Festival Grita: quince años acercando el rock a los manizaleños
En el evento, que se realizará el 15 y 16 de octubre en la capital de Caldas, participarán 18 artistas como Los Cafres, Animales Muertos y otros.
Danelys Vega Cardozo
El Festival Grita cumple quince años. Hablemos un poco de su origen.
En 2006, en Manizales empezamos a hacer el evento con un equipo organizador. Mi hermano sabía mucho de metal y un amigo de él de punk. Entonces, pensamos: “¡Qué bacano crear un festival de música!”. En ese momento se llamó Primer Encuentro Nacional de Bandas de Manizales. Como fue el primer evento, perdimos dinero, pero la gente creyó que eso podía ser algo bacano, así que decidimos hacer otro festival. La Secretaría de Cultura de esa época nos llamó y elaboramos todo el proceso para hacer algo más formal. Hasta el 2011 el festival se realizó en el Ecoparque Los Yarumos, pero como ese año tuvimos a bandas como La Pestilencia, el evento se nos desbordó: tuvimos a 7.000 personas en un parque al que le cabían 3.000. Nos dimos cuenta de que el festival se nos había crecido. El alcalde Jorge Eduardo Rojas nos llamó y nos dijo que quería apoyarnos, así que en el 2012, por primera vez, vinieron al Eje Cafetero agrupaciones como Testament y GBH; la gente no creía que eso fuera cierto; esa vez también trajimos a Fidel Nadal. A partir de ahí empezó una evolución del festival, en donde la producción y los artistas crecieron e incluso nosotros como equipo organizador también.
¿Cómo han logrado mantener esa participación de agrupaciones y artistas internacionales?
Rafael Echeverri, el director del festival, siempre ha trabajado con una disquera que le ayuda a contactar a otras. También, a través de la Red Nacionales de Festivales, quienes nos hacen recomendaciones sobre bandas. Rafael es una persona muy consciente sobre los géneros musicales que le puede gustar a la gente. Tenemos una persona del equipo organizador que vive en Los Ángeles, con quien es más fácil hacer esa etapa de conversaciones. Entonces, es buscar lo que les gusta a las personas y mirar qué agrupaciones están en gira.
¿Y por qué es importante contar con esa cuota internacional?
El festival apoya mucho la parte local y nacional, traemos bandas que no hayan tocado ese año en Manizales, con el fin de que haya una variedad. Y con respecto a la cuota internacional, a la gente le gusta ver artistas que de pronto no van a ver en el Eje Cafetero, así que nos gusta traerlos para que halen más público.
Le invitamos a leer: Santander de Quilichao: la música que silencia balas
¿Cómo el festival se ha convertido en una vitrina para agrupaciones locales?
En la Red Nacionales de Festivales tenemos un intercambio, en donde ellos nos dicen las bandas que podrían funcionar. En la parte local, intentamos aportar ese talento para que las agrupaciones puedan grabar su video o catapultarse en otros festivales, convirtiéndose así en una vitrina. El “Grita” mucha gente lo quiere ver, así que intentamos que las bandas locales sean muy profesionales, por eso hacemos convocatorias.
¿Cuál ha sido el aporte cultural del festival a los manizaleños?
El ingreso al festival es a partir de los 14 años. Lo que hacemos es que la gente joven comience a involucrase con las culturas alternativas, que conozcan el festival, que no solo es música porque tenemos otros espacios. También, trabajamos con la ciudad en la parte cultural, intentamos que conozcan otros actores que están dentro del festival y les puedan aportar para su formación. Este año, hicimos un convenio con Desarrollo Social para que los muchachos entre los 14 y 28 años, que tengan agrupaciones, se puedan presentar en el festival, como un pacto por los jóvenes. Entonces, esos son los proyectos que hacemos, que de pronto la gente no conoce, y que permite que se involucren no solo los músicos, sino también ese aspecto juvenil que a veces es olvidado.
Antes este festival se llamaba Manizales Grita Rock. ¿Por qué decidieron cambiarle el nombre?
Bueno, esa es una buena pregunta, pero es muy fácil de responder: si quiero que Herencia de Timbiquí esté en el festival, lo puedo hacer, pero cuando era Manizales Grita Rock no se podía. Alguna vez incluimos a agrupaciones que no tenían una relación directa con el rock y la gente empezó a quejarse. Esas bandas hacían parte de esos otros sonidos, pero las personas son muy radicales en ese aspecto. Entonces, pensamos en cambiar el nombre, porque así en un futuro podíamos meter a Wilfrido Vargas (obviamente no va a ser así, es solo un ejemplo). Si queremos traer a Los Petit Fellas, Superlitio o bandas que la gente dice que “es otra cosa” o fusión, pues ya no hay problema, y es interesante hacerlo.
