Hay Festival Jericó: escenario íntimo de la cultura

En medio de las montañas se alza entre casas la imagen del Cristo Redentor, en Jericó, Antioquia. Un municipio del suroeste del departamento, que tiene una gran presencia católica, herencia religiosa que dejaron los españoles durante la Conquista; además de las iglesias como núcleo del territorio y la estructura arquitectónica reflejada en los hogares, que ahora es patrimonio cultural.

En medio de las montañas se alza entre casas la imagen del Cristo Redentor, en Jericó, Antioquia. Un municipio del suroeste del departamento, que tiene una gran presencia católica, herencia religiosa que dejaron los españoles durante la Conquista; además de las iglesias como núcleo del territorio y la estructura arquitectónica reflejada en los hogares, que ahora es patrimonio cultural.

Este municipio ha sido considerado la “Atenas del suroeste antioqueño”, pues, en sus calles, revestidas de piedras de río y mortero sencillo, han visto el paso de los escritores y periodistas Manuel Mejía Vallejo y José Restrepo Jaramillo, la pintora Jesusita Vallejo y la poeta Dolly Mejía; personajes insignia del panorama cafetero.

Este fin de semana se llevará a cabo en este territorio el Hay Festival Jericó, que celebra su sexta edición y abre una semana cultural que se repartirá entre Medellín, Barranquilla y Cartagena, siendo esta última la anfitriona de la programación central de la celebración. El encuentro entre literatos, artistas y varias comunidades del mundo comenzó en Gales, en 1988, en la población de Hay-on-Wye, considerada la ciudad de los libros por las más de 40 librerías que había en aquel momento, en relación con sus 1.500 habitantes. Se pensó desde un inicio como un espacio para compartir y crear nuevas conversaciones sobre la música, la literatura y el cine, entre otras artes.

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Algunos rumores aseguran que el certamen llegó a Colombia por Gabriel García Márquez. No por iniciativa de él, sino por su rechazo a participar en una de las ediciones en la isla británica. Fue por eso que, presuntamente, el escritor mexicano Carlos Fuentes llevó la muestra literaria a Cartagena de Indias. “Si Gabo no va al festival, el festival va a Gabo”, habría asegurado.

Desde 2007 se empezó a realizar el Hay Festival en el país, donde años más tarde se expandió a Medellín, Barranquilla y Jericó. La “Atenas” antioqueña fue incluida en el festival por las circunstancias históricas en las que la cultura ha sido protagonista. Es tierra de escritores y artistas como los ya mencionados, además de tener cuatro museos: Museo de Antropología y Artes de Jericó (MAJA), Museo de Arte Religioso de Jericó, Casa Natal de Santa Laura Montoya Upegui y Casa de la Música Ateneo Álvaro Arango Gaviria. Otro de los puntos a favor del municipio fue su similitud con Hay-on-Wye de Gales, por ser una población pequeña con una movida artística.

Cada año, los banderines y paraguas en las calles avisan a la comunidad que se acercan los “días de fiesta”, como lo describe Ana Vélez, profesora de Lengua Castellana en uno de los colegios rurales del corregimiento de Palocabildo, en las afueras de Jericó. “Para los estudiantes es un día de mucha alegría. Ellos saben que durante la primera semana escolar nos visita Comfama (organizadores del evento) a realizar actividades”, comentó la educadora. En esta edición se realizarán encuentros de escritura con la autora Velia Vidal, en el taller Narrar nuestro lugar en el mundo; una biblioteca móvil; la presentación Colombia naturalmente diversa, con danza y teatro, y el Jardín de las Ideas, un espacio para la presentación de inquietudes, anhelos, deseos, reflexiones y temas de interés para los jóvenes entre 14 y 28 años.

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“Creo que la lectura es uno de los caminos para entender al mundo, desarrollar la imaginación y tener una posición crítica frente a cualquier contexto. La literatura es una manera de llegarles a los estudiantes y lograr que accedan al conocimiento”, agregó Vélez.

En vísperas del festival, Javier Mejía, uno de los cofundadores de la librería y cafetería local La Danta & La Nutria, se prepara para recibir “un tsunami de turistas” en los tres días del certamen. “Es el evento más importante que se hace en Jericó en el año y estamos hablando de que hay aproximadamente 12.000 habitantes, y no todos viven en el casco urbano. En este fin de semana se espera que lleguen 9.000 personas, según cálculos de la edición pasada”.

En su librería, Mejía, quien también es director de cine, junto a su esposa, Paula Ortiz, cofundadora e ilustradora, organizaron una programación complementaria a la del festival e invitaron a autores como Velia Vidal, Jairo Buitrago y Nona Fernández para charlar de manera más cercana, dejando de lado los grandes escenarios y con un público más reducido.

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“Laura Restrepo estuvo aquí hace un año. La conversación fluyó de una manera más tranquila, más fresca, sin tener una mirada académica para hablar sobre algún tema en específico. Los autores se sueltan e influye que también han sido amigos míos de toda la vida”, agregó el director.

A pesar de que se vaya la carpa con el circo, la apuesta cultural de La Danta & La Nutria se sigue programando para el resto del año. Según Mejía, su propósito es seguir “alimentando al pueblo con cultura”, y por eso cuentan con espacios como: “Voces en el patio”, una vez al mes con algún personaje cultural, y “La hora del cuento” para niños cada jueves. Y planean proyectar películas de cine independiente.

El evento, como afirmó Andrés Valencia, vocero del Hay Festival, brinda acompañamiento a las empresas turísticas, gastronómicas y hoteleras del municipio, además de ofrecer trabajo a los residentes en temas de producción y cubrimiento de actividades. “Estos espacios impactan positivamente la economía del municipio y nos interesa que tengan este desarrollo, además de la capacidad para atender otras festividades y la formación de más empleos formales”.

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Valencia también dijo que este acontecimiento anual deja en el territorio nuevas conversaciones sobre la cultura y un voz a voz que invita a otras personas a participar en las próximas en ediciones. “Jericó ha sido la inspiración y la confirmación de cómo un evento de este tipo puede detonar desarrollo territorial”.