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¿Por qué a mayor espacio y tiempo dedicados al fútbol-léase deporte-, son también mayores la repetición y la superficialidad que muchos periodistas les aportan a quienes consumen una semana, pensando en el gol que no fue o en ese triunfo que será eterno, mientras se prolongan ad infinitum la violencia y la incertidumbre sobre la soñada reconciliación nacional, con todo y los acuerdos de paz?
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Para quienes miran de reojo lo que significan el deporte y el periodismo deportivo en el comportamiento humano y en las distintas sociedades, les invito a que se sumerjan en las páginas del libro del escritor estadounidense Gay Talese, “El silencio del héroe”, trabajo que va más allá del efecto inmediato que alcanza una publicación como estas. En 39 escritos, publicados entre 1956 y 2012, Talese, el mismo de “Fama y oscuridad”, “Retratos y encuentros”, “Vida de un escritor”, “La mujer de tu prójimo”, “Honrarás a tu padre”, “El motel del voyeur” y “El puente”, da cuenta de lo que ha sido su incursión en deportes como el béisbol, el boxeo, el baloncesto, el golf, incluso del denominado soccer o fútbol.
Personajes como Mohamed Alí, Floyd Patterson, Joe Louis, Teófilo Stevenson, Joe DiMaggio, entre muchos otros, protagonizan este libro de 348 páginas, mismas por las que desfilan el drama, el jolgorio, el triunfo y la derrota de quienes, por encima de cualquier resultado, son llamados héroes por Gay Talese.
Es a partir de esta condición que el escritor de origen italiano hace su reflexión sobre la importancia del deporte y del periodismo deportivo en la vida de los seres humanos y en el devenir de las sociedades. En declaraciones concedidas a la periodista Marta Torres, de La Nación, de España, Talese afirma:
“Es terrible. Si uno lee las páginas de deportes aprende mucho de la vida. En las páginas sobre el Ejército hay mucha censura. O la gente miente. Como, por ejemplo, en Siria. Los rebeldes te dicen: «Hemos tomado las mezquitas». Pero, luego, te viene la gente de Assad y te dice: «No, no, nosotros tenemos el control». Así, no se sabe a quién creer. Y por otra parte ya no hay reporteros en los que se pueda confiar. Que digan la verdad. Incluso ellos tienen prejuicios. Pero, el deporte es puro. Y transparente. Lo ves. Y después del partido, hablas con la persona. Puede ser un jugador de fútbol, un matador (como llaman a los toreros los estadounidenses) o un jugador de tenis. Les preguntas sobre algo que has visto. Ellos lo han vivido desde dentro. Tú, desde el palco de la prensa. Hablas de ello y es, repito, muy transparente”.
Si bien Talese se ha ocupado de diferentes deportes, escribiendo para medios como New York Times, Esquire, The New Yorker, Harper´s Magazine, es indudable que es el boxeo el que más lo ha apasionado a través de su carrera profesional de casi 60 años. Veamos algunos pequeños fragmentos que aparecen en su libro:
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Alí: «Camina sin ayuda, pero sus movimientos son lentos»
«Aunque Muhammad Alí tiene ahora cincuenta y cuatro años y lleva más de quince retirado del boxeo, sigue siendo uno de los hombres más famosos del mundo, identificable en los cinco continentes; y mientras atraviesa el vestíbulo del hotel Nacional en dirección al autobús, ataviado con un traje gris de zapa y una camisa blanca de algodón abrochada hasta el cuello y sin corbata, varios huéspedes se le acercan y le piden un autógrafo. Tarda treinta segundos en escribir «Muhammad Alí», tanto le tiemblan las manos por el efecto de la enfermedad de Parkinson; y aunque camina sin ayuda, sus movimientos son lentos, y Howard Bingham y la cuarta esposa de Alí, Yolanda, le siguen de cerca» (Esquire, 1996).
Floyd Patterson: «Sufre siendo un peso pesado»
«El dramático triunfo de Floyd Patterson sobre Ingemar Johansson el pasado junio –un retorno que a nivel internacional sólo fue superado por el de Haile Selassie– volvió a convertirle en un gran héroe, aunque no cambió su manera de ser; sigue siendo un peso pesado ascético, un hombre cuyos hábitos ya hace mucho que desconciertan a los epicúreos del boxeo, a los gorrones y a los listillos de las finanzas. A Patterson le sientan bien la soledad y meditación, y a menudo reza. Antes del primer asalto de cada combate se santigua, pero nunca reza para ganar; lo único que pide es que ni él ni su oponente sufran ninguna lesión grave, y eso mismo es lo que hará antes del primer asalto el 13 de marzo en Miami Beach, la noche en que arriesga su título contra Johansson» (New York Times, 1961)
Sonny Liston: "Un alma sensible y amable"
«A Sonny Liston, al que se ha proclamado el hombre más duro que ha tenido Chicago desde Dillinger –incluso se ha sugerido que Liston no le tiene un gran aprecio a Robert Frost–, de hecho es un alma enormemente sensible y amable, ha dicho hoy su mánager, y a continuación ha intentado demostrar su afirmación.
–Liston –dijo Jack Nilon– tuvo el otro día de visita a seis u ocho grupos de chavales de los reformatorios de Chicago, y les hizo sentar a todos para darles un buen sermón.
–A todos les regaló fotos firmadas y una Coca- Cola –dijo Archibald Pirolli, el jefe de relaciones públicas de Liston.
–Una Pepsi Cola -, dijo Nilon.
–Pero –añadió Pirolli– el público sólo quiere saber el historial delictivo de Liston. Hasta ahora se han escrito 9.635.721 palabras acerca de sus antecedentes». (New York Times, 1962).
Pero a pesar de lo anterior, nuestro fútbol no ha pasado inadvertido para Talese, quien en “Vida de un escritor” escribió “Un chut fallado”, refiriéndose a Liu Ying, la jugadora de la selección china que erró una pena máxima en el Mundial Femenino de 1999, disputado en Estados Unidos, y frustró, de esa manera, la posibilidad de que su país se coronara campeón, mientras que aquel obtuvo el máximo título.
Cuando Talese observó que la prensa solo se ocupaba de la celebración de los norteamericanos, del efusivo recibimiento prodigado por el presidente Bill Clinton a la delegación deportiva, sin que se registrara como información las circunstancias bajo las cuales regresó a China y fue recibida allí la representación vencida, en especial Liu Ying, el escritor plasmó su reflexión sobre la faceta poco explorada del deporte, enfrentada a esta manifestación de la condición humana, como es la derrota:
“En los años cincuenta comencé mi carrera en el New York Times como periodista deportivo, y siempre he pensado que los vestuarios de los perdedores son una experiencia que enseña mucho; y creo que la derrota de las mujeres chinas la semana pasada en California podría decirnos mucho a la hora de comparar nuestras respectivas sociedades”.
Lección de vida la que como periodistas y amantes del deporte que somos, nos brinda Gay Talese en las emocionantes páginas de “El silencio del héroe”; mucho más ahora cuando de los telúricos conceptos de “triunfo” y “derrota”, pasamos, por obra y gracia de la economía de mercado, a los implacables “éxito” y “fracaso”, dos grandes farsantes, en palabras del escritor Rudyard Kypling.