Historia de la literatura: “Los muertos”
Con “Los muertos”, James Joyce inaugura una tendencia narrativa a partir de la cual los personajes parecen ser reales y, sin embargo, están suspendidos en un mundo irreal, aunque hay algo que los llama a aterrizar la realidad.
Monica Acebedo
El irlandés James Joyce es un ícono en la literatura ya que no solo fue uno de los escritores con mayor influencia entre sus contemporáneos, sino que se ha convertido en uno de los referentes más destacados en la historia de la literatura universal.
En esta Historia de la literatura me voy a referir a un cuento que, a mi juicio, se convierte en uno de los relatos que marcarán su tendencia vanguardista: Los muertos, el último de Dublineses (1914), un conjunto de quince cuentos que se caracterizan por incluir diversos personajes de la sociedad de Dublín. Son relatos con tendencia realista e incluso naturalista, costumbrista y sociológica, ya que dibujan de manera crítica y satírica el actuar social y, de paso, le sirven al autor para perfilar los monólogos interiores que desarrollará posteriormente.
Le sugerimos leer: El mundo de cristal de Georg Bendemann
James Joyce nació en West Rathar, un barrio de la periferia de Dublín, en 1882, en el seno de una familia de clase media empobrecida. Su padre alcohólico tuvo muchos problemas financieros y legales. Asistió a un colegio católico, de jesuitas, y a la Universidad College-Dublín, también católica. A pesar de su educación religiosa, en sus escritos se nota una fuerte crítica a la Iglesia católica. Lector consumado de clásicos, filosofía, teatro; diestro en varios idiomas y crítico de la sociedad irlandesa, que a su juicio era demasiado cerrada por culpa de la religión. Se había trasladado a París para estudiar medicina; sin embargo, en 1903 regresó a Dublín por la muerte de su madre y suspendió sus estudios. Luego, viajó por Europa junto con su compañera y madre de sus hijos. Se estableció un tiempo en Trieste (Italia), donde comenzó a enseñar inglés y a escribir Dublineses, la cual no fue publicada sino muchos años después. Vivió de nuevo en París y luego en Zürich. Murió el 13 de enero de 1941.
El argumento de Los muertos es, en apariencia, cotidiano y sencillo: las hermanas Kate y Julia Morkan (personajes inspirados en unas tías del autor), todos los años organizan una fiesta navideña a la que invitan a familiares y amigos. Es una fiesta que incluye representaciones teatrales, danza, música, cantos corales y que resalta una de las cualidades de los dublineses: la hospitalidad. Gabriel Conroy, el sobrino, y su esposa, Gretta, llegan tarde. La fiesta y los convidados se sigue narrando minuciosamente. Gabriel se angustia por un discurso que dará y que seguramente los invitados no van a entender; pero además, observa no solo a sus tías y a los otros invitados, sino que admira a su propia esposa, con quien anhela un rato de intimidad. Al final de la fiesta, cuando la pareja ya está en su casa, él la desea íntimamente, pero ella se distrae con una canción que le recuerda un novio del pasado que murió.
Podría interesarle leer: Entre la obra de Nijolė Šivickas y su relación con Antanas Mockus
Los sentimientos de Gabriel son el punto de vista crítico y la conciencia nuclear de la narración. Una de las citas más populares del relato resume magistralmente el sentido que atraviesa el eje temático: “Gabriel se sintió humillado por el fracaso de su ironía y ante la evocación de esta figura de entre los muertos: un muchacho que trabajaba en el gas. Mientras él había estado lleno de recuerdos de su vida secreta en común, lleno de ternura y deseo, ella lo comparaba mentalmente con el otro. Lo asaltó una vergonzante conciencia de sí mismo. Se vio como una figura ridícula, actuando como recadero de sus tías, un nervioso y bienintencionado sentimental, alardeando de orador con los humildes, idealizando hasta su visible lujuria: el lamentable tipo fatuo que había visto momentáneamente en el espejo. Instintivamente dio la espalda a la luz, no fuera que ella pudiera ver la vergüenza que le quemaba el rostro”.
