Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Impulsada por la necesidad de expresar algo que va más allá de la realidad o de lo específicamente documental o fotográfico, la artista se vale de herramientas digitales y análogas interviniendo su vasto archivo documental enfocado principalmente en Bogotá y que comprende más de una década de trabajo.
¿Por qué la exhibición se titula “Hache 2 ¡Oh!, pictografías”?
Quise jugar con la estructura de la fórmula química tan archiconocida de un elemento tan vital. El efecto visual de la palabra escrita de esta manera como un llamado de atención. Procuré desarrollar el tema del agua con el papel preponderante que cumple para nuestra permanencia en el planeta, pero también en un sentido ficcionado o lírico. Por ejemplo, algunas piezas que se titulan y se expresan visualmente como: “Si Bogotá tuviera mar”, que estuvo incluida en Ciudades calcadas, mi anterior exhibición, o BoGotham Orinoco, entre otras.
Lo de “fotopictografías” es una definición quizá no tan académica, pero que refiere justamente a lo que he venido haciendo en paralelo a mi producción fotográfica más convencional y que no son precisamente fotografías ni pinturas, pero sí un diálogo entre diferentes técnicas. Algunas de estas piezas trascienden definitivamente a la fotografía, pero parten de ella.
Durante más de una década ha conformado un vasto archivo digital, especialmente fotografías de Bogotá, sobre el cual trabaja para esta exhibición. ¿Qué es lo que ve más allá de la realidad que registra?
Pues son composiciones donde se transforma la atmósfera de lo capturado y real, donde se incluyen elementos o recursos gráficos en la posproducción que le agregan cierto dramatismo u otras sensaciones, eso sí, trato de que estos efectos no sean insustanciales, sino que le aporten conceptual y plásticamente a la obra, sin perder el origen inicial de la toma. En casi todas los referentes del lugar son claramente identificables, aunque estén por debajo, se entremezclen o estén traslapadas con otras imágenes o segmentos de ellas.
Mi inquietud sobre esto viene de la reflexión sobre cómo hacer uso de esa sobreproducción de material y darle otra vida, o “versionar” una imagen ya existente y conocida de mi archivo para darle otra intención poética, si se quiere. Una suerte de reciclaje visual.
Le recomendamos leer: La existencia desnuda de Efrén Martínez
En su anterior exhibición, “Ciudades calcadas”, que tuvo lugar en Lima y luego en Bogotá, presenta un paralelo entre las dos ciudades. ¿Qué es lo que ve en lugares como Bogotá o Lima?
Que son dos ciudades tan iguales como distintas, como en ocasiones dos hermanas se parecen de manera intangible, pero definitiva. La una, inmersa en la grandeza de su sabana y montañas andinas; la otra, bordeando la espectacularidad del océano Pacífico. Se asemejan muchísimo en el caos, pero también en ciertos aspectos arquitectónicos, en la jocosidad de sus habitantes, en nuestro origen racial. Compartimos el ethos latinoamericano, nuestra historia colonial, algunos de nuestros desaciertos urbanísticos e industriales, nuestras problemáticas sociales y políticas, pero nos diferencia principalmente la geografía. En Lima se puede decir como en el poema Pueblo blanco, de Joan Manuel Serrat… “Si te toca llorar es mejor frente al mar”... Ese es el gran plus de Lima, entonces como siempre he soñado a Bogotá con mar, se me ocurrió en una de las obras representarla inmersa en una marea fulgurante. Sin embargo, esta exposición contiene mucho de fotografía documental de las dos ciudades (45 piezas) y un video que la complementa. Me sentí muy satisfecha, tanto en Lima como en Bogotá, y quienes la vieron tuvieron una conexión muy fuerte.
¿Qué va a encontrar el público en la exhibición “Hache 2 ¡Oh!, pictografías”?
“Pictografías”. Cuadros de representación, piezas artísticas que nos hagan reflexionar, pero por supuesto que también puedan tener una función decorativa que nos deleite y nos incite a la contemplación, objetos de arte que acompañen nuestro cotidiano. Debo aclarar que son ediciones limitadas, impresas en papeles de algodón de larga duración y con tintas especiales.
Le puede interesar: De Chaplin a Charlot (II)