Francia Márquez en el cine
“Igualada”, un documental sobre la campaña presidencial que emprendió en 2020 la actual vicepresidenta, fue seleccionado para competir en el Festival de Cine de Sundance 2024. Entrevista con Juan Mejía Botero, su director.
Danelys Vega Cardozo
¿Cómo surgió la idea de hacer un largometraje sobre Francia Márquez?
Conocí a Francia hace muchos años; en 2006. Entre 2009 y 2011 hice dos cortometrajes acerca de la lucha de su comunidad por permanecer en su territorio. Después, nos mantuvimos en contacto. En 2020, cuando estaba pensando en lanzarse a la presidencia, me llamó y me dijo que lo estaba contemplando. Yo le dije que, si lo iba a hacer, que lo documentáramos, que hiciéramos una película. Finalmente, ella accedió porque dijo que había muy poca representación en las pantallas de mujeres como ellas y comunidades como las suyas.
¿Por qué le interesaban tanto estas luchas?
Desde que inicié en mi carrera como documentalista (soy antropólogo), me interesaba por lo que sucedía en mi país. En esa época, a finales de los 90 y principios de los 2000, comenzó a llegar mucha gente desplazada a Bogotá. Para mí fue muy impresionante; obviamente conocía las consecuencias del conflicto, las injusticias que representaban, pero al ver llegar a esa población, sobre todo negra, a una ciudad tan hostil y racista como puede ser Bogotá, me marcó bastante.
¿Cree que necesariamente este tipo de propuestas incitan a la reflexión social?
Sin duda alguna. Creo que la producción como tal es un testimonio no solo de Francia, sino de las numerosas luchadoras que existen a lo largo y ancho del territorio de nuestro país, y que día a día arriesgan sus vidas para construir un país más digno y justo.
Le invitamos a leer: “Igualada”, el documental sobre Francia Márquez, fue nominado para el Sundance 2024
¿Cuál es su propósito con este documental?
Retratar un momento muy histórico. Por un lado, Colombia nunca había contado con una candidata presidencial negra. Por otro lado, fue un momento que vino después de ese despertar político que tuvo Colombia y la campaña misma. Para mí, fue muy impresionante ver como una campaña tan pequeña fue creciendo, y que ese movimiento fuera agarrando impulso entre tanta gente que no se sentía representada políticamente, desilusionada o alienada por la política tradicional, que recuperó la esperanza.
¿Usted también recuperó la esperanza?
Sí…Por mi trabajo mismo, que es difícil, he documentado y retratado momentos y situaciones muy complicadas en varios lugares en América Latina y en el mundo. A veces, eso te hace ver cosas muy feas, pero también te hace ver que, dentro de todas esas situaciones y momentos, hay la posibilidad de esperanza y en ocasiones viene de lugares que no te lo imaginarías.
Luego de hacer una película sobre Francia Márquez, ¿cuál es su opinión sobre ella?
El documental no es solo sobre Francia, es sobre luchas y algunas de ellas representadas por Francia. Yo espero que el documental no se vea desde una postura ideológica, simplemente, debería apreciarse como una verdadera oportunidad para entender y transformar las realidades de numerosas comunidades que históricamente han sido excluidas y discriminadas. Para mí es muy importante entender que Francia siempre será la persona que conocí hace 15 años y su historia debe conocerse a lo largo y ancho del país para cuestionarnos como sociedad la exclusión que viven las mayorías en Colombia.
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¿Le da temor eso: que la gente vea la película desde una postura ideológica?
Pienso que la política en el mundo está muy polarizada. Entonces, todo es de un lado u otro, y eso nos deja muy poco espacio para discutir cosas que se pierden en medio de esa polarización. Si es todo de un lado o de otro, es muy difícil discutir las complejidades, los matices, las sutilezas, que son las que realmente enriquecen estos relatos. Espero que esa polarización política no matice todo y que, por ser un documental sobre Francia Márquez, ya una lucha social se matice de cierta manera. Si fuera algo propagandístico créeme que no habría sido seleccionado para un festival como el Sundance.
¿Qué factores tuvo en cuenta para que no se viera como una pieza propagandística?
