Guionista de “La casa de papel”: “Si podemos abrir una ventana a un mundo menos doloroso, eso es bueno”
Javier Gómez habla sobre el estreno de la nueva temporada de la serie, en estos tiempos de coronavirus.
Nicholas Dale
Pareciera que el confinamiento de un tercio del planeta no pudo haber llegado en mejor momento para La casa de papel, una de las series en español más vistas de la historia, que estrenó su cuarta temporada el viernes, 3 de abril, en Netflix. Pero Javier Gómez (Santander, España, 37 años), guionista de la serie española, tiene sus reservas, pues, dado el panorama, considera que “cualquier dato de audiencias de la serie es secundario al drama de la vida real que es la pandemia”. Eso sí, dice, “lo que me gusta de estrenar ahora es que, “si podemos abrir una ventana a un mundo menos doloroso, eso es bueno”.
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Pareciera que el confinamiento de un tercio del planeta no pudo haber llegado en mejor momento para La casa de papel, una de las series en español más vistas de la historia, que estrenó su cuarta temporada el viernes, 3 de abril, en Netflix. Pero Javier Gómez (Santander, España, 37 años), guionista de la serie española, tiene sus reservas, pues, dado el panorama, considera que “cualquier dato de audiencias de la serie es secundario al drama de la vida real que es la pandemia”. Eso sí, dice, “lo que me gusta de estrenar ahora es que, “si podemos abrir una ventana a un mundo menos doloroso, eso es bueno”.
Gran parte de la serie, que está dividida en cuatro temporadas y cada dos relata un robo “imposible”, fue escrita en Colombia. Gómez cuenta que, en un momento dado, él y Álex Pina, coguionista y director, se preguntaron: “si podemos escribir en cualquier lugar del planeta, ¿qué estamos haciendo en Madrid?” y entonces, se fueron para la costa Caribe colombiana a escribir durante días, desconectados del resto del mundo, en las playas de Barú, y varios otros lugares del país. Desde entonces volvieron a tierras colombianas cada vez que se sentían atascados en el proceso creativo.
El programa ha sido exitoso entre el público global porque adapta el género anglosajón del “robo perfecto” a un ambiente hispano, para acercarla así a una gran porción de la audiencia. Además, la serie “es de parias, con unos personajes parias, en los que se vieron reflejados todos los parias,”, explica Gómez a través de la obligatoria videollamada desde la sala de su casa en Madrid. La idea que terminaría siendo La casa de papel tuvo sus orígenes en otro acontecimiento global que golpeó a España, especialmente fuerte: la crisis económica de 2008, que Gómez cubrió como periodista. “Esa época nos dejó una crisis generacional sobre quién mandaba aquí. Creíamos que vivíamos en un sistema político que encerraba uno económico y la lección demostró lo contrario: vivimos en un sistema económico que permite uno político.” Entonces, Gómez y Pina hicieron “lo que estaba deseando hacer todo el mundo”: entrar a la Real Fábrica de Moneda y Timbre a imprimir dinero. “Desde ese momento la serie pierde la inocencia, y nos posicionamos”, admite Gómez.
La personificación en la serie de los deseos del público no es casualidad. “Yo leo periodismo y saco historias, siempre vas un poco con el radar de la serie puesta, haciendo esa infinita cadena de plagios en la que nos manejamos todos con mayor o menor intensidad”, cuenta el guionista. Es esa conexión con el mundo en el que vivimos y esa credibilidad que se mantiene aún con un componente importante de acción, lo que para muchos espectadores resulta la clave de la serie. “En la sala de guion decimos mucho, ¿te lo comes o no te lo comes? Aunque tenemos parámetros de verosimilitud muy cercanos al comic, lo cual nos permite oscilar muchísimo, somos superobsesivos. Muchos somos periodistas, nos manejamos en lo creíble porque la realidad también da mucho”, reconoce el ahora guionista.
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Hoy parece que fuera precisamente la realidad la que se esfuerza por parecer ficción, y ha agarrado la atención del mundo. El mismo Gómez estos días no está viendo casi ninguna serie o película, admite, porque no tiene el cuerpo, la situación es tan dura, que no le dan ganas de salir de la realidad. Aunque se retiró por completo del periodismo porque requiere un estado mental diferente, cuando pasan cosas importantes “el olfato de periodista se agudiza mucho”, dice. “De hecho, no paro de llamar a mis compañeros periodistas en Colombia, en España, en todas partes, diciendo ‘haz esto, intenta hacer aquello’”, cuenta el experiodista, que no se despega de las noticias estos días.
Esta situación también lo hace dudar del éxito, y de la relevancia de este, del estreno de la cuarta temporada de su serie que, según confiesa, es su preferida; y que se daba por sentada en la estela de la tercera, que tuvo el lanzamiento más visto en la historia de Netflix. A pesar de la gravedad y delicadeza de la situación, la ambición sigue ahí. “Yo quiero ganar a todos. Pero también creo que este es el momento del periodismo y la misión que tenemos los de ficción es aliviar. Si podemos aliviar y entretener a alguien para que salga un poco de esto, estará bien”.