Heath Ledger: un sueño fugaz (El juego del Joker)
El actor australiano que interpretó al Joker en la trilogía de Batman de Christopher Nolan padecía serios problemas para dormir. Siempre tuvo la meta de convertirse en actor, sin saber que su deceso estuvo marcado por los mitos sobre su último papel.
* Redacción Cultura
Meses antes de morir, Heath Ledger comenzó a padecer severos problemas para concebir el sueño. Lo sabían sus amigos, familiares y compañeros de trabajo. Los medios amarillistas comenzaron a armar historias en torno a sus últimos días y los pioneros grupos de discusión de internet sirvieron para alimentar los rumores. Se dijo que Ledger había enloquecido por interpretar al Joker en la saga de Batman del director británico Christopher Nolan. Que el personaje, un ente sin moral fascinado con ser un agente del caos, lo consumió de tal manera que nunca pudo regresar a ser él mismo. Así nació el mito de la muerte de Ledger. Sin embargo, la verdadera historia no es así de fantasiosa, aunque sí mucho más humana.
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Meses antes de morir, Heath Ledger comenzó a padecer severos problemas para concebir el sueño. Lo sabían sus amigos, familiares y compañeros de trabajo. Los medios amarillistas comenzaron a armar historias en torno a sus últimos días y los pioneros grupos de discusión de internet sirvieron para alimentar los rumores. Se dijo que Ledger había enloquecido por interpretar al Joker en la saga de Batman del director británico Christopher Nolan. Que el personaje, un ente sin moral fascinado con ser un agente del caos, lo consumió de tal manera que nunca pudo regresar a ser él mismo. Así nació el mito de la muerte de Ledger. Sin embargo, la verdadera historia no es así de fantasiosa, aunque sí mucho más humana.
Heath Ledger, nacido en Perth, Australia, en 1979, soñó desde pequeño con ser un actor y poner su sello en Hollywood. Sus amigos y familiares apuntan a que deseaba la fama con frenesí, pero que cuando la consiguió se dio cuenta de cuánto la aborrecía y que ya no la quería para nada. En 2001, cuenta uno de sus amigos, Ledger tuvo un ataque de pánico luego de que los ejecutivos de Sony Pictures le enseñaron la campaña promocional de su película Destino de Caballero. Se encerró en el baño a llorar. Había conseguido fama. Pero odiaba sentir que su cuerpo se había convertido en propiedad de las empresas. Desde su primer rol estelar en la comedia romántica 10 razones para odiarte de 1999, la industria cinematográfica había convertido a Ledger en un símbolo sexual. En un estereotipo de modelo australiano surfista con el pelo dorado y sonrisa perfecta. Al público le fascinaba la idea. Pero él la odiaba y se resistía a disfrutarla.
La carrera de Ledger fue tan acelerada como fugaz. Después del éxito de 10 razones para odiarte, el actor tuvo otros papeles destacados como el de Gabriel Martin en la película El Patriota donde compartió pantalla con uno de sus ídolos: Mel Gibson. Su trabajo con Gibson fue un reto para él y para su futuro, pues en el set de grabación Ledger se sintió muchas veces estresado de no poder alcanzar el nivel profesional de sus compañeros. Incluso más adelante, cuando ya se había consagrado en la industria, el actor todavía temía no poder ser tan bueno como los demás. El australiano había construido, como muchos, su carrera a pulso y trabajando personalmente. Ledger no se hizo profesional en una academia, sino en casa, grabándose a él mismo con cámaras caseras. Ensayando, corrigiendo y aprendiendo en el interior de su cuarto. Su compromiso y sus técnicas, sin embargo, le sirvieron para desarrollar sus papeles más emblemáticos más adelante.
Luego de su participación en El Patriota, Ledger consiguió aparecer en Secreto en la montaña, una película en la que dos vaqueros que esperan ser contratados en un rancho desarrollan un lazo sentimental profundo hasta que se enamoran. La actuación de Ledger fue alabada tanto por la crítica como por la audiencia y le sirvió para obtener una nominación a los premios de la Academia. Al mismo tiempo, el actor vio nacer a su primera y única hija, Matilde, fruto de su relación con la también actriz Michelle Williams. Pero este periodo de relativos triunfos y mieles para el actor fue efímero, y pronto su vida se vio desestabilizada y desmoronada. Ledger se separó de su esposa en 2007, quien se llevó la custodia de su hija. Y además, su trabajo se hizo aún más demandante cuando ingresó al reparto de El caballero de la noche en el papel del Joker y al de Mi historia sin mí, en el que interpretó al cantante Bob Dylan.
Para ser el Joker, Ledger se encerró seis semanas en un cuarto para desarrollar la estética del personaje. Sus retoques a las ideas de Nolan quedaron registradas en un diario personal que fue examinado en el documental alemán Muy joven para morir: la historia de Heath Ledger. El resultado final fue un personaje legendario, quizás el mejor villano de la historia de las películas de superhéroes y uno de los antagonistas más completos del cine moderno. Se inspiró en el vocalista de los Sex Pistols, Sid Vicious, y en Alex DeLarge, protagonista de la película La naranja mecánica del director Stanley Kubrick. Ambos anarquistas. Fue un trabajo demandante, pero de ninguna manera la razón principal de su muerte.
Así como la historia de sus días finales, el diario de Ledger de su papel del Joker estuvo rodeado de mitos y rumores. Se dijo que contenía pasajes oscuros que reflejaban la caída del actor en la locura por la interpretación del payaso. Pero en realidad este solo contenía diálogos del libreto original y sugerencias para el diseño de su ropa, citas y recomendaciones para las escenas e ilustraciones del personaje.
El problema de insomnio de Ledger, que padecía desde muy joven, se profundizó en la recta final de su vida, pero su interpretación del Joker de ninguna manera fue la razón que lo llevó a la muerte. Un coctel de píldoras para conciliar el sueño lo hizo. A Ledger lo encontraron desnudo acostado boca abajo en su apartamento en Nueva York, rodeado por medicamentos que toma un hombre común agobiado por sus problemas corrientes: el fracaso en el amor y la decepción y el temor sobre su trabajo. Los ejecutivos y publicistas de El caballero de la noche aprovecharon su trágica muerte para impulsar las campañas de la película en el verano de 2008. Nadie se la quería perder y logró ser un éxito en taquilla, pero a pesar de ser una obra maestra, siempre será recordada por la muerte de Ledger que aún se debate entre si fue un accidente o un suicidio.