La novela gráfica Garzón, el duelo imposible contó con el apoyo del Ministerio de las Culturas, la Biblioteca Nacional de Colombia y la FLIP.
Foto: Ilustración: Viviana Velásquez
Jaime Garzón solía decir que la racionalidad de los colombianos funcionaba al revés. Desconcertar esa antilógica y ponerla en evidencia fue el arte en el que más sobresalió. “Un buen chiste es el mejor argumento,” le comentó alguna vez a su hermano Alfredo. Guiado por esta filosofía, se convirtió en el anfitrión de diálogos improbables. Entre las anécdotas más recordadas, sus amigos relatan cómo convocó al exmilitante del M-19 Navarro Wolff y al exministro de Gobierno Jaime Castro, y los hizo cenar en su casa sin tenedores ni cuchillos, solo...
Por Diana Camila Eslava
Periodista del Magazín Cultural de El Espectador. Con experiencia en comunicación y gestión cultural, así como en consultoría empresarial en transformación digital. Maestra en Creación Literaria.@CamilaEslava_deslava@elespectador.com