Florence Thomas recibió la Orden al Mérito de la República de Colombia
La escritora y periodista fue galardonada por sus años de trabajo en pro del movimiento feminista y los derechos de la mujer.
Cuando Florence Thomas llegó a Colombia no se autodenominaba feminista, pero con el tiempo o más bien gracias a las personas que frecuentaba y películas como ¿Y su mamá qué hace? llegó a esa idea. Su convencimiento fue tanto que hablar de feminismo en Colombia es trasladarse a figuras como ellas; Thomas ha dedicado su vida al movimiento por los derechos de la mujer en el país. Hoy su trabajo fue reconocido a través de un galardón.
Por intermedio de la Cancillería, la escritora recibió la Orden al Mérito de la República de Colombia. “Es simplemente el resultado de muchos años de trabajo apoyado por el movimiento de mujeres y las feministas de Colombia. Siguen los retos”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
Uno de los retos que enfrentó cuando aterrizó en el país fue transformar una idea que estaba muy interiorizada en Colombia: “que mujer era sinónimo de mamá”, como dijo para este diario en 2010. “El concepto de mujer es muy bello. Hemos sido santas, vírgenes putas, brujas y de todo y nos hemos olvidado de ser mujeres”.
Le invitamos a leer: ‘Ser mujer no es ser mamá’: Florence Thomas
Su pensamiento lo ha compartido a través de sus libros y columnas, que la llevaron en 2005 a obtener el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Dentro de sus obras se destacan títulos como Había que Decirlo y Conversaciones con un hombre ausente, El macho y la hembra reconstruidos y Conversaciones con Violeta.
Antes que Colombia, su tierra natal, Francia, le otorgó en 2017 el mayor reconocimiento: la Orden Nacional de la Legión de Honor. De su país partió hace ya muchos años gracias al amor que encontró en París y cuyo origen era colombiano. Se quedó en Colombia, entre otras cosas, por las personas con las que se cruzó durante su actividad docente en la Universidad Nacional.
Hace 13 años, Florence Thomas dijo que el trabajo que había realizado en Colombia le había permitido “seguir creyendo en utopías. Mucho aprendizaje, a veces tristezas y decepciones, pero siempre con una vuelta a lo positivo”.
Le recomendamos: Florence Thomas y la historia de un activismo a través de películas
Cuando Florence Thomas llegó a Colombia no se autodenominaba feminista, pero con el tiempo o más bien gracias a las personas que frecuentaba y películas como ¿Y su mamá qué hace? llegó a esa idea. Su convencimiento fue tanto que hablar de feminismo en Colombia es trasladarse a figuras como ellas; Thomas ha dedicado su vida al movimiento por los derechos de la mujer en el país. Hoy su trabajo fue reconocido a través de un galardón.
Por intermedio de la Cancillería, la escritora recibió la Orden al Mérito de la República de Colombia. “Es simplemente el resultado de muchos años de trabajo apoyado por el movimiento de mujeres y las feministas de Colombia. Siguen los retos”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
Uno de los retos que enfrentó cuando aterrizó en el país fue transformar una idea que estaba muy interiorizada en Colombia: “que mujer era sinónimo de mamá”, como dijo para este diario en 2010. “El concepto de mujer es muy bello. Hemos sido santas, vírgenes putas, brujas y de todo y nos hemos olvidado de ser mujeres”.
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Su pensamiento lo ha compartido a través de sus libros y columnas, que la llevaron en 2005 a obtener el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Dentro de sus obras se destacan títulos como Había que Decirlo y Conversaciones con un hombre ausente, El macho y la hembra reconstruidos y Conversaciones con Violeta.
Antes que Colombia, su tierra natal, Francia, le otorgó en 2017 el mayor reconocimiento: la Orden Nacional de la Legión de Honor. De su país partió hace ya muchos años gracias al amor que encontró en París y cuyo origen era colombiano. Se quedó en Colombia, entre otras cosas, por las personas con las que se cruzó durante su actividad docente en la Universidad Nacional.
Hace 13 años, Florence Thomas dijo que el trabajo que había realizado en Colombia le había permitido “seguir creyendo en utopías. Mucho aprendizaje, a veces tristezas y decepciones, pero siempre con una vuelta a lo positivo”.
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