Harrison Ford: “No soy una persona nostálgica, tampoco la celebro”
El actor estadounidense anunció en el Festival de Cine de Cannes que con su trabajo en “Indiana Jones y el dial del destino” le dirá adiós a la saga, que se inició en 1984.
Janina Pérez Arias
A pocos actores se les presenta la oportunidad para transcender a través de sus personajes. Sin dudas Harrison Ford es uno de ellos. Con su Han Solo de La guerra de las galaxias, su cazador de replicantes de Blade Runner y el arqueólogo aventurero Indiana Jones, ha dejado huella en la cinematografía mundial, lo que le ha permitido ser una referencia para varias generaciones de espectadores.
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A pocos actores se les presenta la oportunidad para transcender a través de sus personajes. Sin dudas Harrison Ford es uno de ellos. Con su Han Solo de La guerra de las galaxias, su cazador de replicantes de Blade Runner y el arqueólogo aventurero Indiana Jones, ha dejado huella en la cinematografía mundial, lo que le ha permitido ser una referencia para varias generaciones de espectadores.
A Harrison Ford le ha tocado despedirse precisamente de Indi, ese arqueólogo adicto a la acción, y lo hace por todo lo alto a sus 80 años con Indiana Jones y el dial del destino, película dirigida por James Mangold y presentada en el Festival de Cannes.
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En el esperado estreno mundial, la organización del festival le otorgó la Palma de Oro Honorífica y vimos a Ford realmente emocionado, sin palabras, conmovido, con el público aplaudiendo de pie durante varios minutos.
El día después, al actor las emociones se le han apaciguado. En una suite del Hotel Carlton de Cannes, Ford se sirve una coca-cola en un vaso con mucho hielo.
Cabellera platinada, corbata azul marino, camisa azul, blazer gris con un coqueto pañuelo azul marino con lunares blancos.
Ahorrativo en palabras, a veces echa mano de un monosílabo, de un sonido o un gesto como única respuesta, aunque mira con interés genuino a su interlocutor. Habla en tono bajo, como un susurro, sonríe. Se siente más que satisfecho, contento con el resultado de lo que será una despedida.
Que si caerá en la tentación de volver a interpretar a Indiana Jones. “¡No!”, es tan rotunda su negativa que la acentúa con el consabido movimiento de cabeza. Indiana Jones y el dial del destino (que se estrenará en Colombia el 29 de junio) dice que es precisamente la razón para no retornar.
“Anhelaba este momento, siempre quise ver a este personaje desarmado por los años”, se toma su tiempo para encontrar las palabras, “y en cierto modo yo quería enfrentarme a mi propia edad”.
En el filme corre el año 1969, con los hippies en su apogeo, la fiebre por la carrera espacial, la Guerra Fría y la de Vietnam. Vemos a Indiana con su cuerpo avejentado, solitario, cascarrabias, aburriendo a sus estudiantes universitarios, faltando poquísimo para su jubilación.
El contexto sirve para explicar otro deseo de Ford para Indiana, que la próxima relación personal que tuviera, prácticamente “lo devolviera a la vida, por eso la creación del nexo entre él y su ahijada desatendida, poseedora de una complicada personalidad, alguien que Phoebe (Waller-Bridge) encarna brillantemente”.
Indiana con la intrépida ahijada Helena Shaw, así como Harrison con la actriz inglesa conocida por la serie Fleabag, tanto la ficción como la realidad durante el rodaje. Para Harrison Ford, ese fue el mejor de los divertimentos.
Cero nostalgia
Hace cuatro décadas se estrenó la primera entrega de esta saga. Indiana Jones y el templo de la perdición (dirigida por Steven Spielberg) sería el principio de una franquicia con millones de seguidores alrededor del mundo. Cuando se habla de esta quinta y última entrega, no se puede evitar referirse a la nostalgia.
“No soy una persona nostálgica, tampoco la celebro”, zanja Harrison Ford, “yo lo que quiero es tener información nueva, ver hacia dónde nos dirigimos, meterme en lugares inexplorados”. Pero no se trata únicamente de tantear en terrenos desconocidos, sino también de rodearse de jóvenes talentos.
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“Cuando interactúas con gente joven, aprendes cosas nuevas”, afirma, “he tenido la suerte de trabajar con una variedad de actores diferentes en una diversidad de géneros cinematográficos”.
El aclamado intérprete recalca que la saga de Indiana Jones ha perdurado porque “no hacemos lo mismo una y otra vez, brindamos nuevos aspectos del personaje, y además necesitamos una nueva aventura y experiencia para el público”, afirma y se extiende, “es por eso que en su momento trajimos a Sean Connery, que hizo de mi padre”.
En ese sentido, para Indiana Jones y el dial del destino dice que de algo estaba seguro, “sentí que teníamos que ser responsables de la reinvención en todas sus formas, y lo que más ambicionaba era lograr un alto grado de redondez en la historia”.
Cuando se le pregunta a qué se debe que Indiana Jones sea tan universal, se toma su tiempo para reflexionar. “Indiana es un ser humano con defectos, al igual que la gran mayoría de la gente”, sostiene, “espero que los espectadores hayan sentido su desarrollo de película en película, con ese algo de sabiduría, de alegría, de virtud que se ha mantenido en cada historia”.
Hace una pausa y agrega, “quizá la conexión radica en que, como Indiana, no nos despertamos igual todos los días; a veces tenemos días buenos, otros malos, aunque él siempre tenga una serie imparable de días malos”, termina con una sonrisa.
La acción casi ininterrumpida a la que se ha sometido el actor a lo largo de la saga, y en particular en Indiana Jones y el dial del destino, despierta la curiosidad sobre su relación con el peligro. Que no es como Tom Cruise, conocido por hacer él mismo las escenas de acción, dice que eso no le va, aunque alaba a su colega, “es fantástico, lo que hace es único”.
“En mi vida real el peligro no ha estado tan presente, pero cuando ocurre algo imprevisto, te tienes que ocupar de eso”, sabe de lo que habla y para muestra están los aparatosos accidentes que ha tenido con su avioneta. Recuerda uno en específico, cuando el motor se detuvo en pleno vuelo.
“Casi como de forma cinematográfica, se me vio a la mente una frase de mi mentor de aviación, como guiándome”, pone algo de dramatismo. Y dice que gracias a que siguió al dedillo, esas indicaciones, pese al momento crítico, está aquí para contarlo. “Ahora ya sé qué hacer”, concluye con la certeza de quien tiene una lección aprendida.
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