Hay Festival 2023: Teresita Goyeneche y las narrativas del sí mismo
La cartagenera, que habla sobre su crónica “Volver” y su ópera prima “La personalidad de los pelícanos”, conversará con Margarita García Robayo y Daniella Sánchez Russo, hoy a las 16:00, en el marco del Hay Festival Cartagena.
Daniela Cristancho
Recibió un reconocimiento del jurado en el Premio Simón Bolívar 2022 por “Volver”, una crónica que intenta reconstruir los pasos de su familia, y con su libro “La personalidad de los pelícanos” hace algo similar. ¿Considera que la nostalgia es un insumo para su obra?
Soy una persona nostálgica y trabajo con la nostalgia, siento que es la materia prima de muchas de las historias que escribo y que me interesan. Sucede lo mismo con la memoria, sobre todo en los últimos años, que ese tema ha sido parte de la conversación pública por muchas razones. Tal vez porque crezco en un país y en una ciudad donde la administración de la memoria está muy determinada por los poderes políticos y los poderes privados, lo que hace que se capitalice y se secuestre por momentos.
¿Hay otros puntos de encuentro entre sus trabajos?
No escribía tradicionalmente en primera persona, pero esos dos trabajos, Volver y La personalidad de los pelícanos son escritos así. Vengo de hacer una maestría en escritura creativa en la Universidad de Columbia (Estados Unidos), en un país donde la primera persona está de moda hace mucho tiempo. El trabajo del memoir estadounidense es un género donde abundan las obras. Cuando escribía estos dos trabajos estaba en esos estudios, en un lugar muy lejano, geográfica y simbólicamente. Y me di cuenta de que hablar en primera persona es contrario a lo que podría parecer en apariencia. Es la mejor forma para acercarme a alguien que, en teoría, era absolutamente diferente a mí, a un lector estadounidense que no lee en español y que probablemente nunca había ido a Latinoamérica ni entendía qué significaba una guerrilla. En ese proceso también entendí que la primera persona del singular, para mí, era un lugar para escribir en la primera persona del plural, pero sin la pretensión de encerrar un montón de experiencias que no son las mías. Es una primera persona donde mucha gente podría encontrarse, pero enuncio solo desde mi lugar individual. Entonces, hay unos afanes por conectar con un lector, desde la nostalgia y la memoria, y que se sienta atravesado por estas letras.
Le recomendamos: Qué bien pueden describir los pelícanos a Cartagena
Hablemos del sentimiento de pertenencia y el sentido del “yo” cuando se está lejos del lugar de origen.
Uno nunca es tan nacionalista como cuando está lejos. Tú no sientes la necesidad de explicarte o narrarte a ti mismo cuando estás en un espacio que es familiar, algo que sí sucede cuando estás en el extranjero. Sientes la necesidad de decir quién eres y, por bueno o malo, comienzas por el lugar del que vienes. A mí la pregunta sobre lo que significaba ser cartagenera me había surgido desde hace mucho tiempo, por lo política que era la conversación en casa y también porque, como dice Vanessa Rosales en el prólogo, Cartagena es una ciudad diseñada para que uno no se encuentre. Ascender socialmente es difícil y tener acceso a diferentes puntos geográficos, también. Me había ido muy joven a vivir unos años a Bogotá y me pasó algo extraño: no era solo cartagenera, sino que era provinciana. Me preguntaba qué significa ser provinciano y cómo puedo dejar de serlo. Luego fue Nueva York, una ciudad cosmopolita donde hay gente originaria de muchos lugares y donde está el culto a la personalidad, al personaje que creas de ti misma y la historia que cuentas. Tal vez de ahí nació Volver, de esa intención de saber cuál era mi historia y, por lo tanto, mi sitio en una ciudad donde casi todos los sitios están ocupados. Me comencé a preguntar: ¿qué es ser colombiana? ¿Qué significa tener una abuela desplazada de un conflicto del que nadie habla? ¿Cuál es la Cartagena de la que la gente habla y desconozco? Si la Cartagena que me cuentan otros no es mi Cartagena, ¿cómo describo la mía?
Le sugerimos: Sobre el Hay Festival de Cartagena y una antigua máquina de escribir
¿De dónde cree que viene su sentido crítico?
Fui criada por un cartagenero y una cartagenera muy críticos de la ciudad. Mi madre, una funcionaria de toda la vida, y mi padre, un profesor de economía e historiador, ambas personas muy políticas. Empecé a ejercer el periodismo casi que por ese instinto familiar de estar preocupada y de tratar de entender por qué suceden algunas cosas. La personalidad de los pelícanos parte de ese tipo de inquietudes, ¿por qué Cartagena, siendo la capital turística del país, termina en una crisis política que tuvimos con más de un alcalde promedio por año durante casi 10 años? ¿Por qué el año pasado tuvo la tasa de homicidio más alta de su historia? ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Qué le han traído los procesos democráticos a la ciudad?