Le recomendamos leer: Dairo Vargas: ‘Con el arte volvemos tangibles los sentimientos’
Sí, es una manera de diversificar un poco el festival; que no se quede en un solo género musical y amplíe el espectro…
Exactamente. El festival era de tres días, pero por cuestiones de presupuestos nos tocó recortar; ahora es de dos. Antes, por ejemplo, el viernes era de fusión rock, el sábado de punk y el domingo de metal. Entonces, ahora, el sábado se presentan agrupaciones de punk, hardcore, rock, fusión, ska, reggae y, el domingo, metal. La primera vez que lo hicimos estábamos preocupados porque íbamos a meter a punkeros con gente que le gusta el reggae, pero fue espectacular. De hecho, nunca hemos tenido ningún inconveniente en el festival en ese aspecto. Entonces, la idea es meter esos géneros que la gente desconoce. Por eso, ese cambio de nombre a Festival Grita permite involucrar otros géneros sin problema.
¿Cuáles han sido los principales retos que han tenido que sortear en estos años?
Todos… Uno grave es el presupuesto, de pronto el apoyo, pero el reto también es saber cuáles bandas escoger; si una agrupación internacional va a tener la suficiente acogida por parte del público, y sortear los malos comentarios que surgen de quienes intentan desprestigiarlo a uno. Creo que el desafío más grande es que el festival se pueda hacer. Hemos tenido inconvenientes en todos los festivales. El de este año lo hicimos en dos meses, cuando el Gobierno dijo: “Vamos a hacer el Grita”. Entonces, era nuestra decisión hacerlo o no, pero esto no se pueda dejar morir, así que, a pesar del estrés que pueda conllevar, buscamos todos los factores que nos puedan ayudar.
Les voy a contar una anécdota. Tiamat tocó en el festival hace aproximadamente cuatro años. Ellos tenían todo listo para venir, viajaban de viernes a sábado, pero resulta que el baterista, el dueño de la banda, no llegó al aeropuerto en Suecia, así que nadie viajó. Entonces, lo que hicimos fue llamar a la agencia de viaje, ese “chistecito” nos costó $40 millones. Son cosas que la gente no conoce, pero lo importante es cumplirle al público.
Le puede interesar: El reto de crear música con los “sonidos” del universo
El Festival Grita cumple quince años. Hablemos un poco de su origen.
En 2006, en Manizales empezamos a hacer el evento con un equipo organizador. Mi hermano sabía mucho de metal y un amigo de él de punk. Entonces, pensamos: “¡Qué bacano crear un festival de música!”. En ese momento se llamó Primer Encuentro Nacional de Bandas de Manizales. Como fue el primer evento, perdimos dinero, pero la gente creyó que eso podía ser algo bacano, así que decidimos hacer otro festival. La Secretaría de Cultura de esa época nos llamó y elaboramos todo el proceso para hacer algo más formal. Hasta el 2011 el festival se realizó en el Ecoparque Los Yarumos, pero como ese año tuvimos a bandas como La Pestilencia, el evento se nos desbordó: tuvimos a 7.000 personas en un parque al que le cabían 3.000. Nos dimos cuenta de que el festival se nos había crecido. El alcalde Jorge Eduardo Rojas nos llamó y nos dijo que quería apoyarnos, así que en el 2012, por primera vez, vinieron al Eje Cafetero agrupaciones como Testament y GBH; la gente no creía que eso fuera cierto; esa vez también trajimos a Fidel Nadal. A partir de ahí empezó una evolución del festival, en donde la producción y los artistas crecieron e incluso nosotros como equipo organizador también.
¿Cómo han logrado mantener esa participación de agrupaciones y artistas internacionales?
Rafael Echeverri, el director del festival, siempre ha trabajado con una disquera que le ayuda a contactar a otras. También, a través de la Red Nacionales de Festivales, quienes nos hacen recomendaciones sobre bandas. Rafael es una persona muy consciente sobre los géneros musicales que le puede gustar a la gente. Tenemos una persona del equipo organizador que vive en Los Ángeles, con quien es más fácil hacer esa etapa de conversaciones. Entonces, es buscar lo que les gusta a las personas y mirar qué agrupaciones están en gira.
¿Y por qué es importante contar con esa cuota internacional?
El festival apoya mucho la parte local y nacional, traemos bandas que no hayan tocado ese año en Manizales, con el fin de que haya una variedad. Y con respecto a la cuota internacional, a la gente le gusta ver artistas que de pronto no van a ver en el Eje Cafetero, así que nos gusta traerlos para que halen más público.
