Maquiavelo perteneció a una familia de nobles que, como muchos aristócratas de la época, perdieron sus riquezas.
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“Y aquí se presenta la cuestión de saber si vale más ser temido que amado. Respondo que convendría ser una y otra cosa juntamente, pero que, dada la dificultad de este juego simultáneo, y la necesidad de carecer de uno o de otro de ambos beneficios, el partido más seguro es ser temido antes que amado”.
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