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Las razones por las que una persona se conmueve con un libro son infinitas y subjetivas. Eso es lo que el pódcast “El refugio de los tocados” busca explorar en cada uno de sus capítulos: los motivos por los que un ser humano queda prendido de alguna frase o de alguna historia, para después preguntarle por qué esas líneas lo tocaron y qué pasó luego de ese encuentro con la obra.
El segundo capítulo de este pódcast lo protagonizó Fernando Araújo Vélez, editor del Magazín cultural de El Espectador y escritor de los libros “Pena máxima”, “No era fútbol, era fraude”, y las novelas “Y por favor, miénteme” y “Aunque me muera a la izquierda”. Este proyecto, presentado por la periodista Laura Camila Arévalo Domínguez, tiene una dinámica sencilla: el invitado elige una obra literaria y sobre ese libro se desprenderá una conversación que, además, tendrá el objetivo de conocer más del entrevistado.
Lo invitamos a escuchar el primer episodio de “El refugio de los tocados”, en el que Nicolás Montero, secretario de Cultura de Bogotá, habla sobre “Bartleby, el escribiente”:
Araújo Vélez eligió “Demian”, del escritor alemán Herman Hesse, una novela en la que las posibilidades de la libertad se materializan en nostalgia, melancolía y padecimiento, pero también en oxígeno, luz y texturas. En este libro se descubre que la real libertad no se experimenta en un mundo binario y, sobre todo, que no necesariamente conduce hacia un horizonte despejado y cómodo.
“‘Demian’ fue esa mirada de origen, una de las primeras piedras y tal vez la que más duro me dio en los tiempos de adolescencia porque decía cosas que jamás había oído y que eran totalmente contrarias a lo que me habían enseñado como, por ejemplo, que Caín era un marcado por su valor y que Abel era un débil. Ahí comencé a mirar la historia y la vida de otra manera. Me impactaron muchas frases, me marcaron y me dejaron pensando. Y obviamente este libro me llevó a otros autores que leí mucho tiempo después como Nietzsche. ‘Demian’ fue una mirada original y una puñalada contra todo lo que veía, lo que había vivido y lo que me habían dicho”, dijo Araújo durante la conversación.
No es casual que este texto se inicie con una anécdota sobre Dios y la fe: la religión atraviesa este libro a medida que su personaje principal, Sinclaire, va creciendo y dándose cuenta de que ignorar sus pulsiones más profundas será imposible. Él, que nació en el lado correcto del mundo –según sus creencias de la niñez- creció amando el orden, la limpieza exterior e interior, las paredes impolutas que reflejaban la rectitud de su ambiente y la sensación de que él, bendecido por las circunstancias y elegido por Dios para probar de la dicha en la Tierra, era de los buenos, de los pulcros, de los iluminados. Y a pesar de la comodidad que sentía bajo el refugio puro y casto que encontraba en su casa, comenzó a fijarse en la otra mitad que, además, convivía con él: el mundo de los sirvientes, los sonidos bruscos que producían y la atractiva oscuridad que sobresalía en sus conversaciones.
La conversación sobre este libro y las razones por las que Araújo Vélez se conmovió, contiene reflexiones sobre la voluntad, la educación, la necesidad de aprobación y la importancia de la conversación. “Hablemos. Volvamos a conversar. Detrás de una gran conversación siempre habrá frases que te dejarán pensando. Hablemos de Herman Hesse. Seamos insoportables hablando de Herman Hesse. Seamos insoportables para los que solamente quieren clics”, concluyó el escritor y periodista.
Cada quince días se publicará un capítulo de “El refugio de los tocados” en el que el invitado, a partir de su gusto por la obra elegida, se descubrirá ante los pilares en aquel libro, pero, sobre todo, se confrontará a temas humanos y esenciales: la existencia, el bien y el mal, lo bueno y lo malo, etc. Será un pódcast de literatura que, poniendo en el centro a los libros, explorará la vida de sus entrevistados. Lo invitamos a seguirlo en Spotify o en su plataforma de audio favorita.