Gregorio Hernández de Alba: testigo de los olvidados
Hace unos meses se publicó un libro que rinde homenaje a Gregorio Hernández de Alba, pionero de la antropología en Colombia. Juan Pablo Hernández de Alba, nieto del arqueólogo y coeditor, habló del libro para El Espectador.
Una de las facetas menos conocidas de Gregorio Hernández de Alba es la de fotógrafo. ¿Por qué decide hacer un libro de sus fotografías?
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Una de las facetas menos conocidas de Gregorio Hernández de Alba es la de fotógrafo. ¿Por qué decide hacer un libro de sus fotografías?
Unos meses antes de la pandemia del covid-19 regresé de trabajar en la embajada de Colombia en México y tuve la oportunidad de conocer más en detalle el trabajo de mi abuelo Gregorio Hernández de Alba y el trabajo realizado por mi papá Carlos Hernández de Alba y un grupo de intelectuales para rescatar su legado. Dentro de lo que vi, estaba el libro de apuntes maestros de la rectoría de la Universidad Nacional de Colombia publicado en 2016, titulado Gregorio Hernández de Alba (1904-1973): Su contribución al pensamiento indigenista y antropológico colombiano. También encontré la segunda edición del libro Cultura de San Agustín publicado por el ICANH, el original del libro Cuentos de la Conquista y el primer borrador de También esto es Colombia, que estaba en sus inicios. Uno de los aspectos que más me llamaron la atención de los libros fueron las fotografías que acompañaban los textos. Fotografías en blanco y negro impresas en tamaños pequeños. La gran sorpresa fue cuando me mostraron algunas de ellas digitalizadas. Al verlas en la pantalla de computador pude observar unas fotografías artísticas e históricas que van mucho más allá de su registro normal de trabajo. Las fotografías fueron tomadas en las investigaciones, viajes y reuniones en diferentes regiones del país, capturando de una forma única el rostro de la Colombia del siglo XX y el de otros países como Francia, Estados Unidos, Honduras, España, Panamá y México.
(Le puede interesar: Salman Rushdie y Can Xue suenan como favoritos para el Premio Nobel de Literatura)
Sabía que eran fotos espectaculares, pero decidí mostrarles las imágenes a unos amigos y lo confirmaron: teníamos en nuestras manos un tesoro para la humanidad; habíamos encontrado una aguja en un pajar.
En ese momento, en convenio con la empresa ISA Inter Colombia, iniciamos el proyecto de restauración con el objetivo de garantizar que su legado fotográfico permanezca en el tiempo y se divulgue a nivel nacional e internacional. A la fecha, contamos con aproximadamente ciento cuarenta imágenes restauradas que reflejan la más pura esencia de nuestra historia, pueblos indígenas y culturas que permiten evidenciar la gran transformación de nuestro país y del mundo en las últimas décadas.
Con los negativos restaurados y digitalizados creamos un equipo interdisciplinario de catorce personas para la realización del libro Legado fotográfico Gregorio Hernández de Alba: 1904 - 1973.
¿Cuáles son los temas y las preocupaciones que se ven reflejados en el archivo fotográfico de Gregorio Hernández de Alba?
Para la realización del libro buscamos frases de mi abuelo Gregorio que explicaran sus pensamientos. Me parece que estas seis frases reflejan su sentimiento sobre la problemática en Colombia en ese momento. Prefiero que sean sus reflexiones las que hablen.
«¿Acaso el pueblo guajiro es reacio a aprender nuevas cosas, a nuestra cultura? No, lo que pasa es que la imposición no ha llevado sino a la resistencia: antes que borrar una cultura autóctona, se hace antipática y refuerza en el fondo del espíritu indígena todo el amor que guarda por su tradición».
«Hace falta un sistema racional regido por el conocimiento del alma indígena y la costumbre vieja que como tal es la ley; comprender al nativo no sujetándolo a un rígido sistema de disciplina, no pretender arrancarle de un tajo idioma y religión; llevarlo en cambio y poco a poco de su forma de vida, idioma y religión a la cultura nuestra, con sus industrias, sus fiestas, danzas y libertad».
«Hacer entrar en el mercado libre de tierras a gentes que carecen del sentido de los valores económicos en vigencia y que no han aprendido la malicia comercial de los blancos y los mestizos es simplemente entregar a las comunidades de indígenas a la rapiña de sus circunvecinos, en lo general abusivos, tinterillos y politiqueros».
(Le recomendamos: “Mi filosofía de vida está en permanente hacer, pero no de manera precipitada”)
«Ejemplos de arte colombiano indígena que día a día han sido descubiertos, por los arqueólogos y buscadores de tesoros, ocasionan sorpresas por su variedad y valor artístico. Merecen sin duda un sitio en los museos junto con el mejor arte prehispánico de otros países americanos. Los estudios futuros revelarán en forma completa las técnicas de estos pueblos primitivos, su estética y religión, las influencias recibidas y transmitidas y las expresiones a las cuales dieron forma» .
La investigadora Brett Troyan escribió estas reflexiones que también incorporamos en el libro:
«En el análisis de las relaciones entre el Estado y las comunidades indígenas, fue una figura particularmente importante porque su interés por las comunidades indígenas se prolongó durante más de cuarenta años y porque supo traducir sus actividades intelectuales en políticas de Estado» .
