Curiosidad por lo que pasó, por los que ya no están
¿La historia se repite? Algunos piensan que no. Otros dicen que sí y que por eso es necesario saber qué pasó. Revisar el pasado para entender el presente y preguntarnos por las decisiones de los que ya no están, la oferta del Festival Internacional de Historia de Villa de Leyva.
Laura Camila Arévalo Domínguez
La historiadora María Teresa Calderón dice que la frase “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla” es un lugar común. Según ella, la historia no se repite: es fruto de temas estructurales que tienen que ver con la coyuntura, las contingencias, etc. “El pasado no se puede reconstruir, pero sí nos deja unos indicios y, a partir de nuestro presente, los historiadores revisamos ese pasado para contestar a las preguntas que nos plantea el ahora. Un historiador muy importante, fundador de Los Annales, la gran escuela francesa, lo dijo de una manera muy linda: ‘Los historiadores preguntamos desde la vida al mundo de la muerte’”, contó Calderón, quien también fue directora del Centro de Estudios en Historia (Cehis) de la Universidad Externado de Colombia.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
La historiadora María Teresa Calderón dice que la frase “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla” es un lugar común. Según ella, la historia no se repite: es fruto de temas estructurales que tienen que ver con la coyuntura, las contingencias, etc. “El pasado no se puede reconstruir, pero sí nos deja unos indicios y, a partir de nuestro presente, los historiadores revisamos ese pasado para contestar a las preguntas que nos plantea el ahora. Un historiador muy importante, fundador de Los Annales, la gran escuela francesa, lo dijo de una manera muy linda: ‘Los historiadores preguntamos desde la vida al mundo de la muerte’”, contó Calderón, quien también fue directora del Centro de Estudios en Historia (Cehis) de la Universidad Externado de Colombia.
Gustavo López, presidente del Festival Internacional de Historia de Villa de Leyva, no está de acuerdo. Para él, la frase sí tiene fundamento: entiende la historia como la plataforma que permite abordar el presente para proyectar el futuro y sostiene que revisar hechos pasados da pistas para revisar qué fue lo que la humanidad, en circunstancias relativamente similares, dejó de hacer o, por el contrario, hizo bien o a tiempo. A qué actos, giros o decisiones se les atribuyen las grandes pérdidas o evoluciones del curso de nuestra historia.
Hace varios meses, Calderón lanzó el libro Aquella república necesaria e imposible, en el que explica cómo se desató una crisis a partir de los mismos mecanismos jurídicos que existían en la Constitución de 1821-1832 en Colombia, y logró hacerlo después de diez años de exploración en archivos donde encontró que lo que realmente ocurrió no tuvo nada que ver con la narrativa tradicional que a ella le habían contado en el colegio. Su libro es un análisis de un proceso de crisis política que, según sus hallazgos, había suscitado muy poco interés por parte de los historiadores aquí y fuera del país. Contó que una de las grandes dificultades que tuvo para estudiar esta época fue que nadie sabía qué había pasado exactamente ni dónde.
Le recomendamos: Abraham Maslow, el psicólogo que creyó en el potencial del ser humano (III)
Y después de su búsqueda, Calderón descubrió que, por ejemplo, la violencia no tuvo ningún papel en la crisis de aquellos años: fue un asunto residual. Además, pudo concluir que seguimos siendo un país que tiene una cultura jurídica santanderista, es decir, que tendemos a recurrir a la ley para fracturarla. Y esto solo pudo pasar después de su inmersión en el pasado, después de su trabajo en aquellos archivos y de su curiosidad, que la convirtió en una conquistadora de nuevas verdades, más allá de la versión que le dieron en su colegio y que tiene mucho que ver con el relato de la historia patria, el cual tiene la función de crear un sentido de identidad nacional compartido. La historia crítica es otra cosa: toma distancia frente a esos relatos para reflexionar sobre el pasado y ayudar a entender el presente.
Y esa es la oferta del Festival Internacional de Historia de Villa de Leyva, que se inició en 2018 y este año regresa con una edición presencial que incluirá un homenaje al papel, reconociendo los 5.000 años de este material en la historia de la humanidad a través del papiro. Esta fiesta, dedicada a mirar hacia atrás para buscar pistas y analizar huellas, reestructuró su imagen corporativa e invirtió en mecanismos y herramientas de comunicación digitales y de nuevos formatos para llegar a públicos de todas las edades e intereses.
“Cuando hablamos de historia nos referimos a todo: música, literatura, cine, medio ambiente, etc. Y todo eso contribuye con el futuro: aprendemos lecciones sobre lo que se dejó de hacer o sobre lo que tuvo efecto. Hablaremos de cultura popular, de creencias, personajes, ciencia, tecnología, civilizaciones y pueblos. Serán temas variados porque queremos desmarcar al festival de la historia con la conquista y la reconquista”, le dijo López a El Espectador.
Le podría interesar: El rey Carlos III: “Ser o no ser”
Las charlas serán paralelas y tendrán focos diferentes como la historia del papel y su importancia a la hora de resguardar las narraciones más representativas de nuestro paso por el mundo, de nuestros cambios y nuevas formas de habitarlo, pero también sobre asuntos políticos y más particulares como la importancia del discurso presidencial, que fue un tema elegido por el comité académico del festival: son el punto de partida o “la visión de los estadistas o gobernantes de los países” que dirigirán los siguientes años de las naciones. “Más allá de las tendencias ideológicas, son la brújula del gobernante que será capaz o no de conectarse con un pueblo que se divide entre los que sí votaron por él y los que no. ¿Cómo articulará lo que será su ejercicio de gobierno? Bueno, eso es algo de lo que hablaremos en esta charla, además de entender cuál es el principal objetivo de las personas que se especializan en redactar estos discursos”, agregó el director.
El festival se dividirá en dos módulos: académico y experiencial. Para el académico no habrá requisito, pero las personas que quieran asistir, deberán comprar la boleta para la charla de su interés o un abono. Beatriz Cortázar, miembro del comité académico, señaló que “se realizarán 29 conversatorios y una plenaria a cargo de reconocidos catedráticos, académicos, historiadores, pedagogos, militares en ejercicio y gestores culturales encabezados por los historiadores españoles Ricardo del Molino y José Ángel Hernández”.
El componente experiencial estará abierto al público en general, así como a los turistas habituales del municipio. Contemplará exhibiciones de arte, muestras artísticas y folclóricas, sumadas a la oferta gastronómica.
Le sugerimos: La reina Isabel II y Winston Churchill, entre la política y la muerte
El evento también tendrá un espacio para los niños llamado “El Festivalito”, que se articulará con “Tardecitas con la Historia”, un producto que nació en la pandemia con el ánimo de fortalecer el interés por la historia durante los primeros años. Personas especializadas en contar relatos infantiles serán las encargadas de dirigir estos encuentros, que no tienen costo.
Según López, desde la primera edición del festival se determinó que la misión de formar a los asistentes en un conocimiento universal, humano y social, sería el gran enfoque de estos encuentros, que para él se han sostenido en el tiempo debido a la calidad e importancia de las conferencias.
La programación, que no se diseñó con el único objetivo de escarbar los hechos y vidas de quienes marcaron la historia de Colombia y su tránsito hasta convertirse en una nación, pretende que las personas que asistan hallen más formas de enriquecer su propia identidad, de promover los valores más valiosos que marcaron la evolución humana y de cultivar el civismo dentro del respeto a las diferencias.