Fiesta y cosecha de poesía en Pereira
En la capital del departamento de Risaralda se inauguró una programación de seis días de poesía con el Festival Luna de Locos, que culminará el próximo 3 de septiembre.
John Harold Giraldo Herrera
A la que llaman la querendona, trasnochadora y morena, ciudad en sus fiestas de aniversario (159 años) de la cosecha, por aquello del café, también continúa sembrando y recogiendo bellas letras.
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A la que llaman la querendona, trasnochadora y morena, ciudad en sus fiestas de aniversario (159 años) de la cosecha, por aquello del café, también continúa sembrando y recogiendo bellas letras.
El Festival de Poesía Luna de locos se inauguró con un concierto de Victoria Sur en el centro cultural Lucy Tejada y contó con la presencia de ocho de los 40 poetas invitados que estarán durante los seis días por sitios emblemáticos de la ciudad. Adicional, habrá lecturas y talleres de poesía en colegios que tendrán como enfoque el lema “La poesía vuelve al salón de clases”. Giovanny Gómez, su fundador, continúa vivo en un festival que expone y motiva el amor a la cultura y demás expresiones que él denominó como portadoras de alas.
Gómez dejó una huella incalculable en el mundo artístico y literario de los pereiranos. Era una persona excepcional en su trabajo, incansable en su labor, tanto así, que hasta el último día de su vida no dejó de fabricar gestiones para acercar a las personas al cine, la literatura y el arte en general. Su pasión por la escritura y el amor a la poesía lo llevó a hacer realidad el sueño de muchos: crear un festival de poesía hecho a pulso pereirano que terminó por ampliar las puertas de esta trasnochadora y morena ante los ojos expectantes de artistas, escritores y poetas de talla local, nacional e internacional.
Ahora completa sus 16 ediciones, donde el café ya no es solo el símbolo, sino también la cosecha de letras. Hay tantas, que en varios festivales han lanzado poesía del Viaducto, el puente que una a la ciudad de Pereira con Dosquebradas.
La infancia de Gómez, como la de miles de colombianos, fue difícil en sus primeros años: su padre tenía problemas de alcohol y adicción a sustancias psicoactivas; Luz Dary Gil (hoy una de las que continúa el festival) fue madre cabeza de hogar y por eso llegaron a Pereira con la ilusión de mejores y mayores oportunidades. Un eslogan que ha hecho carrera en esta ciudad es “La ciudad sin puertas”, que ha ido acogiendo e hibridando a los que convivimos en este territorio.
Desde pequeños, Gómez y sus hermanos fueron persistentes y tercos cuando se trató de lograr sus metas e ilusiones. La cultura los salvó, como a otros que hoy dicen que la poesía y la lectura, como el arte, les concede las ventanas y los mundos que se niegan en la realidad.
El gestor y fundador de este festival se inició en el mundo de la poesía gracias al amor: cuando trabajó como empacador en los supermercados de Comfamiliar se enamoró de una niña llamada Mireya y le compuso un poema, en ese entonces tenía alrededor de 13 años. Con ese mismo texto participó en un concurso de poesía del diario La Tarde (ya clausurado) y ocupó el segundo lugar. Pasados los años, y estudiando en la Universidad Tecnológica de Pereira, incursionó en unos de los concursos de poesía del alma máter y también quedó en segundo lugar. Estos primeros pasos fueron los que lo animaron a seguir en el camino de la escritura.
Fue escritor y poeta, pero además un hombre sensible, sobre todo si se trataba de temas sociales. Veía películas y disfrutaba de la salsa, uno de sus géneros predilectos, incluso le dedicó un poema a Héctor Lavoe. Le encantaba conducir y ver la naturaleza.
Luna de locos comenzó en el Planetario de la Universidad Tecnológica de Pereira, junto con algunos poetas que lo acompañaron a cielo abierto. Se emprendió un camino con profunda entrega por el mundo de los sentidos a través de las letras.
El próximo 31 de agosto, la universidad tendrá lecturas con los invitados, profesoras y profesores, estudiantes del programa de literatura y lengua castellana, como una forma de combinar los talentos de quienes cuentan con una trayectoria y los que la inician. Gómez siempre confió en que el festival pudiera sembrar la semilla de la poesía en niños y jóvenes.
Sacar la literatura del aula y lograr que no solo se estudiara como un simple acto inerte. Para él, la poesía era vida y emoción que se juntaban en las esquinas de los barrios, los colegios o en el vibrar de los encuentros en los parques. A esos lugares siguen asistiendo los poetas invitados para compartir sus creaciones y estimular un ideario de mundos posibles.
Gómez hizo de la poesía un ritual que anualmente se presenció bajo los brazos de un árbol que abrigaba las letras flotantes ante la profunda noche. Lo bautizó como “el árbol de los poetas”, ubicado en el parque Olaya Herrera, uno de los espacios culturales más reconocidos de la capital del departamento de Risaralda. El 3 de septiembre, 20 poetas compartirán con el público en este simbólico territorio.
Hasta sus últimos días Gómez habló con muchas personas. Siempre fue abierto a la gente. Fue receptivo y escuchó atentamente. Siempre estuvo dispuesto a conversar y compartir, a pesar de su ardua labor y de tener que sobrellevar una feria con más de 40 invitados.
Pereira cosecha artistas, escritores y creadores que ahora se juntan para seis días de poesía escrita, discutida y compartida por invitados de India, Cuba, España, Bolivia, Estados Unidos, entre otros países, además de los autores colombianos. Luna de locos es, entonces, otra forma de festejar sus fiestas de aniversario.
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