Frank Henry, el exladrón francés que cambió el crimen por el arte
Entre los crímenes del hoy director de cine y teatro, y escritor, se encuentran setenta robos y asaltos a lo largo de treinta años, que lo llevaron a pasar 21 años entre rejas, hasta que decidió pasarse a la literatura y el teatro para narrar su vida.
El director de cine y teatro, novelista y guionista Frank Henry dice que ese ha sido su mejor “golpe”: ganarse los aplausos del público. Su apodo, durante sus días de ladrón, era “Frankus el armero”, porque le gustaban las armas de calibre grueso. Ahora su anhelo es convencer, con los argumentos más finos a su alcance, que el crimen no es ninguna aventura que valga la pena.
“El bandolerismo siempre ha fascinado a la gente: autores, dramaturgos, directores, espectadores... Quiero romper con esa especie de romanticismo y esteticismo alrededor del gánster. ¡El bandolerismo no tiene nada de glamuroso!”, confiesa este hombre de cabeza rapada y mirada azul penetrante.
“Quiero desmitificarlo. Sé que esa vida no tiene nada de divertida. Los gánsteres se abrazan al mediodía y se disparan por la noche… La principal causa de mortalidad entre los bandidos no es la policía: son los propios criminales los que se matan entre ellos”, agrega Henry, a sus casi 64 años.
“He pagado caro, muy caro... Todo eso está detrás de mí”, asegura este antiguo especialista en atracos a bancos y casinos. Aunque enfatiza que no tiene “sangre en las manos”, Frank Henry admite que pudo traumatizar a personas de por vida al atracarlas. El exgánster incluso dice dar lecciones hoy en día “a antiguos colegas”: “les digo que dejen de jactarse. Lo que hicimos no está bien”.
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El punto de inflexión, dice, fue el nacimiento tardío de su hijo, Lucas. Así lo explicó durante su último juicio, en 2014, cuando compareció acusado de reincidencia, tras atracos a oficinas de cambio o camiones que transportaban material informático.
“Por primera vez tuve la sensación de haberme equivocado de vida. Engañé a la gente, eso fue todo lo que hice, viví de furia y sangre. ¿Todo esto para qué...? No quiero dejarle la delincuencia como herencia a mi hijo “, declaró Henry durante su juicio, en el que fue condenado a ocho años de cárcel.
A lo largo de sus periodos de detención, a partir de los años 1990, optó por refugiarse en los estudios, hasta obtener una maestría en musicología y escribir varias novelas. La editorial francesa Éditions du Cherche Midi le confió incluso la dirección de una colección una vez liberado. “No sabía que sabía escribir. ¡Una verdadera suerte!”, reconoce.
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Entre dos novelas escribió numerosos guiones para series televisivas. También colaboró con el director de cine Cédric Klapisch para la película “Ni a favor ni en contra (sino todo lo contrario)” en 2003.
En 2011 logró dirigir su primera película, “De Force”, para la que contó con estrellas como Isabelle Adjani, Thierry Frémont y Eric Cantona. “No estoy orgulloso ni estoy avergonzado, porque he pagado mi deuda con la sociedad. A un chico tentado por la delincuencia le explicaría que no existe el mafioso digno. Eres una desgracia para las personas que te aman y para ti mismo. Y lo mínimo es que te caigan diez años” de condena, enumera.
Frank Henry es consciente de que a ojos de la policía sigue siendo un gánster. De hecho, en la noche de estreno de su espectáculo en solitario pudo identificar a policías de los servicios de inteligencia entre el público.
El director de cine y teatro, novelista y guionista Frank Henry dice que ese ha sido su mejor “golpe”: ganarse los aplausos del público. Su apodo, durante sus días de ladrón, era “Frankus el armero”, porque le gustaban las armas de calibre grueso. Ahora su anhelo es convencer, con los argumentos más finos a su alcance, que el crimen no es ninguna aventura que valga la pena.
“El bandolerismo siempre ha fascinado a la gente: autores, dramaturgos, directores, espectadores... Quiero romper con esa especie de romanticismo y esteticismo alrededor del gánster. ¡El bandolerismo no tiene nada de glamuroso!”, confiesa este hombre de cabeza rapada y mirada azul penetrante.
“Quiero desmitificarlo. Sé que esa vida no tiene nada de divertida. Los gánsteres se abrazan al mediodía y se disparan por la noche… La principal causa de mortalidad entre los bandidos no es la policía: son los propios criminales los que se matan entre ellos”, agrega Henry, a sus casi 64 años.
“He pagado caro, muy caro... Todo eso está detrás de mí”, asegura este antiguo especialista en atracos a bancos y casinos. Aunque enfatiza que no tiene “sangre en las manos”, Frank Henry admite que pudo traumatizar a personas de por vida al atracarlas. El exgánster incluso dice dar lecciones hoy en día “a antiguos colegas”: “les digo que dejen de jactarse. Lo que hicimos no está bien”.
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El punto de inflexión, dice, fue el nacimiento tardío de su hijo, Lucas. Así lo explicó durante su último juicio, en 2014, cuando compareció acusado de reincidencia, tras atracos a oficinas de cambio o camiones que transportaban material informático.
“Por primera vez tuve la sensación de haberme equivocado de vida. Engañé a la gente, eso fue todo lo que hice, viví de furia y sangre. ¿Todo esto para qué...? No quiero dejarle la delincuencia como herencia a mi hijo “, declaró Henry durante su juicio, en el que fue condenado a ocho años de cárcel.
A lo largo de sus periodos de detención, a partir de los años 1990, optó por refugiarse en los estudios, hasta obtener una maestría en musicología y escribir varias novelas. La editorial francesa Éditions du Cherche Midi le confió incluso la dirección de una colección una vez liberado. “No sabía que sabía escribir. ¡Una verdadera suerte!”, reconoce.
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Entre dos novelas escribió numerosos guiones para series televisivas. También colaboró con el director de cine Cédric Klapisch para la película “Ni a favor ni en contra (sino todo lo contrario)” en 2003.
En 2011 logró dirigir su primera película, “De Force”, para la que contó con estrellas como Isabelle Adjani, Thierry Frémont y Eric Cantona. “No estoy orgulloso ni estoy avergonzado, porque he pagado mi deuda con la sociedad. A un chico tentado por la delincuencia le explicaría que no existe el mafioso digno. Eres una desgracia para las personas que te aman y para ti mismo. Y lo mínimo es que te caigan diez años” de condena, enumera.
Frank Henry es consciente de que a ojos de la policía sigue siendo un gánster. De hecho, en la noche de estreno de su espectáculo en solitario pudo identificar a policías de los servicios de inteligencia entre el público.