Todo es muy simple, un hombre culto, la música y un ambiente festivo evocan sentimientos y reacciones. Una trama cargada de simbolismo y una forma de contar que revolucionará las formas literarias. Precisamente, con Los muertos Joyce inaugura una tendencia narrativa a partir de la cual los personajes parecen ser reales y, sin embargo, están suspendidos en un mundo irreal, aunque hay algo que los llama a aterrizar la realidad.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖
El irlandés James Joyce es un ícono en la literatura ya que no solo fue uno de los escritores con mayor influencia entre sus contemporáneos, sino que se ha convertido en uno de los referentes más destacados en la historia de la literatura universal.
En esta Historia de la literatura me voy a referir a un cuento que, a mi juicio, se convierte en uno de los relatos que marcarán su tendencia vanguardista: Los muertos, el último de Dublineses (1914), un conjunto de quince cuentos que se caracterizan por incluir diversos personajes de la sociedad de Dublín. Son relatos con tendencia realista e incluso naturalista, costumbrista y sociológica, ya que dibujan de manera crítica y satírica el actuar social y, de paso, le sirven al autor para perfilar los monólogos interiores que desarrollará posteriormente.
Le sugerimos leer: El mundo de cristal de Georg Bendemann
James Joyce nació en West Rathar, un barrio de la periferia de Dublín, en 1882, en el seno de una familia de clase media empobrecida. Su padre alcohólico tuvo muchos problemas financieros y legales. Asistió a un colegio católico, de jesuitas, y a la Universidad College-Dublín, también católica. A pesar de su educación religiosa, en sus escritos se nota una fuerte crítica a la Iglesia católica. Lector consumado de clásicos, filosofía, teatro; diestro en varios idiomas y crítico de la sociedad irlandesa, que a su juicio era demasiado cerrada por culpa de la religión. Se había trasladado a París para estudiar medicina; sin embargo, en 1903 regresó a Dublín por la muerte de su madre y suspendió sus estudios. Luego, viajó por Europa junto con su compañera y madre de sus hijos. Se estableció un tiempo en Trieste (Italia), donde comenzó a enseñar inglés y a escribir Dublineses, la cual no fue publicada sino muchos años después. Vivió de nuevo en París y luego en Zürich. Murió el 13 de enero de 1941.
El argumento de Los muertos es, en apariencia, cotidiano y sencillo: las hermanas Kate y Julia Morkan (personajes inspirados en unas tías del autor), todos los años organizan una fiesta navideña a la que invitan a familiares y amigos. Es una fiesta que incluye representaciones teatrales, danza, música, cantos corales y que resalta una de las cualidades de los dublineses: la hospitalidad. Gabriel Conroy, el sobrino, y su esposa, Gretta, llegan tarde. La fiesta y los convidados se sigue narrando minuciosamente. Gabriel se angustia por un discurso que dará y que seguramente los invitados no van a entender; pero además, observa no solo a sus tías y a los otros invitados, sino que admira a su propia esposa, con quien anhela un rato de intimidad. Al final de la fiesta, cuando la pareja ya está en su casa, él la desea íntimamente, pero ella se distrae con una canción que le recuerda un novio del pasado que murió.
Podría interesarle leer: Entre la obra de Nijolė Šivickas y su relación con Antanas Mockus
Los sentimientos de Gabriel son el punto de vista crítico y la conciencia nuclear de la narración. Una de las citas más populares del relato resume magistralmente el sentido que atraviesa el eje temático: “Gabriel se sintió humillado por el fracaso de su ironía y ante la evocación de esta figura de entre los muertos: un muchacho que trabajaba en el gas. Mientras él había estado lleno de recuerdos de su vida secreta en común, lleno de ternura y deseo, ella lo comparaba mentalmente con el otro. Lo asaltó una vergonzante conciencia de sí mismo. Se vio como una figura ridícula, actuando como recadero de sus tías, un nervioso y bienintencionado sentimental, alardeando de orador con los humildes, idealizando hasta su visible lujuria: el lamentable tipo fatuo que había visto momentáneamente en el espejo. Instintivamente dio la espalda a la luz, no fuera que ella pudiera ver la vergüenza que le quemaba el rostro”.
Todo es muy simple, un hombre culto, la música y un ambiente festivo evocan sentimientos y reacciones. Una trama cargada de simbolismo y una forma de contar que revolucionará las formas literarias. Precisamente, con Los muertos Joyce inaugura una tendencia narrativa a partir de la cual los personajes parecen ser reales y, sin embargo, están suspendidos en un mundo irreal, aunque hay algo que los llama a aterrizar la realidad.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