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Un dragón encargado de cuidar valiosos tesoros es un tópico de la literatura medieval que, en su lucha por adaptarse a las diversas condiciones culturales, religiosas y políticas que sobrevienen a un determinado grupo social, tiende a fusionar la narrativa fundacional junto con los mitos y las leyendas. Justamente, y en la medida en que la literatura no puede revisarse de manera aislada de sus condiciones históricas, en el capítulo anterior hicimos referencia a ciertos aspectos genéricos de la Edad Media. Mencionamos que el cristianismo presenta una fuerte influencia tanto desde la perspectiva política como literaria. El clero y los monasterios monopolizan el acceso a las letras y a las copias que se producen a partir de la tradición oral precristiana y de una nueva producción que tiene como objetivo la expansión y confirmación de la religión. En esa medida, la gran mayoría de las reproducciones literarias que datan de los siglos VI, VII y VIII en Europa son traducciones o nuevas copias de textos religiosos o clásicos; además, porque los pergaminos son demasiado costosos para incluir relatos paganos. Sobre todo, las expresiones literarias en lenguas vernáculas son muy limitadas, ya que el latín es la lengua culta y aquella que está al servicio de la Iglesia.
Tenemos algunos ejemplos, primordialmente provenientes de la épica anglosajona que, a pesar de las restricciones eclesiásticas, logran pervivir y merecer un lugar en los onerosos registros escritos: el Beowulf es uno de los poemas épicos más antiguos de la Inglaterra del siglo VII. Es un canto épico que, dice Rüdiger Krohn, “se puede imaginar recitado por un bardo que vagabundeaba por las cortes, y en el cual -siguiendo el ejemplo “histórico” de una figura legendaria- se dibuja el retrato de un soberano ejemplar” (La actividad literaria en la Edad Media”. Historia de la literatura de Akal, V. 2, p. 197).
Es la canción de gesta más antigua de la que se tiene conocimiento en la Edad Media occidental. Fue escrita anónimamente, probablemente alrededor del siglo VII, aunque el descubrimiento del texto fragmentado solamente se dio alrededor del siglo XI. Está escrito en anglosajón (un idioma que proviene de tierras escandinavas y del norte de Alemania) en 3.183 versos aliterados. Constituye el poema fundacional más importante de Inglaterra, anterior a la conquista normanda, porque a pesar de estar lleno de fantasía se convierte en baluarte del héroe monárquico a partir de dos niveles: histórico y cronístico.
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Adicionalmente, deja rezumar varios temas que son referentes para la historia del pueblo inglés, como el enfrentamiento entre el paganismo germánico y el cristianismo, las invasiones escandinavas, lo efímero de la vida humana, las implicaciones heroicas de la muerte, la lealtad y valentía como ejes sentimentales del hombre virtuoso e, incluso, intercala hechos históricos de guerras anteriores. Es decir, el poema presenta unos aspectos textuales polifacéticos que representan tanto el multiculturalismo como la exaltación de las formas poéticas, ya que se puede decir que es un original poema heroico-elegiaco que logra expresar los sentimientos con un matiz doloroso.
Los hechos tienen lugar en los países escandinavos, posiblemente entre los siglos V y VI. Sin embargo, se trata de un poema que encarna la historia, los valores y los dilemas del ideario anglosajón. Basta con recordar a J. R. R. Tolkien (1892-1971), quien se inspiró en el Beowulf no solo para algunos episodios de El señor de los anillos, sino muchas de sus otras obras ficcionales que mezclan lo fantástico con lo histórico y cultural, además de los muchos ensayos sociológicos como Los monstruos y los críticos y otros ensayos (publicación póstuma en 1983). Para el afamado autor sudafricano el poema es el marco de la civilización anglosajona y, por eso mismo, la importancia de la obra no radica exclusivamente en lo literario, sino también en lo histórico.
El Beowulf consta de dos partes principales: en la primera, Hrogard, el rey de Dinamarca, se ve acosado por el ataque de Gréndel (un monstruo que devora a los hombres por las noches). Beowulf, hijo del rey de Gauta, asume la misión de ayudar a sus vecinos. Se enfrenta al monstruo y lo hiere mortalmente. La madre de Gréndel se enfurece, decide vengar a su hijo y da muerte a uno de los hombres más cercanos al rey. Beowulf la persigue hasta su escondrijo donde la vence y finalmente la mata. El pueblo danés reconoce a Beowulf como su salvador y recibe múltiples honores y agradecimientos.
La segunda parte tiene lugar cincuenta años después de la primera, cuando el héroe ya está viejo y es el rey de los gautas. Hay un dragón que custodia un tesoro en una cueva, que convive pacíficamente con el resto de los habitantes del reino. No obstante, el dragón se enfurece porque un hombre codicioso le roba su tesoro y por eso decide atracar al pueblo, destruirlo y matar a todas las personas. Beowulf no ve otra alternativa que enfrentarse al dragón. Solamente uno de sus súbditos y amigo, Wíglaf, se ofrece a acompañarlo. Entre los dos matan al dragón, pero en la batalla Beowulf resulta gravemente herido y luego muere. El poema termina con las honras funerales del héroe.
En suma, se trata de una representación ficticia de sucesos históricos que significaron cambios fundamentales en el pensamiento y la cultura social de uno de los momentos más violentos de la historia anglosajona, por efecto de las invasiones nórdicas. Afirma Jorge Luis Borges al referirse a la época: “En el siglo V de la era cristiana, tribus germánicas procedentes de Dinamarca, de las bocas del Elba (según Beda, el historiador) y del sur de Suecia fueron ocupando Inglaterra. Los textos más antiguos insisten en el carácter militar y violento de esta ocupación”. Pero también se trata de un canto doloroso y heroico que exalta la amistad, la rectitud y otras virtudes. Es una fusión de culturas, valores, mitos y tradiciones que se yuxtaponen a la identidad cultural de un pueblo.