Historia de la literatura: “La Celestina”, de Fernando de Rojas
“La Celestina” es un referente ineludible de la literatura universal, que nos ha dejado por más de quinientos años incógnitas sobre su autoría, género literario y finalidad lectiva.
Monica Acebedo
En esta historia de la literatura nos acercamos al final de la Edad Media, que evoluciona de diversas maneras en Europa. En España, por ejemplo, se combinan hechos históricos, como la expulsión de los judíos, con tendencias políticas, como la creación de los Estados modernos, y con circunstancias propias del multiculturalismo provenientes tanto del mundo árabe como del cristianismo, fuertemente arraigado en la sociedad. Presenciamos un ascenso permanente de la burguesía, que modificará los paradigmas feudomonárquicos y la mirada del imaginario colectivo. Este escenario cambiante y un marco sociocultural dinámico, obviamente, se reflejan en la literatura que empieza a emigrar de los ámbitos conventuales, entre otras razones, por la invención de la imprenta, que ya empieza a popularizarse a lo largo de los reinos españoles.
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En esta historia de la literatura nos acercamos al final de la Edad Media, que evoluciona de diversas maneras en Europa. En España, por ejemplo, se combinan hechos históricos, como la expulsión de los judíos, con tendencias políticas, como la creación de los Estados modernos, y con circunstancias propias del multiculturalismo provenientes tanto del mundo árabe como del cristianismo, fuertemente arraigado en la sociedad. Presenciamos un ascenso permanente de la burguesía, que modificará los paradigmas feudomonárquicos y la mirada del imaginario colectivo. Este escenario cambiante y un marco sociocultural dinámico, obviamente, se reflejan en la literatura que empieza a emigrar de los ámbitos conventuales, entre otras razones, por la invención de la imprenta, que ya empieza a popularizarse a lo largo de los reinos españoles.
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Fernando de Rojas, probablemente, nació en La Puebla de Montalbán hacia el año 1470 (hay numerosas especulaciones sobre su fecha de nacimiento) y murió en Talavera de la Reina en 1541. Sus ancestros eran de origen judío y, en la medida en que permanecieron en España, les fue forzoso convertirse al cristianismo. Él era pues lo que popularmente se conocía como “cristiano nuevo”. De hecho, se sabe que sus antepasados fueron perseguidos por la Inquisición. Estudió leyes en la Universidad de Salamanca y fue allí donde tuvo acceso a los clásicos griegos y latinos. Ejerció como abogado e incluso fue alcalde de Talavera de la Reina (Toledo).
Su producción literaria se limita a La Celestina aunque él mismo manifiesta que no es de su autoría original, ya que su labor fue la de complementar un escrito (primer acto) que encontró. Se especula que se trata de un tópico literario: el del “manuscrito encontrado”, que ya era común en la época y que seguirá siendo utilizando a lo largo de la historia de la literatura por muchos autores posteriores (Cervantes y García Márquez son ejemplos de autores que se sirven del popular recurso).
Afirma don Fernando de Rojas, en una misiva que precede a la obra, que tuvo mucho interés encontrar esta historia cuya temática era la de “muchedumbre de galanes y enamorados”; que luego de leer el texto “vi que no tenía su firma del autor, el qual, según algunos dizen, fue Juan de Mena y, según otros, Rodrigo Cota; pero quien quiere que fuesse, es digno de recordable memoria por la sotil invención, por la gran copia de sentencias entrexeridas que, so color de donayres, tiene” (La Celestina, Austral, 2011, p. 72). Esta supuesta autoría del primer acto no ha sido corroborada desde la perspectiva histórica.
De la obra se conocen dos versiones originales: la publicada en Burgos en 1499, que tiene dieciséis capítulos, titulada: Comedia de Calisto y Melibea y la publicada en Toledo en 1500 que cuenta con una serie de adendas, como la carta al amigo y unas cuantas coplas. Poco después de esta versión aparece con el nombre de Tragicomedia de Calisto y Melibea, que es de veintiún actos. Es decir, la intención era migrarla al teatro; aunque, claramente, es un teatro escrito más para la lectura que para la dramatización. En todo caso, desde la perspectiva genérica, las versiones del texto han sido catalogadas por los estudios literarios tanto como novela dialogada como comedia con matices de tragedia.
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La poción que logre que una persona se enamore de otra ha servido como germen de innumerables relatos literarios y es justo el núcleo temático de esta obra. Calisto, un hombre principal, se enamora de Melibea, única heredera de Pleberio y Alisa. Sin embargo, Melibea lo rechaza y eso lo tiene al borde de la locura. Su sirviente, Sempronio, con intención de burlarlo y obtener dinero, le dice que conoce a una mujer, Celestina, que podrá lograr que Melibea se enamore de él mediante unos conjuros o pociones mágicas. Pármeno, el otro criado, inicialmente lo previene de las posibles trampas de Celestina, pero luego se congracia con aquella por su interés en lograr el amor de Areúsa, una prima de Elicia, quien es a su vez la criada de Celestina.
Celestina acepta el mandato y acude adonde Melibea; a través de trucos discursivos la persuade de acceder a los amores de Calisto. Luego los papeles se invierten, se mezclan con las intenciones de los sirvientes, con el ánimo burlesco y las andanzas de la gente de la calle. El humor está presente todo el tiempo, pero el final es trágico para todos los personajes; de ahí su calificativo de tragicomedia.
El autor se nutre de sus cuidadosas lecturas del Libro de buen amor, del arcipreste de Hita, al cual hemos hecho referencia en este recuento de la historia de la literatura, cuyo personaje fundamental para los relatos amorosos es Trotaconventos o Urraca, una mujer que actuaba como intermediaria en las cuestiones del amor.
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También utiliza el esquema de la forma dialogada las tragedias de Séneca. Ha leído a Petrarca, en especial De remediis utriusque fortunae, donde aparece un diálogo entre Gozo y Razón de donde toma muchas de las reflexiones de sus personajes. De la misma forma, el autor conoce la visión literaria del amor cortés y hace una parodia, pues Calisto es un amante noble de un amor idealizado en un mundo de realismo urbano plagado de personajes verdaderos, como prostitutas, malandrines, gitanos, pícaros, artistas callejeros y artesanos burgueses cada vez más pudientes.
En síntesis, La Celestina es un referente ineludible de la literatura universal, que nos ha dejado por más de quinientos años incógnitas sobre su autoría, género literario y finalidad lectiva. Pero, además, es un campanazo que anuncia el final de la Edad Media y la llegada del Renacimiento con su riqueza literaria, artística y una visión que fusiona el lenguaje y las vivencias populares con la retórica humanística.