Gloria Nieto Cano: adiós a una maestra de la cultura
Después de una larga vida dedicada a la pedagogía, la difusión de la cultura y el saber del arte, falleció Gloria Nieto Cano. Su legado es una obra educativa que sigue promoviendo el conocimiento, incluso desde la formación autodidacta.
“Fue una persona que vivió para la pedagogía y que deja una huella de amor por la cultura”. El comentario es de Gloria Arias Nieto para resumir el legado de su madre Gloria Nieto Cano, fallecida este domingo 24 de octubre. Una maestra del arte, cuyo conocimiento transmitió en incontables conferencias, además con extraordinaria capacidad para convertir ese saber en una forma de enseñar. Sus didácticas lúdicas, que le permitieron entender que la formación autodidacta desde el encuentro con la cultura tiene la misma universalidad que la propia instrucción académica.
Una visión que empezó a configurar casi desde su infancia, en contacto con el arte en todas sus manifestaciones. Nacida en el hogar constituido por Agustín Nieto Caballero y Adelaida Cano Villegas, fue heredera natural de un entorno de estudio que fortaleció su disposición para comprender el mundo desde la coherencia. Estudió en el Gimnasio Femenino, promovido por su padre, además fundador y director del Gimnasio Moderno en 1913. Su madre era hija del fundador de El Espectador, Fidel Cano, y, en consecuencia, del mismo entorno periodístico de sus hermanos Luis y Gabriel Cano.
En este contexto familiar la vida de Gloria Nieto Cano se desenvolvió en el ejemplo de la educación, la libertad de cátedra y el periodismo libre, con la posibilidad de nutrirse de la información que fue expandiendo la modernidad durante el siglo XX. En 1946 contrajo matrimonio con Roberto Arias Pérez, futuro fundador de Colsubsidio y rector de la Universidad del Rosario. De esta alianza familiar derivó que Gloria Nieto se convirtiera en la directora del Colegio Colsubsidio, que regentó durante muchos años desde su convicción como difusora de la cultura como camino de libertad.
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Además de su conocimiento compartido sobre la historia del arte universal, su inventiva como pedagoga le permitió crear ingeniosos juegos para la enseñanza de las artes plásticas y la literatura. En el primer trabajo condensó la esencia de 72 obras maestras de la pintura, y en el segundo, de 48 obras de literatura. Apenas correspondiente a los esfuerzos intelectuales de una mujer cuyas conferencias de larga preparación representaron un verdadero privilegio para quienes la escucharon. “Tiene cultura por todas partes, brota cultura”, comentó en alguna oportunidad Alberto Casas.
Como resalta su hija Gloria Arias -médica y columnista de este diario-, de su amor por los viajes derivó también su sólida formación conciliadora y su capacidad para transmitir la esencia de todo lo que veía. Eso sí, defendió siempre como la máxima expresión cultural sobre la visión del mundo la obra Jardín de las delicias, de El Bosco. Lo mismo que exaltó siempre el patrimonio cultural de la obra del escritor francés Marcel Proust.
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Como integrante de la Academia Colombiana de la Lengua, Gloria Nieto Cano dejó también múltiples páginas de impecable factura sobre su comprensión cultural. Como educadora, son incontables las beneficiarias y beneficiarios de sus clases y charlas. Como difusora de la cultura, el museo de Museos de Colsubsidio representa un legado aparte como extensión de su obra educativa. A lo largo de su vida acopió no solo la gratitud ante su ser bondadoso y sincero, sino una colección de más de dos mil postales y diez mil diapositivas de su largo recorrido por galerías y museos del mundo, en busca de motivaciones para seguir enseñando. Una larga existencia desarrollada alrededor de compartir y enseñar todo lo que aprendió con persistencia.
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La extrañarán varias generaciones del colegio Colsubsidio que la oyeron insistir, una y otra vez, que todos llevamos a un Quijote guardado, dispuesto a crear en los recónditos caminos del arte. La recordarán siempre sus amigos, porque nunca la oyeron hablar mal de nadie y, por el contrario, la admiraron por su espíritu abierto a las exigencias del mundo. Pero, sobre todo, la tendrán siempre en sus corazones su hija Gloria Arias Nieto, que durante muchos años dirigió la Clínica de Colsubsidio, y sus tres nietos y cuatro bisnietos que crecieron con un paradigma de sabiduría que nunca se apaga.
“Fue una persona que vivió para la pedagogía y que deja una huella de amor por la cultura”. El comentario es de Gloria Arias Nieto para resumir el legado de su madre Gloria Nieto Cano, fallecida este domingo 24 de octubre. Una maestra del arte, cuyo conocimiento transmitió en incontables conferencias, además con extraordinaria capacidad para convertir ese saber en una forma de enseñar. Sus didácticas lúdicas, que le permitieron entender que la formación autodidacta desde el encuentro con la cultura tiene la misma universalidad que la propia instrucción académica.
Una visión que empezó a configurar casi desde su infancia, en contacto con el arte en todas sus manifestaciones. Nacida en el hogar constituido por Agustín Nieto Caballero y Adelaida Cano Villegas, fue heredera natural de un entorno de estudio que fortaleció su disposición para comprender el mundo desde la coherencia. Estudió en el Gimnasio Femenino, promovido por su padre, además fundador y director del Gimnasio Moderno en 1913. Su madre era hija del fundador de El Espectador, Fidel Cano, y, en consecuencia, del mismo entorno periodístico de sus hermanos Luis y Gabriel Cano.
En este contexto familiar la vida de Gloria Nieto Cano se desenvolvió en el ejemplo de la educación, la libertad de cátedra y el periodismo libre, con la posibilidad de nutrirse de la información que fue expandiendo la modernidad durante el siglo XX. En 1946 contrajo matrimonio con Roberto Arias Pérez, futuro fundador de Colsubsidio y rector de la Universidad del Rosario. De esta alianza familiar derivó que Gloria Nieto se convirtiera en la directora del Colegio Colsubsidio, que regentó durante muchos años desde su convicción como difusora de la cultura como camino de libertad.
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