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                                                                                                                                  Gonzalo Arango: El profeta de la nada

                                                                                                                                  El domingo pasado, cuarenta años atrás, falleció en un accidente automovilístico el escritor antioqueño Gonzalo Arango, fundador y gestor de ese movimiento.

                                                                                                                                  Fernando Araújo Vélez

                                                                                                                                  Gonzalo Arango, quien junto con los nadaístas escandalizó a la sociedad colombiana de los 60. / Nátaly Londoño
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  “Otros decían que no podíamos haber comulgado porque éramos ateos. Se formó un gran malentendido. El hecho es que terminamos presos y excomulgados. Para nosotros fue aterrador porque el Senado de la República, la Asamblea de Antioquia, la organización de madres católicas, la cofradía del Niño Jesús… todo el mundo escribía a El Colombiano exigiendo que nos castigaran ejemplarmente. Los testigos habían visto horrores: unos decían que habíamos danzado sobre las hostias. Otros, que las habíamos metido entre unos libros y las habíamos escupido. Finalmente, uno de los principales testigos reconoció que había visto la escena desde unos 40 metros y que estaba borracho”.

                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  El juez del caso reprendió al borracho. Le dijo que su testimonio no servía para un carajo. Los otros testimonios también habían estado viciados. Los nadaístas salieron libres para seguir su camino de escándalos y provocaciones, y pasados unos días, luego de varias reuniones en el café Cachifo, en donde planearon todo y consiguieron unos químicos que harían detonar en el paraninfo de la Universidad de Antioquia, se apostaron a las afueras del claustro principal con la intención de sabotear el Congreso de Escritores Católicos. Entraron diseminados entre decenas de monjes y monjas que iban a escuchar a Eduardo Mendoza Varela, a Otto Morales y a Antonio Panesso Robledo.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Toda su vida había sido escribir, porque toda su vida había sido un pensar y observar y sentir y pelear. Luchó y dejó su vida cuando escribió “ustedes, por estar leyendo la crónica social… las recetas de cocina y el manual para portarse bien en sociedad… por estar alelados mirando la televisión o las estrellas… y baboseándose con las poesías a miss universo… ustedes, los poetas que fabrican sobre el diccionario de rimas un poema quincenal… (…) ustedes, los críticos de arte y literatura que han leído la citolegia y a kant, y que confunden a gonzaloarango con un paciente de la sicología, a garcilaso con don blas de lezo, la unión libre de bretón con la unión nacional de ospina pérez, un ataque al corazón con la crisis de la poesía… ustedes, en general, no saben nada de nada… y tienen una idea falsa de lo que es el nadaísmo cuando piensan que somos la amenaza material del orden burgués…”.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Gonzalo Arango, quien junto con los nadaístas escandalizó a la sociedad colombiana de los 60. / Nátaly Londoño
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  “Otros decían que no podíamos haber comulgado porque éramos ateos. Se formó un gran malentendido. El hecho es que terminamos presos y excomulgados. Para nosotros fue aterrador porque el Senado de la República, la Asamblea de Antioquia, la organización de madres católicas, la cofradía del Niño Jesús… todo el mundo escribía a El Colombiano exigiendo que nos castigaran ejemplarmente. Los testigos habían visto horrores: unos decían que habíamos danzado sobre las hostias. Otros, que las habíamos metido entre unos libros y las habíamos escupido. Finalmente, uno de los principales testigos reconoció que había visto la escena desde unos 40 metros y que estaba borracho”.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Toda su vida había sido escribir, porque toda su vida había sido un pensar y observar y sentir y pelear. Luchó y dejó su vida cuando escribió “ustedes, por estar leyendo la crónica social… las recetas de cocina y el manual para portarse bien en sociedad… por estar alelados mirando la televisión o las estrellas… y baboseándose con las poesías a miss universo… ustedes, los poetas que fabrican sobre el diccionario de rimas un poema quincenal… (…) ustedes, los críticos de arte y literatura que han leído la citolegia y a kant, y que confunden a gonzaloarango con un paciente de la sicología, a garcilaso con don blas de lezo, la unión libre de bretón con la unión nacional de ospina pérez, un ataque al corazón con la crisis de la poesía… ustedes, en general, no saben nada de nada… y tienen una idea falsa de lo que es el nadaísmo cuando piensan que somos la amenaza material del orden burgués…”.

                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  Por Fernando Araújo Vélez

                                                                                                                                  Ver todas las noticias
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