Eduardo VII, quien fue el sucesor de la reina Victoria, falleció en 1910 a causa de un infarto. A su funeral asistieron representantes de 70 estados, entre ellos los reyes de Noruega, Bulgaria, Portugal, Alemania, Grecia, Bélgica, España y Dinamarca. Dentro de la procesión fúnebre estuvo presente su perro, su esposa; la reina Alexandra, su hijo; el rey Jorge V, su hija; la princesa Victoria, entre otros, y millones de personas. El Big Ben sonó una vez por cada año de vida del monarca; 68 veces.
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