Volver a los sitios donde se amó la vida: “La bonga” y el Festival villa del cine
El Festival Villa del cine se inauguró este 27 de septiembre en Villa de Leyva. La película inaugural fue “La bonga”, que narró el ritual de un pueblo palenquero que fue desplazado por paramilitares en 2005. Como dice la canción “Las simples cosas”, uno vuelve siempre, a los viejos sitios donde amó la vida”, pero para esta comunidad ese sitio ya no existe: el retorno es a la memoria, no al lugar.
Laura Camila Arévalo Domínguez
El 5 de abril del 2001, la comunidad palenquera de La Bonga recibió una amenaza de muerte que provocó la huida de todo el pueblo. Veinte años después, cientos de personas emprendieron un viaje simbólico por las selvas del Caribe colombiano para resucitar un pueblo que solo existe en su memoria. Y se llevaron baldes llenos de arroz crudo. Y las manos de la santa, de una de las santas en las que ellos creían y a la que ellos veneraban, se envolvieron muy bien para que no se partieran, porque debieron cargarlas con la comida. Y todo lo montaron en animales o lo cargaron en sus espaldas, brazos y cabezas: con un trapo, las mujeres caminaron con el peso de todo lo demás que comerían o beberían para reiniciar las fiestas bongueras.
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El 5 de abril del 2001, la comunidad palenquera de La Bonga recibió una amenaza de muerte que provocó la huida de todo el pueblo. Veinte años después, cientos de personas emprendieron un viaje simbólico por las selvas del Caribe colombiano para resucitar un pueblo que solo existe en su memoria. Y se llevaron baldes llenos de arroz crudo. Y las manos de la santa, de una de las santas en las que ellos creían y a la que ellos veneraban, se envolvieron muy bien para que no se partieran, porque debieron cargarlas con la comida. Y todo lo montaron en animales o lo cargaron en sus espaldas, brazos y cabezas: con un trapo, las mujeres caminaron con el peso de todo lo demás que comerían o beberían para reiniciar las fiestas bongueras.
“Como vamos pa La bonga, con apuro y afán, mis amigos son mi sombra, que lo diga Sebastían”, cantó uno de ellos. Y los demás respondieron con un coro: “este es el amor amor, el amor que me divierte, cuando estoy en la parranda no me acuerdo de la muerte”. Iban niños jugando. Iban viejos. Señores viejos que aseguraban haber pasado la edad de desarrollo: 84 años. Viejas. Mujeres mayores que dijeron sentirse orgullosas de regresar, y que prometieron fútbol, baile y oración al llegar. Jóvenes. Mujeres jóvenes que procuraron optimismo en el camino: “¿El sol? Paaaapa, no te quejes del sol. Vamos bien”.
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La película de Jarana Cine y Colectivo de Comunicaciones Kuchá Suto, fue dirigida por Sebastián Pinzón Silva y Canela Reyes, quienes capturaron las conversaciones de quienes nacieron en La bonga y ahora, al recordarla, dejan la almohada mojada de lágrimas. Salieron de ahí para cuidar la vida, pero de todas formas no pudieron conservarla, no como se percibe en la memoria: que ahora quieren volver para recordar cómo pasaban los días, que quieren esa felicidad. Que no es que ya no sean felices, pero quieren volver a sentir esa felicidad, la de La bonga, el hogar que fueron obligados a abandonar.
En el trayecto, no solo retornaron los habitantes. También regresó Santa Rosa de Lima, una santa católica terciaria dominica que fue canonizada por el papa Clemente X en 1671. A ella también le bajaron de su altar y ella también celebró con la banda de unos jóvenes vestidos con camisa blanca para mostrarle su respeto mientras la llevaron en sus hombros. “Hombee, Colombia, hasta tus plantas son venenosas”, dijo uno de ellos, lamentándose con gracia por un sentimiento colombiano: a pesar de todo, yo te quiero, tierra extraña, tierra encantadora, tierra tóxica.
La amenaza decía: “A todos los moradores de este caserío, tienen 40 horas para que desalojen. De no hacerlo nos veremos obligados a sacarlos nosotros mismos. Autodefensas campesinas. Nuestra organización no miente. Fuera sapos guerrilleros, muerte a guerrilleros y a todos los que les colaboran”.
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A causa de ella, los bongueros acumularon más de 20 años sin bailar. En medio de su retorno simbólico, alguien se pregunta: “Ay, Dios mío, ¿será que yo si regreso?”, tratando de convencerse de que no es mentira, de que sí está regresando. Pero sí es mentira: La bonga ya no existe y las cosas cambiaron tanto... “Una parte de la comunidad cogió para Palenque, otra para Cartagena y nosotros nos fuimos para San Pablo”, cuenta uno de los que, simbólicamente, vuelven a ese sitio ubicado en el departamento de Bolívar, pero que ya no está. El retorno es a la memoria, no al lugar.
Festival Villa del cine de Villa de Leyva
La 9ª. edición “Cuna de Ofrendas” tendrá programación hasta el próximo 1 de octubre en Villa de Leyva, que por estos días se convertirá en una plataforma para celebrar el cine de los nuevos realizadores.
Según sus organizadores, se recibieron más de 800 películas, entre largometrajes, cortometrajes y nuevos formatos, los profesionales encargados de la curaduría del festival, seleccionaron un total de 50 filmes, cinco por cada una de las diez Selecciones Oficiales, los cuales competirán por llevarse como ganadores de su categoría la estatuilla del “Tunjo”, galardón que se entrega año a año y que representa uno de los regalos que ofrendaban los indígenas de la cultura Muisca en momentos muy importantes, a sus lagunas sagradas.
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Las personas que asistan al festival podrán disfrutar de 20 películas en exhibición, además de las que están en competencia. También habrá talleres, lanzamientos, proyecciones, materclasses, entrevistas a cineastas y foros. Cada una de estas actividades se llevarán a cabo en en las plazas, teatros, galerías, y claustros religiosos del municipio.
La gala inaugural se realizó este 27 y estuvo a cargo de la Sinfónica de Niños de Villa de Leyva, quienes junto con MUCINE, crearon la banda sonora del cortometraje BOA, del director Nicolás Eduardo Parra, ganador del Mejor Cortometraje Nacional en 2022.