De izquierda a derecha: Juan Manuel Giraldo, contrabajista; Ligia Patricia Pinto, contrabajista; Víctor Colmenares Botero, violinista.
Foto: Caterine Alvarado Barragán.
Le conté al maestro Yeruham Scharovsky, director de la Orquesta Sinfónica de Colombia, que me recordaba a muchos amigos mayores. Amigos que no eran de mi edad. Que un hombre cercano, uno así como él, repetía mucho una frase de Friedrich Nietzsche: “No aspiro a mi felicidad, aspiro a mi obra”. Y que creía que como a él no le hacían falta las vacaciones y se despertaba en la madrugada a estudiar partituras, la frase le servía para acompañar una de sus tantas historias. Después le pregunté qué creía de nosotros los jóvenes, de nuestra...
Por Laura Camila Arévalo Domínguez
Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador desde 2018 y editora de la sección desde 2023. Autora de "El refugio de los tocados", el pódcast de literatura de este periódico.@lauracamilaadlarevalo@elespectador.com