Le invitamos a leer: Santander de Quilichao: la música que silencia balas
¿Cómo el festival se ha convertido en una vitrina para agrupaciones locales?
En la Red Nacionales de Festivales tenemos un intercambio, en donde ellos nos dicen las bandas que podrían funcionar. En la parte local, intentamos aportar ese talento para que las agrupaciones puedan grabar su video o catapultarse en otros festivales, convirtiéndose así en una vitrina. El “Grita” mucha gente lo quiere ver, así que intentamos que las bandas locales sean muy profesionales, por eso hacemos convocatorias.
¿Cuál ha sido el aporte cultural del festival a los manizaleños?
El ingreso al festival es a partir de los 14 años. Lo que hacemos es que la gente joven comience a involucrase con las culturas alternativas, que conozcan el festival, que no solo es música porque tenemos otros espacios. También, trabajamos con la ciudad en la parte cultural, intentamos que conozcan otros actores que están dentro del festival y les puedan aportar para su formación. Este año, hicimos un convenio con Desarrollo Social para que los muchachos entre los 14 y 28 años, que tengan agrupaciones, se puedan presentar en el festival, como un pacto por los jóvenes. Entonces, esos son los proyectos que hacemos, que de pronto la gente no conoce, y que permite que se involucren no solo los músicos, sino también ese aspecto juvenil que a veces es olvidado.
Antes este festival se llamaba Manizales Grita Rock. ¿Por qué decidieron cambiarle el nombre?
Bueno, esa es una buena pregunta, pero es muy fácil de responder: si quiero que Herencia de Timbiquí esté en el festival, lo puedo hacer, pero cuando era Manizales Grita Rock no se podía. Alguna vez incluimos a agrupaciones que no tenían una relación directa con el rock y la gente empezó a quejarse. Esas bandas hacían parte de esos otros sonidos, pero las personas son muy radicales en ese aspecto. Entonces, pensamos en cambiar el nombre, porque así en un futuro podíamos meter a Wilfrido Vargas (obviamente no va a ser así, es solo un ejemplo). Si queremos traer a Los Petit Fellas, Superlitio o bandas que la gente dice que “es otra cosa” o fusión, pues ya no hay problema, y es interesante hacerlo.
Le recomendamos leer: Dairo Vargas: ‘Con el arte volvemos tangibles los sentimientos’
Sí, es una manera de diversificar un poco el festival; que no se quede en un solo género musical y amplíe el espectro…
Exactamente. El festival era de tres días, pero por cuestiones de presupuestos nos tocó recortar; ahora es de dos. Antes, por ejemplo, el viernes era de fusión rock, el sábado de punk y el domingo de metal. Entonces, ahora, el sábado se presentan agrupaciones de punk, hardcore, rock, fusión, ska, reggae y, el domingo, metal. La primera vez que lo hicimos estábamos preocupados porque íbamos a meter a punkeros con gente que le gusta el reggae, pero fue espectacular. De hecho, nunca hemos tenido ningún inconveniente en el festival en ese aspecto. Entonces, la idea es meter esos géneros que la gente desconoce. Por eso, ese cambio de nombre a Festival Grita permite involucrar otros géneros sin problema.
¿Cuáles han sido los principales retos que han tenido que sortear en estos años?
Todos… Uno grave es el presupuesto, de pronto el apoyo, pero el reto también es saber cuáles bandas escoger; si una agrupación internacional va a tener la suficiente acogida por parte del público, y sortear los malos comentarios que surgen de quienes intentan desprestigiarlo a uno. Creo que el desafío más grande es que el festival se pueda hacer. Hemos tenido inconvenientes en todos los festivales. El de este año lo hicimos en dos meses, cuando el Gobierno dijo: “Vamos a hacer el Grita”. Entonces, era nuestra decisión hacerlo o no, pero esto no se pueda dejar morir, así que, a pesar del estrés que pueda conllevar, buscamos todos los factores que nos puedan ayudar.
Les voy a contar una anécdota. Tiamat tocó en el festival hace aproximadamente cuatro años. Ellos tenían todo listo para venir, viajaban de viernes a sábado, pero resulta que el baterista, el dueño de la banda, no llegó al aeropuerto en Suecia, así que nadie viajó. Entonces, lo que hicimos fue llamar a la agencia de viaje, ese “chistecito” nos costó $40 millones. Son cosas que la gente no conoce, pero lo importante es cumplirle al público.
Le puede interesar: El reto de crear música con los “sonidos” del universo