Tengo un compromiso muy claro: la riqueza de los relatos está en excavar más allá de la primera y segunda capa de barro, y llegar donde están esos matices, esas complejidades, y así siempre tanto de contar estas historias.
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¿Cómo surgió la idea de hacer un largometraje sobre Francia Márquez?
Conocí a Francia hace muchos años; en 2006. Entre 2009 y 2011 hice dos cortometrajes acerca de la lucha de su comunidad por permanecer en su territorio. Después, nos mantuvimos en contacto. En 2020, cuando estaba pensando en lanzarse a la presidencia, me llamó y me dijo que lo estaba contemplando. Yo le dije que, si lo iba a hacer, que lo documentáramos, que hiciéramos una película. Finalmente, ella accedió porque dijo que había muy poca representación en las pantallas de mujeres como ellas y comunidades como las suyas.
¿Por qué le interesaban tanto estas luchas?
Desde que inicié en mi carrera como documentalista (soy antropólogo), me interesaba por lo que sucedía en mi país. En esa época, a finales de los 90 y principios de los 2000, comenzó a llegar mucha gente desplazada a Bogotá. Para mí fue muy impresionante; obviamente conocía las consecuencias del conflicto, las injusticias que representaban, pero al ver llegar a esa población, sobre todo negra, a una ciudad tan hostil y racista como puede ser Bogotá, me marcó bastante.
¿Cree que necesariamente este tipo de propuestas incitan a la reflexión social?
Sin duda alguna. Creo que la producción como tal es un testimonio no solo de Francia, sino de las numerosas luchadoras que existen a lo largo y ancho del territorio de nuestro país, y que día a día arriesgan sus vidas para construir un país más digno y justo.
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¿Cuál es su propósito con este documental?
Retratar un momento muy histórico. Por un lado, Colombia nunca había contado con una candidata presidencial negra. Por otro lado, fue un momento que vino después de ese despertar político que tuvo Colombia y la campaña misma. Para mí, fue muy impresionante ver como una campaña tan pequeña fue creciendo, y que ese movimiento fuera agarrando impulso entre tanta gente que no se sentía representada políticamente, desilusionada o alienada por la política tradicional, que recuperó la esperanza.
¿Usted también recuperó la esperanza?
Sí…Por mi trabajo mismo, que es difícil, he documentado y retratado momentos y situaciones muy complicadas en varios lugares en América Latina y en el mundo. A veces, eso te hace ver cosas muy feas, pero también te hace ver que, dentro de todas esas situaciones y momentos, hay la posibilidad de esperanza y en ocasiones viene de lugares que no te lo imaginarías.
Luego de hacer una película sobre Francia Márquez, ¿cuál es su opinión sobre ella?
El documental no es solo sobre Francia, es sobre luchas y algunas de ellas representadas por Francia. Yo espero que el documental no se vea desde una postura ideológica, simplemente, debería apreciarse como una verdadera oportunidad para entender y transformar las realidades de numerosas comunidades que históricamente han sido excluidas y discriminadas. Para mí es muy importante entender que Francia siempre será la persona que conocí hace 15 años y su historia debe conocerse a lo largo y ancho del país para cuestionarnos como sociedad la exclusión que viven las mayorías en Colombia.
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¿Le da temor eso: que la gente vea la película desde una postura ideológica?
Pienso que la política en el mundo está muy polarizada. Entonces, todo es de un lado u otro, y eso nos deja muy poco espacio para discutir cosas que se pierden en medio de esa polarización. Si es todo de un lado o de otro, es muy difícil discutir las complejidades, los matices, las sutilezas, que son las que realmente enriquecen estos relatos. Espero que esa polarización política no matice todo y que, por ser un documental sobre Francia Márquez, ya una lucha social se matice de cierta manera. Si fuera algo propagandístico créeme que no habría sido seleccionado para un festival como el Sundance.
¿Qué factores tuvo en cuenta para que no se viera como una pieza propagandística?
Tengo un compromiso muy claro: la riqueza de los relatos está en excavar más allá de la primera y segunda capa de barro, y llegar donde están esos matices, esas complejidades, y así siempre tanto de contar estas historias.
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