Florence Thomas y la historia de un activismo a través de películas
La escritora y profesora habló en la Cinemateca sobre filmes como ‘Thelma y Louise’, ‘Acusados’, ‘Billy Elliot’ y ‘Los colores de la montaña’.
Daniela Cristancho
Florence Thomas describe, sin saberlo, justo lo que acabo de hacer antes de entrar a la Cinemateca de Bogotá. Llegar unas horas antes de que empiece el evento, tomar un café en Juan Valdez, hablar sobre lo que estoy a punto de ver y oír. El ritual de ir al cine. Aquel es el suyo y, al parecer el mío, un ritual que extrañó profundamente durante la pandemia. Se rehúsa a ver películas por el computador. Fui a ver a Thomas hablar sobre “las películas que me inspiraron; los films que me dieron luces; los guiones que fueron mis hitos del feminismo”. A través de las cintas, Florence Thomas aborda su vida personal y su construcción como activista. Cada pieza audiovisual es un reflejo de ella y de su lucha.
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Florence Thomas describe, sin saberlo, justo lo que acabo de hacer antes de entrar a la Cinemateca de Bogotá. Llegar unas horas antes de que empiece el evento, tomar un café en Juan Valdez, hablar sobre lo que estoy a punto de ver y oír. El ritual de ir al cine. Aquel es el suyo y, al parecer el mío, un ritual que extrañó profundamente durante la pandemia. Se rehúsa a ver películas por el computador. Fui a ver a Thomas hablar sobre “las películas que me inspiraron; los films que me dieron luces; los guiones que fueron mis hitos del feminismo”. A través de las cintas, Florence Thomas aborda su vida personal y su construcción como activista. Cada pieza audiovisual es un reflejo de ella y de su lucha.
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Thelma y Louise, de la película con estos mismos nombres, conducen hacia el barranco. La policía está detrás de ellas, las persigue. Las amigas se besan, gritan, aceleran. La imagen del automóvil en el vacío se congela en la pantalla. Florence Thomas se emociona. Le sonríe a las cómplices como si fuera la primera vez que ve la escena. “Me emociono otra vez”, dice. Para la escritora, Thelma y Louise eran dos personajes que nacieron demasiado temprano. 30 años demasiado temprano, para ser exactos. Dos mujeres que “no temblaron ante la muerte”. Son imperfectas, pero es su infinita humanidad lo que las hace amarlas. Luchan, literalmente, hasta la muerte.
Thomas nació en Ruan, una ciudad pequeña cerca de la capital de Francia y fue allí donde inició sus estudios. Pero muy pronto sintió la necesidad de trasladarse a París, donde se desataba el movimiento intelectual propio de los años sesenta. Fue en la ciudad de las luces donde se enamoró de un colombiano. Su forma de hablar y sus ideas la llevaron a mirar un atlas y calcular la distancia que había entre París y Bogotá. Pero a pesar de los 8,617 km, Florence Thomas terminó aquí, en la capital de Colombia. Llegó a ser maestra a la Universidad Nacional de Colombia. “Yo llegué al lugar donde había que llegar. Si hubiera llegado a los Andes o a la Javeriana no sé si estaría en Colombia aún”, dice con el acento francés que nunca la abandonó. “Porque evidentemente ahí tuve la posibilidad de conocer a muchas personas y ver, por ejemplo, pequeñas revoluciones todos los días. En ese jardín estaban los grupos de izquierda de ese momento”.
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En 1966, cuando mataron a Camilo Torres, el sacerdote que militó en la guerrilla, se enteró porque su pareja colombiana. “Estabamos caminando por París y este colombiano estaba terriblemente deprimido y le digo ‘¿qué te pasa, Manuel’ y me dice ‘acaban de asesinar a Camilo Torres’. Y le pregunté si era un tío suyo o qué”, dice entre risas. “Manuel había estudiado en el Seminario Mayor y había conocido a bastante bien a Camilo Torres”.
Cuando llegó a Colombia, Florence Thomas no se hacía llamar feminista. Fue llegando a esa idea por los grupos que conoció y por filmes como ¿Y sú mamá qué hace? (1980), en el que se muestra a una madre que trabaja frenéticamente por atender a su familia. “Todo eso va a abrir el capítulo de la economía del cuidado”, cuenta la profesora. Le enseña al auditorio otras películas que la han marcado, algunas que tratan los temas de violación o aborto. “La protagonsita baila. Baila en un bar de manera sugestiva. Baila porque está deprimida, baila sola y ha tomado. Escogí esta película porque es un drama judicial. Es el principio de los debates sobre el derecho, el derecho, una una disciplina absolutamente cerrada”, asegura Thomas al hablar de Acusados, una cinta donde cuatro hombres abusan sexualmente de una mujer y ella los enfrenta en las cortes. “Thelma y Louise son imparables frente a la muerte y ella es imparable con la justicia”.
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Florence Thomas llegó a Colombia por amor y se quedó en Colombia por amor. “Porque tuve la posibilidad de verdad de enamorarme de este país. Y me tocó hacer docencia. Yo soy una enamorada de la docencia y la docencia en la Universidad Nacional”. Después de hablar de Billy Elliot y como gracias a la película se empezaron a cuestionar algunos roles que normalmente se le asignaban a los hombres o a las mujeres, la escritora habla sobre su relación con Colombia y sobre Los colores de la montaña: “Me gusta de esta película el hecho de que se habla del conflicto armado, pero desde los niños. El balón se va en un campo minado y es prohibido ir a buscarlo. [...] En Colombia he tenido la oportunidad de conocer muchas a grupos que trabajaban de una manera increíble sobre temas del conflicto”, asegura. Frente a la pregunta si se considera optimista con respecto al futuro del país responde que sí. “Por supuesto que sí”.