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                                                                                                                                Cápsulas de filosofía para entender el amor: desde Platón hasta Frankfurt

                                                                                                                                Para Platón, el amor podría ser la búsqueda eterna de volvernos a sentir completos; para Cioran, un engaño ante lo inevitable. Tomando San Valentín como excusa, exploramos algunos de los conceptos filosóficos alrededor del amor.

                                                                                                                                Daniela Cristancho

                                                                                                                                Periodista sección Política
                                                                                                                                Spinoza definía el amor como "una alegría acompañada por la idea de una causa exterior".
                                                                                                                                Foto: Getty Images/iStockphoto - Benjavisa
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Le recomendamos: Diálogos del Magazín: el amor visto desde la neurología y la literatura

                                                                                                                                A partir del argumento expuesto por Platón podemos entender el amor como una tendencia intrínseca a la humanidad: la búsqueda del sentido de completitud que nos fue arrebatado por los dioses. “Amor es, en consecuencia, el nombre para el deseo y la persecución de esa integridad. Antes, como digo, éramos uno, pero ahora, por nuestra iniquidad, hemos sido separados por la divinidad, como los arcadios por los lacedemonios”. Los discursos expuestos en “El banquete” forman parte de los primeros textos que se conocen de la filosofía sobre el amor en Occidente. Porque el amor, como parte de la experiencia humana, ha sido un tema central en la discusión filosófica. ¿Qué es el amor? O, mejor aún, ¿por qué y para qué amamos?

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Le podría interesar: “El amor líquido”, un concepto en vigencia

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                                                                                                                                Y aunque no sintió la necesidad de refutar a sus antecesores, después de Schopenhauer vendrían muchos otros autores a tratar de entender el amor desde la filosofía. Poco después, el existencialista Søren Kierkegaard escribiría “Las obras del amor. Meditaciones cristianas en forma de discursos”. En este, el danés se enfocaría en explorar uno de los cuatro tipos de amor que ya habían tipificado los griegos: eros, storgé, philia y ágape. Al concentrarse en este último desde la cristiandad, el filósofo asegura que se trata de la forma del amor puro e incondicional, el amor que se siente entre los humanos y las deidades.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Kierkegaard hace énfasis en la importancia de que el amor tenga vocación de perpetuidad. “No es la desgracia la que hace desesperar a un ser humano, sino que le falte lo eterno. Desesperación significa que falta lo eterno”, asegura. “Cualquier otro amor, ya sea el que humanamente se marchita pronto y se altera, o el que amorosamente se conserva durante un tiempo, sigue siendo transitorio; solo florece. Esta es precisamente su debilidad y su tragedia, tanto si florece durante una hora como si lo hace durante 70 años: solo florece; pero el amor cristiano es eterno”.

                                                                                                                                Le podría interesar: Javier Cinchilla: “Escribir me ha dado madurez mental”

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                                                                                                                                Para unos, el amor constituye el antídoto ante la desesperación por lo perecedero. El amor como salvavidas. Para otros, como Emil Cioran, el amor es incapaz de actuar como una cura real. El amor no nos salva de la muerte ni de nada que la anteceda. Así lo asegura en “Breviario de podredumbre”: “El amor se acerca, el amor llena los años. Pero los ojos escapan por las fisuras de su infinito tarado hacia otra cosa. La dolorosa curiosidad condensa el tiempo por el que nos arrastramos hacia el fin. Los instantes se espesan: el tiempo denso de la muerte... Y como a través de los calveros del amor descubrimos la lobreguez final, el enamoramiento oculta un equívoco que transforma la pasión en pútridos temblores. Una eternidad donde se divierten los gusanos es el equívoco de los amores. El amor no nos puede curar de lo otro”. Para el rumano, quien vivió “amores que nacieron muriéndose”, el amor crece en la banalidad y “disminuye en los momentos de lucidez de la inteligencia”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En la filosofía contemporánea se encuentran también otras definiciones. Por ejemplo, el concepto planteado por el estadounidense Harry Frankfurt en “The Reasons of Love”: el amor es la fuente de fines últimos. El amor se constituye como la directriz de los fines que tienen valor en sí mismos, aquellos que nos indican cómo debemos vivir. Para este filósofo, la clave de la vida plena es perseguir aquellos designios que dicta el corazón. De esta manera, de acuerdo con Frankfurt, el amor más puro no es objeto de nuestra voluntad, es una configuración de esta. Son los amores irrenunciables.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Frankfurt da cuatro características que tendría el amor: la preocupación desinteresada por el bien amado, un interés personal y subjetivo por el ser amado, una identificación con los intereses del otro y la implicación de limitar la voluntad. Y esto último es interesante, como lo resalta David Zuluaga, cocreador del pódcast “Urbi et Orbi” y doctor en Filosofía. Amar hace que ciertas posibilidades dejen de existir, así que, si se entiende la libertad como número de posibilidades, el amor reduce la libertad. Pero también es, desde el punto de vista de Zuluaga, liberador, en la medida en que el amor trae certezas. “El estar de lleno en algo, alma, vida y sombrero. Nuestras vidas las experimentamos como dignas de ser vividas porque hay cosas que amamos de esa manera: irrenunciable, absoluta, inclaudicable, allende a todo cuestionamiento, porque hemos tomado partido de manera radical”, asegura Zuluaga.

