la curaduría de Eugenio Viola, esta exhibición “explora la relación entre el tiempo y el espacio a través de videoinstalaciones, animaciones y entornos liminales. La investigación artística de Rivas aborda temas como identidad, memoria, sociedad y percepción, invitando al espectador a una profunda conexión emocional y a cuestionar el significado más allá de la imagen en movimiento”.
Finalmente, la expocición “Desde la ventana: Ana Mercedes Hoyos, una retrospectiva”, curada por Cecilia Fajardo-Hill y Osbel Suárez, es la cuarta exhibición de la artista colombiana en este museo. Esta muestra cuenta con más de 100 obras que van desde la pintura hasta la escultura, y abarca sus orígenes abstractos, hasta sus bodegones. La exposición se centró en rescatar diversas obras del periodo de 1968 hasta 1984.
A continuación, presentamos una entrevista con la curadora Cecilia Fajardo-Hill.
¿Cómo se configuró esta exhibición de Ana Mercedes Hoyos?
Cuando empezamos a trabajar en la muestra, la idea era poder de alguna manera establecer cuál fue la contribución de Ana Mercedes Hoyos al arte de Colombia. Empezando, la primera obra que tenemos en la exposición es de 1966 y terminamos con obras del final de su vida. De hecho, tenemos una pintura que termina la exposición que quedó inacabada, que es una palenquera con su delantal con los colores de la bandera de Colombia. A lo largo de la larga trayectoria de Ana Mercedes, la obra inicial de ella quedó desdibujada, que eran sus paisajes urbanos, sus ventanas, sus atmósferas. Toda esa obra que tenía al comienzo un carácter pop y después se volvió bastante abstracta en la manera en como se podía ver. Lo que para nosotros ha sido muy interesante entender es que su obra es que ella siempre estuvo trabajando entre la abstracción y la figuración. Cuando ella es más abstracta, que son las atmósferas, es cuando sí está siendo más figurativa. Está tratando de realmente representar la atmósfera con capas y capas de pintura. Cuando la ves, lo que ves es una abstracción absoluta. Y cuando miras, por ejemplo, las ventanas, por eso la exposición se llama desde la ventana, ves cómo ella ve el paisaje desde ahí, o el cielo, o la montaña.
¿Cuál es la mirada con respecto a los temas que aborda en su obra?
En esta exposición hemos incluido fotografías documentales, que eran las fotos que Ana Mercedes tomaba. Cuando tomaba toda una palangana, ella después le agregaba cosas, le ponía un cuchillo, le quitaba una fruta, porque le interesaba crear composiciones. Nunca fueron copias enteras y siempre hubo una suerte de intento de síntesis dentro de la obra. También hay un gran interés de crear un imaginario del paisaje y de lo que es Colombia. El paisaje marino, de las montañas, sus cielos, sus paisajes urbanos, cómo ve desde el espacio arquitectónico el mundo. Ella era una persona que además era muy estudiosa de la historia del arte universal. En la exposición incluimos unas naturalezas muertas que ella estaba estudiando, a la par con artistas como Caravaggio y Zurbarán. Cuando va a Palenque y ve los cortes de las frutas y las composiciones dentro de las palanganas, se da cuenta de que tienen un impulso estético muy especial, que está además arraigado en la vida de Palenque, del Caribe, en la vida de estas mujeres: las palenqueras. A partir de la vida y de la forma como las palenqueras vive, ella creó una nueva estética. Palenque la transforma a ella, de una manera muy radical, no solo se enamora de las frutas, se enamora de las tradiciones, de los lazos, establece nexos afectivos muy importantes con varias mujeres, especialmente Zenaida.
Hablemos sobre el color en su obra...
