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“El mundo es incoherente, que no se te olvide: está loco. Fantasmas, nazis, santos, todos viven al mismo tiempo; aquí la dicha idílica y, un poco más allá, el infierno. No puede haber lugar más embarullado”.
Los versos satánicos, escrito por el indobritánico Salman Rushdie y publicado en 1988, causó polémica desde su publicación. Ha sido traducido a más de veinte idiomas, lleva más de trecientas reediciones y se ha convertido en un referente por su contenido sociocultural, ya que presenta diversos aspectos de la sociedad del momento, en particular, crítica sobre asuntos políticos y religiosos. Adicionalmente, la oposición de la religión musulmana al texto y el atentado contra el autor, el 12 de agosto de 2022 en Nueva York, han generado controversia. En 1989 el ayatolá Ruhollah Khomeini afirmó que el libro estaba plagado de blasfemias contra el profeta Muhammad y por esa razón emitió un edicto según el cual se condenaba al autor a la pena de muerte y ordenaba a la comunidad musulmana del mundo darle muerte:
“Me gustaría informar a todos los musulmanes intrépidos del mundo (...) que el autor del libro titulado Los versos satánicos, que ha sido compilado, impreso y publicado en oposición al islam, al profeta y al Corán (...) ha sido declarado madhur el dam [‘aquellos cuya sangre debe ser derramada’]. Hago un llamamiento a todos los musulmanes celosos para ejecutarlo rápidamente, dondequiera que lo encuentren, para que nadie se atreva a insultar de nuevo al islam”.
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Ahmed Salman Rushdie nació en Bombay (India), el 29 de junio de 1947. Sus padres provenían de la región de Cachemira, al norte de la India, de religión musulmana, aunque su padre no era creyente. Salman fue enviado a Inglaterra a terminar su educación a los trece años. Estuvo en colegio interno y luego estudió Historia en la Universidad de Cambridge. Su obra ha reflexionado sobre cuestiones de ideología política, religiosa, histórica, el colonialismo y diversos problemas de su país de origen, a partir de la ambivalencia de la ficción y la realidad, que muchos de sus estudiosos han comparado con el realismo mágico latinoamericano. La novela que lo llevó al éxito inicialmente al éxito fue Hijos de medianoche (1980), que ganó el prestigioso Booker Prize en 1981, en la que relata la transición de la India colonial británica a la independiente. El autor vive en Nueva York.
La trama de Los versos satánicos está edificada a partir de magia, sueños, fantasía y pensamientos que se fusionan con la realidad social, cultural y política. La novela inicia con el ataque terrorista de un avión de pasajeros que viaja de India al Reino Unido. La nave explota sobre territorio inglés; dos de los pasajeros —Gibrel Farishta, actor de Bollywood, y Saladin Chamcha, también actor, imitador de voces— caen a la tierra durante la explosión: “Las grandes caídas cambian a la gente”. Ambos sobreviven y despiertan en una playa en Inglaterra. El primero había quedado huérfano siendo muy joven, adoptado por una familia acomodada. Se había convertido en actor famoso y había tenido numerosas relaciones con diversas mujeres. Luego de recuperarse de una enfermedad dejó de seguir los mandatos religiosos: comió mucho cerdo y se enamoró de una mujer llamada Aleluya Cone. Por su parte, Saladin había crecido en el seno de una familia más modesta, se había casado con una mujer británica (Pamela Lovelace) y regresaba a Inglaterra luego de visitar a su padre en India. Él no quería a su patria ni a su raza, hubiera preferido ser blanco.
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Durante la caída, Gibrel sueña con un hombre de Oriente Medio llamado Mahound. En el sueño Mahound recibe un mensaje del arcángel Gabriel en el que le ordena convertir a las personas del mundo a una religión llamada “Sumisión” que adora a un Dios llamado Alá. Gabriel (Gibrel) acepta incorporar en la religión unas diosas menores Uzza, Lat y Manat, pero luego Mahound le advierte a sus seguidores que los textos que describen a las diosas son producto del diablo (versos satánicos). Dentro de su supuesto ateísmo termina por convencerse de que él es un ángel.
Gibrel y Saladin llegan a la casa de Rosa Diamante y se alojan allí durante un tiempo. De repente a Saladin le empiezan a crecer unos extraños cachos, mientras que Gibrel parece tener un brillo extraño sobre la cabeza. En un momento dado un vecino los reporta como inmigrantes ilegales y la policía detiene a Saladin, quien se empieza a parecer a una cabra. La trama sigue alternado en la vida de los dos hombres; eventualmente regresan con sus mujeres, pero se llevan varias sorpresas. La prosa es satírica, alegórica, simbólica y sumamente metafórica. Los protagonistas son actores que toman identidades nuevas, pero en el fondo entienden que su vida ha sido vivida como una actuación perpetua. Los temas oscilan entre la fe, el cinismo religioso y la doble moral. Además, se vale de símbolos literarios y bíblicos: “Donde no hay credo no hay blasfemia”. Está lleno de referencias irónicas a la vida: “Los paraísos artificiales acaban en infiernos naturales”; de las creencias: “No hay cosa más amarga para el hombre que descubrir que ha estado creyendo en un fantasma”, y de múltiples temas sociológicos.
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Cierro con una cita de Carolina Puigdevall en un ensayo sobre la recepción de la novela: “Los versos satánicos tienen, a mi parecer, mucho más de grito contra las estructuras sociales, políticas y religiosas consideradas inamovibles que de ofensa a la religión islámica […] Los versos satánicos no deja de ser, al margen de la controversia suscitada, una gran novela que abre un debate esencial respecto a conceptos que conciernen a la sociedad hoy, y que sin duda enriquecer a aquel potencial lector que la rechaza porque no quiere ver más allá de lo que le es dado y se conforma con los mensajes y proclamas extraídos del discurso hegemónico”. (Recepción de la obra literaria de Salman Rushdie, Universidad Autónoma de Madrid).