Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Febrero 19. Quizás Horacio Quiroga hubiera contado así su propia muerte: Hoy me morí. En el año 1937, supe que tenía un cáncer incurable. Y supe que la muerte, que me perseguía desde siempre, me había encontrado. Y enfrenté a la muerte, cara a cara, y le dije: —Esta guerra acabó. Y le dije: —La victoria es tuya. Y le dije: —Pero el cuándo es mío. Y antes de que la muerte me matara, me maté. Eduardo Galeano.
En la columna pasada hice alusión al suicidio de Abdón Porte y cómo se convirtió en un pretexto para que varios autores recrearan la noticia en textos literarios. Me quedó sonando el tema del suicidio por cuanto es una constante entre poetas, escritores y artistas de todos los tiempos, pero, paradójicamente, en el fútbol hay historias similares que podrán convertirse en tema para cuentos, poemas y novelas sobre fútbol y vida.
Le sugerimos: Jazz al Parque 2023: un anticipo agridulce (Reverberaciones)
Uno de los casos más conocido es el del jugador de fútbol suizo Hans-Max Gamper Haessig, mejor conocido como Joan Gamper, fundador del Barcelona Fútbol Club, el 29 de noviembre de 1899. Además de fundar al equipo, jugó en él y, posteriormente, fue su presidente durante varios periodos. Una curiosidad: los colores del Barcelona los escogió este hombre, pero fueron traídos del Fútbol Club Basilea, equipo suizo. Se supone que era un barcelonés más por su apoyo al nacionalismo catalán y porque sus discursos los escribía en este idioma, pero, este fue el motivo de su exilio por parte de la dictadura de Primo Rivera, en 1925.
Posteriormente, en 1929, llegó la llamada Gran Depresión y le permitieron regresar a Barcelona, pero con la condición de que no podía tener conversaciones con el equipo que fundó. Estas circunstancias lo llevaron a tomar la decisión de matarse de un disparo el 30 de julio de 1930, el mismo día en el que la selección uruguaya levantaba por primera vez la Copa del mundo. Esta coincidencia no es un dato menor porque se trata de uno de los mejores jugadores de fútbol, del fundador del Barcelona y del presidente del mismo equipo.
Le recomendamos: “Las tres reinas”, una novela de suspenso recreada en el Caribe
Un suicidio tan sonoro, como el de Abdón Porte, en Uruguay, deja más preguntas que respuestas y nos permite seguir haciendo estos vínculos entre el fútbol, la vida y la literatura que nos narra estas vidas paralelas y, por lo menos, hacer mejores comprensiones de lo humano en el deporte y el deporte en lo humano. Este hombre fue enterrado en el cementerio de Montjuic de Barcelona, en una zona reservada para entierros no católicos, debido a su fe protestante.
Como escribe Eduardo Galeano en este epígrafe: tal vez Quiroga le dijo a la muerte que la victoria era de ella, la inevitable, la pelona, la que no pierde, pero el cuándo es de los seres humanos que han decidido salir de un mundo que consideran sin sentido para entrar en otra instancia sagrada en la que, sugieren, hay solaz y sosiego. El cuándo nos pertenece, lo decidimos nosotros. La parca se queda con la mitad del triunfo.