                                                                                                                                Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖

                                                                                                                                Spinoza definía el amor como "una alegría acompañada por la idea de una causa exterior".
                                                                                                                                Foto: Getty Images/iStockphoto - Benjavisa
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Le recomendamos: Diálogos del Magazín: el amor visto desde la neurología y la literatura

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Para unos, el amor constituye el antídoto ante la desesperación por lo perecedero. El amor como salvavidas. Para otros, como Emil Cioran, el amor es incapaz de actuar como una cura real. El amor no nos salva de la muerte ni de nada que la anteceda. Así lo asegura en “Breviario de podredumbre”: “El amor se acerca, el amor llena los años. Pero los ojos escapan por las fisuras de su infinito tarado hacia otra cosa. La dolorosa curiosidad condensa el tiempo por el que nos arrastramos hacia el fin. Los instantes se espesan: el tiempo denso de la muerte... Y como a través de los calveros del amor descubrimos la lobreguez final, el enamoramiento oculta un equívoco que transforma la pasión en pútridos temblores. Una eternidad donde se divierten los gusanos es el equívoco de los amores. El amor no nos puede curar de lo otro”. Para el rumano, quien vivió “amores que nacieron muriéndose”, el amor crece en la banalidad y “disminuye en los momentos de lucidez de la inteligencia”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En la filosofía contemporánea se encuentran también otras definiciones. Por ejemplo, el concepto planteado por el estadounidense Harry Frankfurt en “The Reasons of Love”: el amor es la fuente de fines últimos. El amor se constituye como la directriz de los fines que tienen valor en sí mismos, aquellos que nos indican cómo debemos vivir. Para este filósofo, la clave de la vida plena es perseguir aquellos designios que dicta el corazón. De esta manera, de acuerdo con Frankfurt, el amor más puro no es objeto de nuestra voluntad, es una configuración de esta. Son los amores irrenunciables.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Frankfurt da cuatro características que tendría el amor: la preocupación desinteresada por el bien amado, un interés personal y subjetivo por el ser amado, una identificación con los intereses del otro y la implicación de limitar la voluntad. Y esto último es interesante, como lo resalta David Zuluaga, cocreador del pódcast “Urbi et Orbi” y doctor en Filosofía. Amar hace que ciertas posibilidades dejen de existir, así que, si se entiende la libertad como número de posibilidades, el amor reduce la libertad. Pero también es, desde el punto de vista de Zuluaga, liberador, en la medida en que el amor trae certezas. “El estar de lleno en algo, alma, vida y sombrero. Nuestras vidas las experimentamos como dignas de ser vividas porque hay cosas que amamos de esa manera: irrenunciable, absoluta, inclaudicable, allende a todo cuestionamiento, porque hemos tomado partido de manera radical”, asegura Zuluaga.

                                                                                                                                Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖

                                                                                                                                Por Daniela Cristancho

                                                                                                                                Periodista y politóloga de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en resolución de conflictos e investigación para la paz.@danielacsidcristancho@elespectador.com
                                                                                                                                Ver todas las noticias
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