El color definitivamente es muy importante. Pero cuando ella se mete en Palenque, los colores del Caribe son los azules del mar y el cielo, los amarillos profundos de las piñas, los rojos vivos de las sandías, los naranjas profundos de las papayas... El Caribe le da a Ana Mercedes no solo la composición de la fruta, la relación de una naturaleza que no es muerta, sino que es viva porque está arraigada en la vida de las palenqueras, sino que le da al Caribe. El contraste del cielo con la fruta. Cuando ella hacía los paisajes urbanos utilizaba mucho unos rojos muy fuertes y cuando tú ves las atmósferas, ves las lluvias, toda esa obra es muy delicada. Hay momentos de su obra en donde el color está más predominado por una especie de suerte de síntesis abstracta de los motivos que está trabajando. Yo creo que Ana Mercedes estaba siempre profundamente interesada en la vida. Era una persona muy inteligente y vivaz, y eso percola en toda la obra, también en la forma como usa el color.
Viendo algunas de sus obras, pensaba en Malevich y Rothko, siguiendo con el tema de los colores...
Ella los admiraba mucho. Ella viajaba a Nueva York y los veía. Ningún artista existe en el vacío. Esas primeras obras que son pop existen en el contexto de los 60′s del pop. Creo que eso se tiene que pensar en términos de diálogos estéticos, de vida, a partir de una lengua y una voz singular. Seguro que había algo de eso, pero ese concepto específico de la ventana es de Ana Mercedes. A la síntesis estática que ella llega, probablemente uno pudiera pensar en un Rothko con esas tracciones, esas líneas, pero las líneas horizontales muy sutiles que tú ves en las obras de las ventanas de Ana Mercedes Hoyos son como repisas que ella estaba representando. A diferencia de Rothko que tiene unas manchas horizontales que establecen un balance en la composición. Esto está arraigada en una visualidad existente que ella transforma a la más mínima expresión. Siempre hay diálogos, inclusive con las palenqueras, inclusive con el arte pop. Pero al final, la conclusión es que hay una voz singular, una mirada y un concepto de lo que es una ventana a través de la cual ves la abstracción, el cielo, la noche.
Esta muestra se desarrolló como una retrospectiva y comentó que el objetivo de este tipo de exhibiciones es responder a la pregunta de ¿cuál fue el aporte del artista a la historia del arte, en este caso de Colombia? ¿A qué respuesta para esta pregunta llegó usted?
Primero, había una pregunta aquí que era importante. La obra final de Ana Mercedes no se puede entender solo como la obra final de lo último, especialmente solo de su escultura. Hay que mirar la obra en conjunto. Cuando tú ves la obra en conjunto, Ana Mercedes Hoyos creó un lenguaje muy especial, por eso que llamamos a la exposición “Desde la Ventana”, desde la cual ella ve, no solo ve el paisaje, sino que entiende un concepto de Colombia. Ella hizo una propuesta estética entre la abstracción y la figuración en donde se crea un imaginario que va desde el espacio urbano hasta el Caribe. Finalmente, yo creo que sí es un aporte muy importante de ella, el hecho de que ella sí considera que el Caribe colombiano, específicamente San Basilio de Palenque, y esas frutas, esa cultura, ese paisaje, debe ser absolutamente central del imaginario, de la cultura y de la sociedad colombiana. Allí hace algo que es único, porque en Colombia, lo negro, en la historia del arte de Colombia, no es muy presente desde lo moderno. Eso lo hace Ana Mercedes Hoyos. Ella crea un cuerpo de obra otra vez que se repite y va desde lo urbano hasta el Caribe popular, hasta la historia de la esclavitud en Colombia. Pasa desde lo figurativo a lo abstracto.
El nombre de la exhibición, “Desde la ventana”, ¿implica que el espectador ve a Ana Mercedes Hoyos desde su ventana y que, además, estamos teniendo su visión del mundo?
Creo que la ventana nos marca. Cuando tú entras a Palenque tienes una ventana marina. Hay una cosa literal, que es que la ventana es crucial en la obra de Ana Mercedes. Pero también es como uno ve y desde qué lugar ve uno. Entonces en nosotros es una ventana al mundo de Ana Mercedes, una ventana al Caribe, una ventana a la atmósfera. Está un poco ese juego que se menciona acá, pero no creo que se deba ver como literal. Yo creo que se tiene que entender que hay un marco del mundo a partir de la obra de Ana Mercedes Hoyos, que es una mirada singular.