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Holland, nominada al Oscar por Europa Europa (1992), un filme sobre un judío que escapaba del exterminio nazi, ha advertido del peligro de un nuevo colapso moral, ya que “los peores crímenes contra la humanidad están sucediendo ahora mismo en Europa”, el continente “de la civilización, la cultura y los derechos humanos”.
“La vacuna del Holocausto se ha evaporado y tenemos que hacer frente a un futuro que puede ser similar a lo que hemos sufrido en el pasado”, ha manifestado la directora en una rueda de prensa en la que ha pedido un minuto de silencio “por las 60.000 personas que han muerto tratando de llegar a Europa desde 2014″.
Filmada en blanco y negro, Green border se remonta a octubre de 2021, cuando el presidente bielorruso Alexander Lukashenko hizo un llamamiento engañoso que atrajo a inmigrantes de países como Siria, Afganistán, Yemen o Congo que querían llegar a Europa, prometiendo abrir su frontera con Polonia.
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Los refugiados acabaron convertidos en munición de una guerra encubierta entre ambos países, atrapados en un ciclo de expulsiones sin fin de uno a otro lado de la frontera, ha explicado la directora, que recoge esta “pesadilla” en su filme, con cuerpos literalmente lanzados, vivos o muertos, por encima del alambre de púas.
Holland ha recordado que, desde que se conoció esta crisis, el gobierno polaco creó una zona de exclusión impidiendo el acceso de medios de comunicación, organizaciones humanitarias y médicas. “Nadie protestó por ello, muy poca gente, los medios de comunicación lo aceptaron”, ha lamentado. “Tengo un gran respeto por los medios, pero después del covid parece que nos hemos resignado a renunciar a nuestra libertad a cambio de seguridad”, ha advertido.
“Los medios deberían considerar las razones por las que se limita nuestra libertad, creo que han hecho cosas bien, pero en general están siendo un poco cobardes y vagos (...), están corrompidos por la polarización o por el dinero y los mercados”.
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La película muestra el conflicto desde distintos puntos de vista, el de los demandantes de asilo que llegan a Bielorrusia atraídos por la propaganda de Lukashenko y acaban atrapados en el bosque, el de los guardias fronterizos polacos adoctrinados en que “no son personas sino armas de Putin y Lukashenko” y el de los activistas humanitarios que se topan con frustrantes limitaciones.
Holland ha recordado que el asilo es un derecho fundamental que ha ido erosionándose en los últimos años. “Europa está perdiendo sus convicciones, mientras el miedo al cambio y a perder nuestra zona de confort es utilizado por gobiernos populistas de manera muy eficiente”. También ha sido crítica con los cineastas europeos que, a su juicio, están dando la espalda a la realidad: “La ficción no está comprometida con los problemas del mundo actual”, ha apuntado.
La directora de Angry Harvest (1985) y de In darkness (2012), por las que también estuvo nominada a los Oscar, ha insistido en que su filme no es propagandístico sino que busca reflejar cómo el ser humano es capaz “de lo peor y lo mejor”.
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Green Border incluye un epílogo que muestra cómo las mismas autoridades polacas abren sus fronteras a los refugiados ucranianos al comenzar la guerra con Rusia en febrero de 2022 y recuerda que desde 2021 han muerto 49 personas en esa frontera.