El pianista Manuel Arango, quien basó su tesis doctoral en Música en Goya, Granados y las “Goyescas”.
Foto: Óscar Pérez
Una mujer sostiene entre sus brazos el cuerpo de un hombre ataviado de blanco, quien se encuentra recostado sobre un muro de ladrillos. Los ojos de ambos están cerrados mientras sus bocas están abiertas, parecieran lamentarse de algo, quizá de la muerte: en frente de él, pero en el piso se logra ver una espada. “No conviene sacar la espada muchas veces: los amores exponen a pendencias y desafíos”, escribió Ayala en su manuscrito sobre aquella escena, que no es más que uno de los grabados de Francisco de Goya: “El amor y la muerte”. Se dice...
Por Danelys Vega Cardozo
Comunicadora social y periodista de la Universidad de La Sabana con énfasis en periodismo internacional y comunicación política, y un diplomado en comunicación y periodismo de moda. Perteneció al semillero de investigación Acción social y Comunidades, bajo el proyecto Educaré.danelys_vegadvega@elespectador.com
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