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Los barrios periféricos de Medellín contaban con los ojos, la imaginación y la genialidad de Ramírez, un poeta que se dedicó a narrarlos. Las historias ocurridas en aquellos sitios, fueron la constante para este hombre que nunca se reconoció como escritor, pues decía que sus textos se debían a un “ejercicio personal sin mayores pretensiones”.
Nació en 1948, en el corregimiento de Sevilla, Ebéjico. El primer texto que publicó lo hizo bajo la tutela de Carlos Castro Saavedra. Desde que inició, se supo que sería un poeta que rompería con los manuales impuestos y las cantinas de luces fosforesentes, las fábricas de confecciones y los inquilinatos fueron los lugares en los que inspiró sus obras, dándoles voz a los obreros y las prostitutas que represetaban la vida en aquellos lugares.
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Ramírez era reacio a las entrevistas y el exceso de atención. Le decían el poeta del éxodo, porque el lenguaje de los jóvenes que sobresalían en sus textos daban cuenta de su búsqueda en la ciudad de Medellín intentando hallar lo que en el campo no encontraban, lo que allá no se veía, lo que desconocían. Sus textos ayudaron a otros artistas a sumergirse en las entrañas de una ciudad que guarda historias luminosas, pero también oscuras y hostiles.
Sus intenciones por ser invisible fracasaron en muchas ocasiones, sobre todo cuando comenzó a ser el faro de muchos que no veían y se perdían entre la realidad de una ciudad fracturada. Creía en la juventud, sobre todo en la popular, porque la tenacidad de su gente le demostró que a pesar del hambre, su voluntad y fuerza eran invencibles. Se inspiró en ellos, en los que a diario veía perserverando.
Rainaldo Spitaletta publicó en su cuenta de Twitter la noticia del fallecimiento, aclarando que para él, Helí aún vive
Me dice la voz del viento (y la de una muchacha que me puso anoche un mensaje) que el jueves pasado murió el poeta del barrio, Helí Ramírez, el de "Golosina de sal" y "En la parta alta abajo". No ha muerto. Está en sus poemarios, en su actitud alejada de capillas... Helí vive. pic.twitter.com/aT3GLmwxcv
— Reinaldo Spitaletta (@ProfeSpitaletta) February 27, 2019
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Las cenizas del escritor fueron esparcidas por su hermano Jorge, en un sector que el poeta ya había seleccionado por el sector de Arboletes, en Medellín.