Federico García Lorca en cinco poemas
Uno de los autores más destacados de España en el siglo XX falleció hoy hace 86 años, cuando fue fusilado a causa de la Guerra Civil que se estaba desatando por ese momento. Acá cinco extractos de su obra como homenaje a su legado.
Nació en Fuente Vaqueros de la provincia de Granada, España en 1898. Estudió en las escuelas de Filosofía, Letras y Derecho. Gran amigo de personajes como Salvador Dalí, Luis Buñuel y Manuel de Falla.
(Le puede interesar: Museo de la Biblia busca adquirir el Mosaico de Megido; arqueólogos no están a favor)
Fue poeta, escritor y dramaturgo, que a la edad de 38 años fue fusilado a inicios de la Guerra Civil en España, entre el 18 y 19 de agosto de 1936. Su cuerpo no ha sido encontrado aún, y se cree que se encuentra en una fosa común cerca de su provincia en Granada.
Fue el autor detrás de obras teatrales como “Bodas de sangre” (1933), “Doña Rosita la soltera” (1935), “La zapatera prodigiosa” (1930) y “La casa de Bernarda Alba” (1945), que fue publicada y presentada después de su muerte.
La obra de Federico García Lorca ha sido catalogada como una de las más influyentes de España y de la literatura universal del siglo XX, abarcaba temáticas como el amor, la esterilidad, la muerte, la infancia y la denuncia social. En una de sus últimas entrevistas en La Gaceta Literaria de Madrid en 1931, se refirió a este último punto: “ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío... del morisco que todos llevamos dentro.”
A continuación, cinco de sus poemas en conmemoración del aniversario 87 de su muerte:
Romance de la luna, luna (Romancero Gitano)
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
Malagueña (Poema de cante jondo)
La muerte
entra y sale
de la taberna.
Pasan los caballos negros
y gente siniestra
por los hondos caminos
de la guitarra.
Y hay un olor a sal
y a sangre de hembra,
en los nardos febriles
de la marina.
Y la muerte
entra y sale
y sale y entra
la muerte
de la taberna.
La Aurora (Poeta en Nueva York)
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencias sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidos de un naufragio de sangre.
Mariposa del aire
Mariposa del aire,
qué hermosa eres,
mariposa del aire
dorada y verde.
Luz del candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
No te quieres parar,
pararte no quieres.
Mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
¡Quédate ahí!
Mariposa, ¿estás ahí?
Nació en Fuente Vaqueros de la provincia de Granada, España en 1898. Estudió en las escuelas de Filosofía, Letras y Derecho. Gran amigo de personajes como Salvador Dalí, Luis Buñuel y Manuel de Falla.
(Le puede interesar: Museo de la Biblia busca adquirir el Mosaico de Megido; arqueólogos no están a favor)
Fue poeta, escritor y dramaturgo, que a la edad de 38 años fue fusilado a inicios de la Guerra Civil en España, entre el 18 y 19 de agosto de 1936. Su cuerpo no ha sido encontrado aún, y se cree que se encuentra en una fosa común cerca de su provincia en Granada.
Fue el autor detrás de obras teatrales como “Bodas de sangre” (1933), “Doña Rosita la soltera” (1935), “La zapatera prodigiosa” (1930) y “La casa de Bernarda Alba” (1945), que fue publicada y presentada después de su muerte.
La obra de Federico García Lorca ha sido catalogada como una de las más influyentes de España y de la literatura universal del siglo XX, abarcaba temáticas como el amor, la esterilidad, la muerte, la infancia y la denuncia social. En una de sus últimas entrevistas en La Gaceta Literaria de Madrid en 1931, se refirió a este último punto: “ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío... del morisco que todos llevamos dentro.”
A continuación, cinco de sus poemas en conmemoración del aniversario 87 de su muerte:
Romance de la luna, luna (Romancero Gitano)
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
Malagueña (Poema de cante jondo)
La muerte
entra y sale
de la taberna.
Pasan los caballos negros
y gente siniestra
por los hondos caminos
de la guitarra.
Y hay un olor a sal
y a sangre de hembra,
en los nardos febriles
de la marina.
Y la muerte
entra y sale
y sale y entra
la muerte
de la taberna.
La Aurora (Poeta en Nueva York)
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencias sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidos de un naufragio de sangre.
Mariposa del aire
Mariposa del aire,
qué hermosa eres,
mariposa del aire
dorada y verde.
Luz del candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
No te quieres parar,
pararte no quieres.
Mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
¡Quédate ahí!
Mariposa, ¿estás ahí?