«Si bien Hernández de Alba es parte de una tradición de indigenismo que data de sus experiencias anteriores a la guerra, su modernidad y profundo compromiso con el antirracismo se derivan de sus experiencias de la Segunda Guerra Mundial» .
¿Estudió fotografía o se trató de una labor empírica?
La primera expedición etnográfica realizada por mi abuelo fue a La Guajira. Hace poco encontré una referencia muy importante en su investigación de campo realizada en la expedición del año 1935 donde comenta que la expedición tenía las mejores tecnologías de registro sonoro y visuales de la época. Además, la expedición contaba con la fotógrafa Lydia Du Pont de la Universidad de Pensilvania. Gregorio trabajó por más de seis meses con la fotógrafa DuPont. Lydia Chichester du Pont (1907-1958) fue una heredera estadounidense que formaba parte de la destacada familia Du Pont.
Pero lo más importante es que tenía la capacidad de ver y registrar lo que muchas personas no ven. «Yo encuentro en el trabajo de Gregorio Hernández de Alba no solamente un trabajo visual muy bello, y que agradezco, sino al humanista y profesional que recorrió ese país por el que todos deberíamos luchar. Esas fotos hermosas son una forma de verme en un espejo de la Colombia que quiero y sueño caminar para retratar su multiculturalidad y sus riquezas naturales. Sus fotos me emocionan mucho», escribió Abad Colorado en el prólogo del libro.
Parte del Archivo Gregorio Hernández de Alba se donó al Banco de la República. ¿Qué se encuentra en dicha donación?
Reúne un conjunto de documentos entre correspondencia personal, notas, escritos y ensayos de su producción intelectual, recortes de prensa, artículos en revistas especializadas y cerca de tres mil fotografías que dan cuenta de los diversos períodos de su vida personal y profesional, así como de la historia de la antropología en Colombia.
¿Cómo fue el proceso de selección de las fotografías para el libro?
Empecé a clasificar los negativos viéndolos a través de lámparas y un equipo celular para pasarlos en positivo. Los negativos estaban en su mayoría en el archivo de la familia, sin embargo visitamos la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) y la Universidad del Cauca para buscar más fotos. En total vi más de cinco mil negativos. Encontré una serie de grupos y en algunos casos series fotográficas. Para el libro se clasificaron en seis temas: arqueología, etnografía, trabajo artesanal, bandas y fiestas, cotidianidad en Colombia y familia y amigos.
Con un equipo interdisciplinario que incluye al coeditor del libro Juan David Giraldo, a la antropóloga Aura Reyes, a Carlos Hernández de Alba, al historiador Julián Huertas, a la experta en fotografía Juanita Carrasco y mi esposa Maria Cecilia, nuestros hijos Maria, Pedro, Gregorio y Josefina seleccionamos las ciento cuarenta fotos que quedaron en el libro. Fueron muchas horas de trabajo y diversión.
De todas las fotografías publicadas, ¿cuál es su preferida y por qué?
La foto favorita va cambiando. Siempre que encontraba una fotografía inédita de excelente calidad fotográfica con contenido importante y negativo en buen estado era como encontrar un tesoro. Hoy en día puedo decir que son muchas las fotografías favoritas. La primera foto que llevé a restaurar y a imprimir fue: Músicos Camëntsá: Parque Nacional. Bogotá IV Centenario de Fundación. 1938.
Cuando recibí la fotografía impresa, de 55 cm x 57 cm, del laboratorio Fan Lab, me di cuenta de que los negativos eran perfectos y que teníamos unas joyas de la cotidianidad y el arte en nuestras manos. Es casi imposible describir la felicidad al descubrir las imágenes y verlas impresas en tamaños nunca vistos.
Gregorio Hernández de Alba fue, además de fotógrafo, antropólogo; defensor de las comunidades indígenas; miembro del Grupo Bachué; fundador de la Sociedad de Etnografía y Arqueología; discípulo del etnólogo Paul Rivet en Francia; escritor; fundador, con Rivet, del Instituto Etnológico Nacional y del Instituto Indigenista de Colombia junto con Antonio García Nossa… A su juicio, ¿cuál es el mayor legado que le dejó Gregorio Hernández de Alba a Colombia?
(Le puede interesar: Recorrido histórico: monumentos destruidos por catástrofes naturales)
Conocer, documentar y divulgar las culturas prehispánicas de Colombia, proteger a los indígenas y preservar sus costumbres con trabajo, leyes e institucionalidad y crear la estructura académica para generar profesionales en arqueología, antropología y etnología en Colombia.
Contribuyó a la consolidación de Instituciones como el ICANH (Instituto Colombiano de Antropología e Historia); la División de Asuntos Indígenas en el Ministerio de Gobierno de Colombia; el Museo Arqueológico, hoy Museo Nacional de Colombia; el Instituto de Etnología de la Universidad del Cauca; propuso también la creación del Museo del Oro del Banco de la República y trajo a Colombia la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El proyecto que inicié por la admiración a las fotografías de Gregorio Hernández de Alba ha ido evolucionando. Adicional al libro, a la donación para la colección permanente del Museo Nacional de Colombia, se han realizado cuatro exposiciones nacionales, tengo el orgullo de decir que la próxima exposición de las fotografías se realizará en el Museo Nacional de Antropología de Ciudad de México en el mes de marzo de 2024. La calidad de las fotos, su contenido y lo que representan para el país ha significado un impulso para que las impresiones y las series lleguen a manos de coleccionistas importantes de arte no sólo de Colombia, sino del mundo.