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¿Cómo fue el momento cuando se enteró de que había ganado este reconocimiento?
En realidad, no fue un momento tan emotivo. Simplemente me llegó un correo notificándome que había ganado el premio y luego se habló de los trámites y la burocracia. El momento más bello fue cuando mi editor, Manuel Borrás, me comunicó la noticia por WhatsApp, pero con mucho afecto.
Hablemos de “Tener un cuerpo es mala poesía”, la obra que lo hizo merecedor del premio. ¿Cuánto tiempo se dedicó a ella?
No tengo un cálculo exacto, pero creo que fueron alrededor de dos años y medio. Comencé a escribir en 2022 y en mi casa. Tuve la suerte de ganarme una beca en la Fundación Antonio Gala, lo que me permitió dedicarme intensamente a la escritura durante nueve meses. Aunque también trabajé en otros libros durante ese tiempo. El título proviene de un verso de la poeta neozelandesa Hera Lindsay Bird: “Es mala poesía tener cuerpo”, y de ahí surge este libro, que es una especie de archivo autobiográfico que aborda distintos aspectos de mi vida: el cuerpo, la enfermedad, las experiencias laborales, el trabajo, el desempleo, el sexo, los amores y las soledades. Los poemas son como relámpagos biográficos.
En una publicación de Instagram, expresó: “Aunque me podría quejar de lo mucho que me agotó escribir este libro, solo diré que estoy sorprendido. No por modestia, sino porque creo que me arriesgué hasta llegar al borde del asco, la ridiculización y el victimismo. Fue (es) una rigurosa humillación.” ¿A qué se refiere con eso?
Como mencioné, estos poemas son relámpagos biográficos; es decir, el material de escritura proviene de mi vida, que generalmente es privada. Muchas veces utilizo escenas vergonzosas, que no es fácil compartir con los demás. El libro comienza con una escena de la infancia en la que un niño se defeca en el salón de clases y llora. Así está compuesto el libro, con sentimientos incómodos, pero que me parecen sinceros. Eso es lo que más valoro en la literatura: la sinceridad.
¿Y durante el proceso descubrió algo sobre su vida que no hubiese reconocido hasta ese momento?
La escritura es un descubrimiento. Nunca sabes qué vas a encontrar, ni las imágenes que vas a usar. Siempre hay una resignificación de todo lo que uno escribe.
Cuéntenos sobre su proceso para escribir los poemas. ¿Necesita aislarse o, por el contrario, le gusta estar rodeado de ruido y personas?
Generalmente, escribo en mi cuarto, lo que crea un aislamiento. Sin embargo, siempre hay distracciones, ya sea en la casa, en el barrio o en la fundación. Escucho música cuando escribo, eso me ayuda mucho a encontrar el ritmo, la atmósfera o el ambiente que necesito. A veces tengo que buscar la canción adecuada, como si fuera un soundtrack específico. El proceso de escritura, para mí, es un poco desconocido. Escribo, reescribo y hago muchos bocetos durante semanas hasta que, en algún momento, surge algo. Es como un impulso, una cascada. Es difícil saber cuándo aparece un poema. Creo que Ida Vitale lo expresó bien: “Algunos poemas vienen como regalados, como si te los hubieran dado”. A veces llegan así, sueltos, y otras veces, hay que trabajarlos durante meses.
Se dice que un artista siempre siente que la obra pudo ser mejor después de publicada. ¿Ha experimentado esa insatisfacción?
Cuando estoy escribiendo, siento que la obra podría ser escrita “para siempre”. Puedo seguir escribiendo un libro indefinidamente, hasta que alguien, o algo, en este caso un premio, me diga “ya no más”. Uno podría estar con borradores todo el tiempo y nunca publicar nada. En ese sentido, siempre puede haber algo de insatisfacción. Con mi libro anterior, el primero y único que he publicado, siento una pequeña insatisfacción con un par de poemas, pero en general estoy contento con el resultado. Además, me da consuelo y alegría que unos jurados lo hayan elegido y que haya tenido una buena recepción literaria. Eso también me conforta, aunque, en general, estoy muy satisfecho con lo que he hecho.
Algunos autores rechazan los premios literarios, mientras que otros los ven como un incentivo para su obra. ¿Cómo se posiciona en este debate?
No he pensado mucho en una posición específica sobre eso, pero conozco autores que pueden instrumentalizar su obra para ganar concursos, sabiendo qué temas y libros están de moda. Los concursos ofrecen un estándar de calidad, pero a veces, centrarse solo en ganar premios puede hacer que la obra sea artificiosa. En cuanto a quienes rechazan premios, muchas veces lo hacen por motivos políticos, lo cual me parece legítimo. Sin embargo, quienes pueden rechazar un premio también están rechazando oportunidades económicas y de distribución, lo cual implica estar en una posición privilegiada. En mi caso, este premio me vino muy bien, tanto económicamente como para la distribución de mi trabajo, sobre todo en un país con tanta precariedad laboral. No tengo motivos para rechazar algo así.
¿Qué agradece de su oficio?
Escribir es algo que me hace falta. Si uno puede ganarse la vida haciendo lo que le gusta, aunque suene trillado, es realmente gratificante. Además, la escritura me ha permitido generar vínculos muy bellos. Muchos de los amigos que tengo están vinculados a mí por la literatura, porque nos conocimos a través de ella y compartimos sensibilidades similares. La amistad es un regalo muy valioso que la escritura me ha dado. Claro, también puedes ser un ermitaño y escribir, pero la escritura también puede ofrecerte una vida social muy enriquecedora.