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖
Recibió un reconocimiento del jurado en el Premio Simón Bolívar 2022 por “Volver”, una crónica que intenta reconstruir los pasos de su familia, y con su libro “La personalidad de los pelícanos” hace algo similar. ¿Considera que la nostalgia es un insumo para su obra?
Soy una persona nostálgica y trabajo con la nostalgia, siento que es la materia prima de muchas de las historias que escribo y que me interesan. Sucede lo mismo con la memoria, sobre todo en los últimos años, que ese tema ha sido parte de la conversación pública por muchas razones. Tal vez porque crezco en un país y en una ciudad donde la administración de la memoria está muy determinada por los poderes políticos y los poderes privados, lo que hace que se capitalice y se secuestre por momentos.
¿Hay otros puntos de encuentro entre sus trabajos?
No escribía tradicionalmente en primera persona, pero esos dos trabajos, Volver y La personalidad de los pelícanos son escritos así. Vengo de hacer una maestría en escritura creativa en la Universidad de Columbia (Estados Unidos), en un país donde la primera persona está de moda hace mucho tiempo. El trabajo del memoir estadounidense es un género donde abundan las obras. Cuando escribía estos dos trabajos estaba en esos estudios, en un lugar muy lejano, geográfica y simbólicamente. Y me di cuenta de que hablar en primera persona es contrario a lo que podría parecer en apariencia. Es la mejor forma para acercarme a alguien que, en teoría, era absolutamente diferente a mí, a un lector estadounidense que no lee en español y que probablemente nunca había ido a Latinoamérica ni entendía qué significaba una guerrilla. En ese proceso también entendí que la primera persona del singular, para mí, era un lugar para escribir en la primera persona del plural, pero sin la pretensión de encerrar un montón de experiencias que no son las mías. Es una primera persona donde mucha gente podría encontrarse, pero enuncio solo desde mi lugar individual. Entonces, hay unos afanes por conectar con un lector, desde la nostalgia y la memoria, y que se sienta atravesado por estas letras.
Le recomendamos: Qué bien pueden describir los pelícanos a Cartagena
Hablemos del sentimiento de pertenencia y el sentido del “yo” cuando se está lejos del lugar de origen.
Uno nunca es tan nacionalista como cuando está lejos. Tú no sientes la necesidad de explicarte o narrarte a ti mismo cuando estás en un espacio que es familiar, algo que sí sucede cuando estás en el extranjero. Sientes la necesidad de decir quién eres y, por bueno o malo, comienzas por el lugar del que vienes. A mí la pregunta sobre lo que significaba ser cartagenera me había surgido desde hace mucho tiempo, por lo política que era la conversación en casa y también porque, como dice Vanessa Rosales en el prólogo, Cartagena es una ciudad diseñada para que uno no se encuentre. Ascender socialmente es difícil y tener acceso a diferentes puntos geográficos, también. Me había ido muy joven a vivir unos años a Bogotá y me pasó algo extraño: no era solo cartagenera, sino que era provinciana. Me preguntaba qué significa ser provinciano y cómo puedo dejar de serlo. Luego fue Nueva York, una ciudad cosmopolita donde hay gente originaria de muchos lugares y donde está el culto a la personalidad, al personaje que creas de ti misma y la historia que cuentas. Tal vez de ahí nació Volver, de esa intención de saber cuál era mi historia y, por lo tanto, mi sitio en una ciudad donde casi todos los sitios están ocupados. Me comencé a preguntar: ¿qué es ser colombiana? ¿Qué significa tener una abuela desplazada de un conflicto del que nadie habla? ¿Cuál es la Cartagena de la que la gente habla y desconozco? Si la Cartagena que me cuentan otros no es mi Cartagena, ¿cómo describo la mía?
Le sugerimos: Sobre el Hay Festival de Cartagena y una antigua máquina de escribir
¿De dónde cree que viene su sentido crítico?
Fui criada por un cartagenero y una cartagenera muy críticos de la ciudad. Mi madre, una funcionaria de toda la vida, y mi padre, un profesor de economía e historiador, ambas personas muy políticas. Empecé a ejercer el periodismo casi que por ese instinto familiar de estar preocupada y de tratar de entender por qué suceden algunas cosas. La personalidad de los pelícanos parte de ese tipo de inquietudes, ¿por qué Cartagena, siendo la capital turística del país, termina en una crisis política que tuvimos con más de un alcalde promedio por año durante casi 10 años? ¿Por qué el año pasado tuvo la tasa de homicidio más alta de su historia? ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Qué le han traído los procesos democráticos a la ciudad?
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