Henryk Sienkiewicz: identidad e historia
Henryk Sienkiewicz fue uno de los autores más representativos de la literatura polaca y universal de finales del siglo XIX y comienzos del XX. En su obra se visibilizaron el espíritu, la conciencia cultural y política del momento, y se convirtió en un referente de la identidad nacional polaca.
Mónica Acebedo
“Sin el amor que es bueno, que no hace daño a nadie, que no ambiciona honores, que todo lo soporta, que todo lo cree, que todo lo espera”.
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“Sin el amor que es bueno, que no hace daño a nadie, que no ambiciona honores, que todo lo soporta, que todo lo cree, que todo lo espera”.
¿Quo Vadis?
El emperador Nerón es recordado en el imaginario histórico como aquel gobernante excéntrico y loco, responsable del incendio de Roma en el año 64 y de haber culpado por este hecho a la comunidad cristiana, que por ese entonces se formaba en el imperio. Ese fue el contexto histórico que le sirvió al escritor polaco Henryk Sienkiewicz para la ambientación de su obra maestra: “Quo Vadis: una historia en tiempos de Nerón”, publicada en 1895, que lo llevó a la fama. Pero, además de la popular novela histórica, Sienkiewicz fue un escritor comprometido, autor de una serie de novelas, a mi juicio, transgresoras, por la forma en la que proclamaron la identidad polaca, por una profunda conciencia política y social, por una cuidadosa yuxtaposición de hechos históricos con personajes de ficción desde un discurso que pareció mimetizar una realidad circular de la historia de la humanidad y por su prosa metódica. En el libro editado por Angela Wikes, sobre la vida y obra de escritores, se resaltó el patriotismo polaco activo, al mismo tiempo que su oposición a la rebelión y a la guerra (“Writes: Their Lives and Work”, DK Publishing, 2018, p. 164).
Nació en Wola Okrzejska, Polonia, el 5 de mayo de 1846, en el seno de una familia de la aristocracia rural que, como muchas otras, habían perdido sus fortunas. Su padre fue un ferviente luchador de la independencia de Polonia y defensor de las costumbres y tradiciones polacas. Llevó a cabo sus estudios de periodismo y letras en Varsovia y luego empezó a trabajar como periodista e investigador para diferentes diarios y revistas, como “Revista Polaca” y “Niwa”. Esto lo llevó a hacer viajes por Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia y Turquía, que le proporcionaron una visión del mundo diferente a la que había conocido en su patria. En 1882 fue nombrado director del periódico Slowo. Esta cercanía con la realidad política y social de ese momento histórico tan crucial para Polonia lo llevó a su radical defensa y ataque contra el colonialismo moderno, a través de sus escritos periodísticos. Es famosa la carta dirigida a Guillermo II de Alemania, en la que se opuso a la germanización de la Posnania (Poznan).
Desde su juventud fue aficionado a la narrativa; había publicado algunos cuentos y novelas como “En vano” y “Humorísticas de la carpeta de Worszyllo” (1872-73). Luego la trilogía sobre la historia de Polonia: “A sangre y fuego” (1884), “El diluvio” (1886), “Pan Michael” (1888) empezó a llamar la atención del mundo literario por la maestría con la que presentó la lucha polaca contra las invasiones rusas y su agilidad en el manejo de la historia y la ficción. Asimismo, “Sin dogma” (1891), “La familia Polaniecki” (1894) y “Los cruzados” (1897-1900) y, por supuesto, “Quo Vadis” (1895), sellaron su prestigio en la novela histórica. También escribió relatos cortos: “Bartek el vencedor” (1882), “El torrero” (1880), “Sachem” (1889), entre muchos. En 1905 ganó el Premio Nobel de Literatura. Murió el 15 de noviembre de 1916 en Vavey, Suiza, y es recordado como uno de los escritores polacos más importantes de todos los tiempos.
“Quo Vadis: una historia en tiempos de Nerón”
Es una novela edificada a partir de una mirada cristiana de la historia del emperador Nerón y la primera persecución de los cristianos. Durante el gobierno de Nerón, en el año 64, uno de sus tribunos, Marco Vinicio, sobrino del autor Petronio, se enamoró perdidamente de una mujer cristiana. El incendio de Roma, aparentemente por parte del mismo Nerón, por el que culpó a la comunidad cristiana que se consolidaba en el imperio. El paso y muerte de Pablo de Tarso y de Pedro, el apóstol de Jesús de Nazaret. Si bien no hubo referentes históricos allende de los evangelios cristianos, el autor fue cuidadoso y metódico en su prosa. Se valió de recursos insertos, como las cartas y los diálogos que le dieron ritmo y coherencia a la narración. Encontramos temas como el surgimiento del cristianismo en la Roma imperial, el conflicto entre la decadencia de la sociedad romana y los valores cristianos, la transformación personal y la redención, el amor como fuerza de cambio, la persecución religiosa y el martirio, el poder y la corrupción en la antigua Roma: “¿Es esta la nueva doctrina desconocida? Todo el mundo sabe eso, todo el mundo lo ha escuchado antes. Los cínicos han recomendado la pobreza y la restricción de las necesidades; Sócrates ha prescrito la virtud como una cosa antigua buena; el primer estoico a quien uno encuentra, si bien sea el propio Séneca que tiene quinientas mesas de madera de limonero, ensalza la continencia, recomienda la verdad, la paciencia en las adversidades, la fortaleza en el infortunio, y todo eso es como el trigo viejo, que se comen los ratones, pero que la gente rechaza porque huele mal”.
En resumen, Henryk Sienkiewicz fue uno de los autores más representativos de la literatura polaca y universal de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Su obra rezumó no solo el espíritu, conciencia cultural y política del momento, sino que se convirtió en un referente de la identidad nacional polaca, el respeto a la otredad, un crítico fidedigno de las invasiones de unas naciones a otras, de las persecuciones políticas, religiosas y étnicas que se repitieron a lo largo de la historia. La gran mayoría de sus escritos presentaron valor patriótico, una lucha constante por resaltar la identidad y una inminente necesidad lectiva sobre la vulnerabilidad de la condición humana.