Hans Christian Andersen: el maestro de los cuentos de hadas
Los escritos de Hans Christian Andersen han cautivado a lectores de todas las edades durante más de dos siglos, trascendiendo las páginas para ser adaptados en cine, televisión, ballet y teatro musical.
Mónica Acebedo IG: monica_acebedo_libros
“Disfruta de la vida, hay mucho tiempo para estar muerto”
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“Disfruta de la vida, hay mucho tiempo para estar muerto”
Hans Christian Andersen se convirtió en referente fundamental de la literatura. Se trata de una pluma transgresora porque es uno de los autores más admirados e influyentes en la historia de la literatura escrita para un público infantil o juvenil en un momento en el que ni siquiera existía esa categoría. Su legado, en especial sus cuentos de hadas, ha cautivado a lectores y lectoras del mundo entero por más de dos siglos, de hecho, en nuestro imaginario infantil siempre aparece alguno de sus cuentos. Pero, allende la industria del libro, los relatos del icónico escritor danés han sido representados en el cine, la televisión, el ballet clásico y el teatro musical, y sus tramas han sido reinterpretadas en Hollywood, Disney World, Broadway y muchos otros escenarios.
Nació el 2 de abril de 1805 en Odensa, Dinamarca. Su padre murió cuando él estaba muy joven, y su madre, una humilde lavandera, se vio obligada a trabajar muy duro para pagar la educación de su hijo. Al parecer, tenía una voz excepcional y gracias a eso logró entrar al mundo de la música y conocer a personas influyentes que después lo apoyaron en sus estudios. Logró entrar a la Universidad de Copenhagen en 1828. Se dice que muchos de sus escritos dialogan con aspectos de su infancia. En 1829 publicó su primera novela, en la que el narrador encuentra criaturas fantásticas. Tuvo mucho éxito y de ahí en adelante también escribió poesía, teatro, algunos ensayos, pero, sobre todo, numerosos cuentos fantásticos. Entre los más conocidos: La sirenita (1837), El nuevo traje del emperador (1837), El patito feo (1843) y La reina de las nieves (1844).
Sven H. Rossel se refiere al alcance de su obra así: “Los cuentos de Andersen, cuyo punto de partida era la afición del romanticismo al cuento popular, destacan, pues, por su complejidad de apariencia moderna, mezcla de optimismo y fascinación por la muerte, armonía y disonancias. Únicamente en su sátira de injusticia social -primer escritor danés de origen proletario- no vacila un instante. Así, El ruiseñor y El porquerizo han de ser interpretados no solo como alegorías sobre el contraste entre el arte y la naturaleza, por un lado, sino también como sátiras mordaces de la nobleza y la alta burguesía; una tendencia crítica que en Ella no valía para nada y El jardinero y los señores se convierte en denuncia de claridad meridiana” (Historia de la literatura, Akal, Tomo 5, 1993, p. 284).
Es que, en efecto, su novela El improvisador (1835) y muchos de sus cuentos reflejan las difíciles condiciones que le tocó vivir en su infancia y juventud, y su inconformidad por las marcadas diferencias de clases sociales. Otro ejemplo es El patito feo (1843), que tanto viene a nuestra memoria y que se ha interpretado como un relato autobiográfico en el que se muestra un niño pobre y con poca educación y habilidades, que luego se convierte en un aclamado escritor: “Tendré que soportar dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas”.
En sus escritos, en apariencia muy simples, se siente una profunda mirada sociológica y una cuidadosa observación de las complejas emociones humanas. Recordemos El soldadito de plomo (1838): solo tenía una pierna porque al fundir el grupo de soldados no hubo suficiente plomo para fundir la otra. Él se enamora de una bailarina sostenida en una sola pierna porque cree que es igual que él. Otro juguete, un duende malo, lo empuja por la ventana por mirar a la bailarina, y el soldadito termina en una alcantarilla. Luego, en el mar, lo traga un pez, que después es pescado y llega a la casa de donde originalmente había partido, se reencuentra con la bailarina y aunque el final es trágico, es, al mismo tiempo, un símbolo de firmeza frente a la adversidad. “Aunque fuera de plomo, era un soldadito de verdad”.
Otro de mis favoritos: La sirenita. Ella juega con artículos de humanos y se enamora de un príncipe humano. Este cuento presenta temas sobre la otredad, el sacrificio y la sensación de no pertenecer: “Ella miró al príncipe y sintió que su corazón se rompía en mil pedazos, pues en ese momento su vida dependía de la voluntad de otro”. O, El traje nuevo del emperador (1837), en el que el sastre le confecciona un traje invisible al emperador y les dice a todas las personas que solo las inteligentes lo podían ver. Aquí el autor nos muestra una sociedad que vive para los demás: las apariencias son más importantes que la realidad: “No creas lo que te dicen, abre los ojos y mira por ti mismo”.
En conclusión, Hans Christian Andersen fue un prolífico escritor que logró revolucionar el mundo de la literatura infantil. Se convirtió en uno de los escritores más traducidos en el mundo y nos dejó un legado de historias que han marcado la cultura de los libros por más de dos siglos. Rompió con esquemas narrativos al inventar idiomas dentro de los mismos relatos; presentó a través de sus historias temas universales como el amor, el trauma, el mal, el bien, el éxito, la amistad, la belleza y la fealdad. Fue un maestro en mostrar los sentimientos humanos cotidianos dentro de un mundo fantástico y en combinar el folclor con la fantasía.