Un lente retrospectivo sobre Cali y sus grupos de cine
Hasta el 1° de diciembre se exhibirá la muestra “Los grupos de cine en Cali: archivos revelados” en la Cinemateca de Bogotá, un recorrido por el surgimiento del movimiento artístico y cultural que formó y fomentó el quehacer cinematográfico en el país.
Andrea Jaramillo Caro
Mateo Medina Escobar
En las décadas de 1960 y 1970, un grupo de amigos y conocidos, conocedores y amantes del cine, desencadenaron lo que hoy conocemos como el Grupo de Cali. Por esa época no había nombre, eran tan solo hombres y mujeres interesados en el séptimo arte que se reunían alrededor de las cintas. Allí le dieron inicio al Cineclub de Cali, más adelante a revistas como Ojo al cine y después a un equipo de realizadores que produjo con éxito algunos de los cortometrajes y largometrajes más reconocidos de la época en la cinematografía nacional.
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En las décadas de 1960 y 1970, un grupo de amigos y conocidos, conocedores y amantes del cine, desencadenaron lo que hoy conocemos como el Grupo de Cali. Por esa época no había nombre, eran tan solo hombres y mujeres interesados en el séptimo arte que se reunían alrededor de las cintas. Allí le dieron inicio al Cineclub de Cali, más adelante a revistas como Ojo al cine y después a un equipo de realizadores que produjo con éxito algunos de los cortometrajes y largometrajes más reconocidos de la época en la cinematografía nacional.
De esas décadas de amistad y camaradería quedaron más que los productos audiovisuales y las historias. Los sobrevivieron cartas, fotografías, artículos de periódico, dibujos, claquetas y hasta una máquina de escribir. Cada uno de esos objetos carga recuerdos y los nombres de personajes como Carlos Mayolo, Andrés Caicedo, Luis Ospina, Patricia Restrepo, Hernando Guerrero y muchos otros que dejaron un legado reunido en la Cinemateca de Bogotá y que, actualmente, se exhibe en una muestra titulada “Los grupos de cine en Cali: archivos revelados”.
En 2018, la Cinemateca de Bogotá recibió una colección de archivos del cineasta Carlos Mayolo, fallecido 11 años antes. Por la misma época, Luis Ospina, que murió al año siguiente, decidió donar parte de la historia del cine que llevaba con él. “Tenemos más de 6.000 recursos, entre premios, cartas, escritos, guiones y mucho material alrededor de él”, dijo el director de la Cinemateca, Ricardo Cantor, sobre la colección que ahora exponen.
Llegó la pandemia y aquellos archivos quedaron resguardados, hasta que en 2022 la hermana de Andrés Caicedo, Rosario, expresó su deseo de que la Cinemateca tuviera también varios archivos y elementos personales del escritor, como su máquina de escribir y sus discos de vinilo. Ya con los elementos de las tres grandes figuras del Grupo de Cali, los miembros de la institución invitaron a Katia González, investigadora y gestora cultural, para que hiciera la curaduría de la muestra.
“La exposición le hace un homenaje a la amistad, al hecho de ser grupo. Una cosa que tuve muy presente al seleccionar los documentos es cuándo y de dónde es el grupo. Cuando revisaba cartas, fotografías, postales y tarjetas quería ver dónde sentía que se estaban reuniendo por algo. Generalmente, era porque había ideas para contar en el cine, o como lo decía Luis Ospina en su película, ‘Todo comenzó por el fin’, porque el trabajo y la rumba eran para ellos una frontera porosa. Se trabajaba para rumbear y se rumbeaba para trabajar”, explicó González en entrevista para El Espectador.
Más allá de la amistad, la muestra también hace énfasis en la formación en cine y en las mujeres que fueron parte de esta historia, como Karen Lamassonne, Elsa Vásquez y María Mercedes Vásquez. Entre los títulos de Agarrando pueblo, Oiga vea, Pura sangre, Carne de tu carne, La mansión de Araucaima, entre otros, González exploró cómo estas personas y los grupos que crearon alrededor del cine marcaron la historia audiovisual del país.
La muestra, que se divide en cuatro secciones como las cuatro palabras de la ciudad de Cali, cuenta con un apartado dedicado a las mujeres que formaron parte del grupo. Caliwood Women “son mujeres autónomas, libres, y que fueron artífices de sus propios oficios, porque el cine se hace de eso, de oficios del cine”, dijo González.
Las imágenes, los textos y los elementos de la exposición, junto a una línea de tiempo, hacen un recorrido por la historia de estos amantes del cine, que, de discutirlo y comunicarlo, pasaron a hacerlo. Ramiro Arbeláez, docente, historiador y uno de los directores del Cineclub, llegó primero al grupo de la mano del teatro y de Andrés Caicedo. “Él me vio actuar y me pidió que lo acompañara en unas obras de teatro que estaba escribiendo. Empecé a hacer teatro con él desde 1966, cuando estaba en tercero de bachillerato y él en cuarto”, recordó.
Arbeláez presenció la creación del Cineclub de Cali y quedó a cargo de este cuando Caicedo viajó a Estados Unidos para tratar de vender sus guiones y hacer películas junto al productor Roger Corman. El docente recordó cuando, nuevamente, tuvo que asumir el Cineclub tras la muerte de Caicedo. “Uno sabía qué podía suceder porque él mismo hablaba de un acercamiento a la muerte al que le iba perdiendo el miedo, pero nunca creímos que eso se fuera a dar de esa manera. Cuando llegó su muerte, para mí no fue una sorpresa, fue solo dolor. Hubo (hay) un trauma en el grupo”.
La muerte de Andrés Caicedo significó un antes y un después. De acuerdo con Arbeláez, esa pérdida hizo que el grupo pasara de un período más académico, de escritura e investigación, a uno de creación y producción audiovisual, aquel momento conocido como “Caliwood”. Para el historiador, una cosa fueron los cineclubes y cómo estos impactaron a una generación, y otra cosa fueron las películas que algunos de los integrantes de esos espacios comenzaron a crear.
La curadora comentó que su trabajo en esta muestra partió de una investigación previa que había comenzado años atrás. Entre un libro y una tesis doctoral se forjó el conocimiento y ojo crítico con el que González se aproximó a esta historia. “Cuando me metí en el archivo de Luis Ospina y Carlos Mayolo logré detectar ciertas cosas, debido a que ya tengo un estudio de la ciudad más allá del cine entre los 50 y los 70. Aquí tuve que meterme de lleno en los 80. Por esta razón, tengo muy claros ciertos momentos que marcaron a estas generaciones”.
Para la curadora e historiadora, uno de los elementos que la sorprendieron fue la idea paradójica que existe sobre Cali: aunque llegó a ser considerada como una de las ciudades más violentas, González prefirió ver a la capital vallecaucana como una confluencia de caminos y de personas que se reunieron a crear. Aunque la historia de los grupos de Cali se exploró en esta exposición, Katia González aseguró que habría que revisar los entornos de otras ciudades colombianas para conocer los procesos que atravesaron.