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“Harrogate” y Agatha Christie en Bogotá: el arte es un crimen

Durante pocos días se estará presentando la obra “Harrogate”, una mirada al universo creativo de la autora más leída del siglo XX.

Juanpablo Gómez
11 de marzo de 2022 - 05:59 p. m.
En esta obra, Agatha Christie se convierte en personaje, mientras que sus personajes Hércules Poirot y Miss Marples son seres de carne y hueso tratando de salvar su vida y la de su autora.
En esta obra, Agatha Christie se convierte en personaje, mientras que sus personajes Hércules Poirot y Miss Marples son seres de carne y hueso tratando de salvar su vida y la de su autora.
Foto: Cortesía de El grupo
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Recuerdo a Agatha Christie y pienso en misterios por resolver, en crímenes de todo tipo resueltos con elegancia y precisión. La autora inglesa logró desarrollar un exquisito estilo policiaco alejado de la desfachatez y la vulgaridad que la posicionó como la más traducida y leída en el mundo. Aún hoy, 45 años después de su muerte, sigue siendo un referente literario para todos aquellos que alguna vez hemos querido acercarnos al género policiaco, sus intrigas y secretos.

Parece que la mejor forma de hacerle un homenaje a Agatha Christie es cometiendo un crimen, un robo. El autor de “Harrogate”, Moisés Ballesteros, sabe que el robo hace parte de la historia del arte, pero robar no te hace artista. Solo un buen ladrón logra hacer del crimen una obra de arte. La obra escrita y puesta en escena por Ballesteros y su grupo, Teatro Estudio 87, extrae personajes clásicos de la autora inglesa, les da cuerpo sobre el escenario emulando el tono y la forma de hablar que Christie plasmó en el papel.

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“Harrogate” es un robo. El crimen está hecho. Los personajes han sido robados, calcados del original y se presentan ante el público sin ningún tipo de pudor. Lo hacen así porque son artistas de oficio, saben de qué están hechos, que no son unos novatos y que pueden enfrentarse a este crimen con la altura que Agatha Cristhie se merece. Entienden que cualquier persona es capaz de robar, pero no todo el mundo está preparado para hacerlo con la elegancia suficiente para que el crimen se convierta en una declaración de admiración.

En esta ocasión los actores no crean nada nuevo sobre el escenario, tan solo nos presentan el resultado de un robo meticuloso. No se pavonean demostrando sus capacidades dramáticas, por el contrario, se contienen en la singularidad de pequeños gestos. Muestran con sencillez que su profesión no consiste en una simple imitación de acciones y palabras, sino en el robo del gesto preciso, que además ponen sobre el escenario con cuidado y delicadeza. Ese gesto invita a los espectadores a ser cómplices del hecho artístico, a comprender que la puesta en escena tiene sentido cuando alguien lo observa con atención.

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El montaje mezcla realidad y ficción. Un misterio real debe ser resuelto por personajes literarios. Un arriesgado juego escénico en el que, mientras se investiga una desaparición, se revela la íntima relación entre un autor y sus personajes. Esas invenciones poéticas que no son otra cosa que una extensión de la humanidad, una forma de ampliar la visión del mundo de quien escribe.

En esta obra, Agatha Christie se convierte en personaje, mientras que sus personajes Hércules Poirot y Miss Marples son seres de carne y hueso tratando de salvar su vida y la de su autora. Cada uno enfrentándose a sus propias frustraciones y debilidades. La obra está cargada de sutilezas, de pistas (falsas y reales) que obligan al espectador a estar atento, a no perderse ninguna palabra, ningún gesto, porque allí, en aquello que parece insignificante, puede estar la clave para resolver el misterio.

La vida y la ficción están llenas de crímenes, problemas, miedos y angustias. A los humanos nos encanta meternos en líos. Lo realmente difícil es resolverlos, descifrar el rompecabezas, salir del laberinto. Tal vez por esta razón fue que Agatha Christie tuvo un incidente imposible de descifrar en 1926. La autora, reconocida por inventar todo tipo de crímenes (y resolverlos), desapareció durante 11 días sin dejar rastro alguno. Cuando la encontraron en un hotel en la municipalidad de Harrogate, Inglaterra, no supo explicar cómo había llegado hasta allí. Este incidente es el punto de partida de la obra teatral que podrá verse a partir del 10 de marzo en el teatro Quinta Porra de Bogotá.

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Por Juanpablo Gómez

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