Harper Lee, la austeridad en la pluma
Harper Lee solo tuvo que escribir un texto, una de las novelas más leídas en colegios, para que su nombre pasara a la historia y su legado se asentara en el mundo literario. “Matar a un ruiseñor” rápidamente se convirtió en un fenómeno que traspasó los años y las generaciones. Hoy cumpliría 96 años la mujer que le dio vida al personaje de Jean Louise Finch, más conocida como Scout.
Andrea Jaramillo Caro
Cuando Nelle Harper Lee falleció en febrero de 2016, a pocos meses de cumplir 90 años, el mundo lamentó la pérdida de una autora recordada por su retrato de la sociedad en la que creció durante los años 30, al que añadió una pizca de ficción. La mujer cuyo único gran éxito literario bastó para asegurar su huella en la historia dio muy pocas entrevistas acerca de su libro, en una de ellas realizada en 1964 aseguró que “el éxito de ‘Matar a un ruiseñor’ no lo recibí como una sorpresa, sino con puro entumecimiento”.
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Cuando Nelle Harper Lee falleció en febrero de 2016, a pocos meses de cumplir 90 años, el mundo lamentó la pérdida de una autora recordada por su retrato de la sociedad en la que creció durante los años 30, al que añadió una pizca de ficción. La mujer cuyo único gran éxito literario bastó para asegurar su huella en la historia dio muy pocas entrevistas acerca de su libro, en una de ellas realizada en 1964 aseguró que “el éxito de ‘Matar a un ruiseñor’ no lo recibí como una sorpresa, sino con puro entumecimiento”.
Prometió una segunda y tercera novela como secuelas del primer vistazo que tuvo el mundo de la niña que desde 1960 es conocida como Scout Finch, y su vida en el pueblo ficticio de Maycomb, de las cuales solo llegó una 55 años más tarde: ‘Ve a poner un centinela’ (2015). Tan pronto como su primera novela fue publicada no demoró en ganar reconocimiento con un premio Pulitzer en 1961 y al año siguiente fue adaptada al cine.
Este libro que nunca está agotado en librerías le tomó a Lee siete años para completarlo. La trama que contaba la historia de Tom Robinson, un hombre negro acusado de violar a una joven blanca, está vagamente basada en un caso real que ocurrió en 1933 y tomó inspiración de otros casos que sucedieron en este mismo periodo.
El momento en que la autora escribió ‘Matar a un ruiseñor’ fue uno de malestar social con protestas por los derechos civiles y la aprobación para el fin de la segregación en las escuelas públicas. El mensaje que Lee transmitió a través de sus páginas, en un desarrollo lento pero significativo, resonó en la sociedad estadounidense del momento. Su experiencia, habiendo vivido ese juicio de 1933 a través de su padre Amasa, la volcó hacia sus páginas con pequeños ajustes, por ejemplo, en su vida familiar. Su padre perdió el caso en el que un padre y un hijo afroamericanos fueron condenados a muerte y este veredicto permaneció con ella.
La vida de la autora se vio marcada por las diferentes decisiones que tomó respecto a su educación. Tras graduarse de la escuela en 1944 decidió en un principio seguir los pasos de su padre en el derecho, pero no sería su llamado y en vez se fue a Oxford a estudiar civilizaciones europeas para luego mudarse a Nueva York en 1956 y tomar un trabajo en una aerolínea para mantenerse.
La primera novela de Lee no se publicó sin complicaciones previas, en un principio se iba a publicar ‘Ve a poner un centinela’ y en 1959 entregó la versión final de lo que se convertiría ‘Matar a un ruiseñor’. Su obituario, escrito por Eric Homberger para The Guardian, dice: “Dentro de la fábula de Lee había una novela didáctica y una lección de escuela dominical sobre las formas de injusticia de Alabama y la necesidad de tolerancia. Y había una sátira astuta y agudamente grabada de las costumbres locales”.
Y, a pesar, del éxito inicial que encontró, no estuvo libre de controversias. Pues como dijo Homberger: “Lee se mantuvo fiel a los valores liberales subyacentes del libro, aunque su mensaje de esperanza ya era algo así como un anacronismo en la década de 1960. A pesar de su popularidad, Matar a un ruiseñor ha sido repetidamente objeto de exclusión de las bibliotecas escolares. Los padres afroamericanos de Oklahoma se opusieron al uso de la palabra “nigger” y obligaron a la junta escolar a eliminar el libro de las listas de lectura. Un padre en Alabama se opuso al uso de “maldita sea”; otro se quejó de la palabra “mear”. En el condado de Hanover, Virginia, se unió a El mago de Oz y Rebecca de Sunnybrook Farm en una lista de libros prohibidos”.
Sin embargo, posterior a ‘Matar un ruiseñor’ su nombre no volvió a aparecer en ningún libro. Escribió algunos ensayos para revistas como un favor para su amigo Truman Capote. Pero con la fama y la riqueza que le otorgó su primera novela ella siguió viviendo de forma sencilla sin dar una entrevista durante 14 años. Vivió en un apartamento arrendado en Nueva York antes de mudarse con su hermana en Alabama, Casey Cep escribió en 2019 para la revista Time que “Lee no solo estaba luchando con una segunda novela; ella estaba luchando con todo. Durante un tiempo, su hermana Alice había contado una historia poco probable sobre cómo un manuscrito había sido robado del apartamento de Lee en Manhattan mientras ella estaba fuera, pero pronto incluso Alice dejó de decir mucho sobre la escritura de su hermana y, finalmente, todos menos la prensa dejaron de preguntar”.
Años después, luego de que muriera su hermana en 2014, se publicó ‘Ve a poner un centinela’, pero no sin estar envuelto en controversia. Esta ve por las implicaciones de esta obra. Esta vez por la narración y la trama, ya que fue promocionada como una secuela de ‘Matar un ruiseñor’ y no había continuidad en algunas de las historias al ser un primer borrador de la novela de 1960. Pero más allá de eso, se puso en tela de duda el tema de su publicación teniendo en cuenta el decaído estado de salud de la autora. No fue bien recibido, aunque gozó de popularidad al ser el segundo y último título que Lee publicaría.
Harper Lee se mantiene en la historia como una autora de gran reconocimiento, en 2007 recibió la Medalla Presidencial de Libertad y también la Medalla Nacional de la Artes en 2010. Su amigo Wayne Flynt, profesor emérito de la Universidad Auburn, dijo sobre ella: “Una cosa que diré sobre Harper Lee: si alguna vez conociste a Harper Lee, obtuviste exactamente lo que viste. Ella nunca trató de ser nada en toda su vida excepto quien era”.