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Gabriel García Márquez: La literatura colombiana, un fraude a la Nación

A propósito del noveno aniversario de la muerte del Nobel de Literatura colombiano, rescatamos un polémico texto que él publicó en “Acción Liberal”, una revista que dirigía Plinio Apuleyo Mendoza, en abril de 1960.

Gabriel García Márquez / Especial para El Espectador
17 de abril de 2023 - 07:51 p. m.
Gabriel García Márquez (6 de marzo de 1927, Aracataca; 17 de abril de 2014, Ciudad de México) en la sala de redacción de El Espectador en los años 50, antes de irse a Europa como corresponsal de este diario y convertirse en un fenómeno literario con la publicación de "Cien años de soledad" en 1967,
Gabriel García Márquez (6 de marzo de 1927, Aracataca; 17 de abril de 2014, Ciudad de México) en la sala de redacción de El Espectador en los años 50, antes de irse a Europa como corresponsal de este diario y convertirse en un fenómeno literario con la publicación de "Cien años de soledad" en 1967,
Foto: EL ESPECTADOR

En junio de 1959 se vendieron en dos ciudades de Colombia, y en solo cinco días, 300.000 volúmenes de autores nacionales. La avidez con que el público se precipitó sobre los expendios, sobrepasó los ambiciosos cálculos de los editores, que aspiraban a agotar el tiraje más alto que de libros colombianos se había hecho jamás, no en dos ciudades, sino en las capitales más importantes del país, y no en cinco días sino en dos semanas. (

 

Fernando(01465)19 de abril de 2023 - 01:34 p. m.
¡Qué interesante sería ver una comparación entre el estado de cosas que GGM revela en 1960 y la situación actual tantos años después!
Mirón(64126)19 de abril de 2023 - 01:13 a. m.
Numerosos errores de ortografía que, por supuesto, no son del autor, sino del editor; además, varias inexactitudes, v.gr., "El Camero (sic)" de Rodríguez Freyle, etc.
Hernando(58851)19 de abril de 2023 - 12:28 a. m.
No comparto el título del artículo; fraude, en el habla corriente, es un engaño que hace el defraudador para para obtener un beneficio y, por tanto, perjudicar al defraudado, lo que no es aplicable en este caso y el hecho de que nuestra literatura sea pobre, hasta cierto punto, obedece a varios motivos, obstructivos de un verdadero desarrollo literario.
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