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“D. Baldomero no había podido sustraerse a esa preocupación tan española de que los padres trabajen para que los hijos descansen y gocen”, Benito Pérez Galdós
En esta Historia de la literatura en Occidente ya nos estamos acercando al final del siglo XIX, momento crucial para la sociedad europea y para el arte en general, influenciado por un realismo que cada vez se deja permear más por las tendencias modernas y la percepción diversa de los miles de sucesos que el llamado “progreso” trae consigo. Los acontecimientos políticos y sociales de la segunda mitad del siglo afectan la producción literaria de manera diferente en cada una de las naciones europeas. En España, Benito Pérez Galdós (1843-1920) es uno de los escritores más representativos de ese realismo social, histórico, político y económico que rechaza las tendencias románticas precedentes. La introducción de la edición de Francisco Caudet de Cátedra resume con precisión la labor de este novelista: “Recrear estructuras sociohistóricas, trazar el precario destino del individuo en unos medios degradados y, dicho en una palabra, desvelar en profundidad la realidad, ha sido una tarea que define a la novela decimonónica y, en particular, a la obra novelística de Galdós”.
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Justamente, en esta monumental novela publicada en 1887 lo que hace es establecer una relación dialéctica entre la novela y la sociedad, y combina la mirada costumbrista urbana con los estallidos sociales reformistas y anarquistas por efectos de las diferencias de clases. Asimismo, ataca el exceso de romanticismo en la literatura porque, a su modo de ver, la idealización no es una forma correcta de plasmar la realidad. Una frase famosa de Fortunata, una de las protagonistas, resume el sentir social que marca los contrastes en el interior de la sociedad, cuando ella da a luz al hijo de un hombre pudiente, cuya esposa no puede tener hijos: “¡Qué contenta estoy, señor, qué contenta! Yo bien sé que nunca podré alternar con esta familia porque soy muy ordinaria y ellos muy requetefinos; sí que una servidora es la madre del heredero y que sin una servidora no tendrían nieto. Esta es mi idea, la idea que vengo criando aquí, desde hace tantísimo tiempo, empollándola hasta que ha salido (…). Para nada quiero el dinero de esa gente, ni me hace maldita falta; lo que yo quiero es que conste (…)”.
Los hechos de Fortunata y Jacinta ocurrieron entre 1869 y 1876. El relato inicia con la alusión histórica de la participación de uno de los protagonistas, Juanito Santacruz, en la noche de San Daniel el 10 de abril de 1865 (es la lucha del liberalismo progresista contra la monarquía isabelina) y luego se refiere a la Revolución de la Gloriosa en 1868 (sublevación militar que supuso el destronamiento de la reina Isabel II). Juanito Santacruz es hijo único de una familia acomodada de Madrid, desordenado, mujeriego y caprichoso. Se casa con Jacinta, prima lejana de familia, empobrecida y muy religiosa. Fortunata es una mujer del pueblo, que había estado enredada con Juanito antes de su matrimonio y que se casa con Maximiliano Rubín, un hombre enfermizo, dependiente de una tía despótica, por puro despecho y en busca de algo de seguridad que la aleje de las calles de Madrid y del recuerdo de Juanito. A este melodrama de amor, celos y resentimiento se yuxtaponen asuntos costumbristas, políticos, referencias históricas y una evidente observación detallada del actuar social a partir de unos personajes bien caracterizados y con una fuerte carga psicológica.
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Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria el 18 de mayo de 1843 y murió en Madrid el 4 de enero de 1920. Empezó a estudiar derecho, aunque estuvo cerca de las letras y siempre estuvo convencido de su vocación de escritor. Por eso abandonó la carrera y se dedicó de lleno a escribir. Empezó escribiendo para los diarios La Nación y El Debate. Luego, en 1873, empezó a publicar la serie que llamó los Episodios nacionales, en los que fusiona lo histórico con el romance y el suspenso. Desde ese momento se volvió muy conocido y popular. Un tiempo después se inmiscuyó en política y desempeñó algunos cargos públicos, pero en esencia fue uno de los escritores más prolíficos de la España del siglo XIX. También fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1887 y nominado al Premio Nobel de Literatura en 1912.
En suma, Fortunata y Jacinta es una novela entretenida que define la burguesía de la segunda mitad del siglo XIX en España y, al mismo tiempo, la critica y la parodia. De la misma manera, su prosa sirve para caracterizar la población madrileña y sus contradicciones. Describe las calles de una urbe que se mezcla con una memoria histórica y social tan sublime como dramática. Como diría Lluíz Izquierdo, “sus páginas despliegan una impresionante panorámica abarcadora de un tiempo y un espacio urbano inconfundibles. Confluencias e irradiaciones inciden en y desde los personajes”.
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