Historia de la literatura - Plumas trasgresoras: “Épica de Gilgamesh”
La primera obra maestra de imaginación de la literatura universal fue la epopeya de Gilgamesh, según dice Peter Watson, historiador británico. La narración pasó de forma oral a lo largo de las generaciones, hasta que alguien unificó las versiones, esta labor se le atribuye a Shin-Leqi-Unninni.
Mónica Acebedo
La Épica de Gilgamesh es uno de los relatos más antiguos de la literatura. La versión estándar, que es la que se ha utilizado para la gran mayoría de las traducciones del poema que conocemos, está basada en un hallazgo que data del siglo VII a.C., pero los supuestos hechos corresponden al año 2800 a.C. cuando Gilgamesh (personaje histórico) era rey de Uruk en Sumeria (Mesopotamia). Se conocía la leyenda por otros referentes clásicos, pero no se había comprobado la existencia del escrito hasta el siglo XIX (1850), cuando unos arqueólogos encontraron la versión del texto en una excavación de las ruinas de la Biblioteca de Ninive. El descubrimiento arqueológico hallado pertenecía a la colección del rey asirio, Asurbanipal (668-627 a.C.). Dentro de los objetos se encontraron doce tablillas de textos cuneiformes que contenían fragmentos de la Épica de Gilgamesh. Acierta Peter Watson al referirse a esta obra así: «La más grande creación literaria de Babilonia, la primera obra maestra de imaginación de la literatura universal fue la epopeya de Gilgamesh o “Aquel que ha visto todo hasta los confines del mundo”, como lo describe la primera línea del poema» (Ideas, Historia intelectual de la humanidad, Crítica, 2021, p. 140).
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La Épica de Gilgamesh es uno de los relatos más antiguos de la literatura. La versión estándar, que es la que se ha utilizado para la gran mayoría de las traducciones del poema que conocemos, está basada en un hallazgo que data del siglo VII a.C., pero los supuestos hechos corresponden al año 2800 a.C. cuando Gilgamesh (personaje histórico) era rey de Uruk en Sumeria (Mesopotamia). Se conocía la leyenda por otros referentes clásicos, pero no se había comprobado la existencia del escrito hasta el siglo XIX (1850), cuando unos arqueólogos encontraron la versión del texto en una excavación de las ruinas de la Biblioteca de Ninive. El descubrimiento arqueológico hallado pertenecía a la colección del rey asirio, Asurbanipal (668-627 a.C.). Dentro de los objetos se encontraron doce tablillas de textos cuneiformes que contenían fragmentos de la Épica de Gilgamesh. Acierta Peter Watson al referirse a esta obra así: «La más grande creación literaria de Babilonia, la primera obra maestra de imaginación de la literatura universal fue la epopeya de Gilgamesh o “Aquel que ha visto todo hasta los confines del mundo”, como lo describe la primera línea del poema» (Ideas, Historia intelectual de la humanidad, Crítica, 2021, p. 140).
Las historias de Gilgamesh fueron pasando de civilización en civilización (sumerios, acadianos, babilonios…) de forma oral, con diversas interpretaciones que se fueron adaptando a diversas culturas y religiones, hasta que entre 1300 y 1000 a.C., aproximadamente, alguien unificó las historias y escribió una sola versión. No se sabe con certeza quién fue, pero se le atribuye a un tal Shin-Leqi-Unninni ya que ese nombre fue encontrado al final de una de las tablas.
Es un poema épico que narra las aventuras de un héroe referencial para la cultura del momento y que funge como elemento identitario. El poema está dividido en dos: en primer lugar, se hace la descripción de los actos heroicos de rey legendario, de madre diosa y padre humano; su constitución es de dos terceras partes divino y una tercera parte hombre. Al igual que los héroes homéricos, se trata de un ser superior en todo sentido: es más grande, más inteligente, más valiente... Y, la segunda parte se refiere a la búsqueda espiritual de un hombre que ha reconocido su propia mortalidad.
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Los primeros versos se refieren a la angustia del pueblo y las súplicas a los dioses para poder lidiar con Gilgamesh y para que lleve una vida más tranquila ya que los agobia con su intensidad. Los dioses ayudan al pueblo y crean a Enkidu como un alter-ego de Gilgamesh; es mitad animal y mitad humano. Es criado por animales y se comporta como animal, hasta que un cazador lo encuentra. Como no sabe qué hacer con la extraña criatura, acude a una sacerdotisa o prostituta del templo. La mujer tiene relaciones sexuales con él durante siete noches y cuando Enkidu quiere regresar con los animales, estos lo rechazan. Así que vuelve con la mujer, quien lo presenta ante unos pastores. Estos le enseñan todo lo referente a la vida humana: comer, usar ropa, asearse y. Cuando ya ha aprendido ciertos aspectos básicos, lo llevan ante Gilgamesh. Al conocerse tienen una pelea de fuerza entre ellos, pero luego se hacen buenos amigos.
Es tan fuerte la amistad, que Gilgamesh decide que necesitan buscar una aventura juntos que les garantice fama e inmortalidad. Deciden ir a los bosques a matar una especie de monstruo llamado Humbaba, que custodia los bosques y no deja coger la madera para la construcción de la ciudad. Los versos sugieren que el gigante muere (aunque esa parte de las tablillas se encontró muy averiada) y los héroes se llevan la madera.
Cuando llegan a la ciudad se les hace un homenaje. La diosa Inanna le propone matrimonio a Gilgamesh, pero este la rechaza y por esto la deidad le envía un “toro del cielo” al que logran derrotar entre los dos amigos. Por este hecho los dioses deciden que ellos han traspasado un terreno prohibido en la relación con las divinidades y que Enkidu debe morir. El dolor por esa muerte es referente de muchos versos posteriores (Aquiles y Patroclo en la Iliada, por ejemplo): «Día y noche sobre él he llorado, / antes de acostarlo en su tumba. / Siete días y siete noches, / como un gusano yació cara al suelo, / y no recobró la salud. / Entonces corrí por la llanura como un cazador».
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En la segunda parte del poema, Gilgamesh está tan afectado por la muerte de su amigo, que su único objetivo es el buscar un remedio en contra de la muerte. Para eso viaja hasta el fin del mundo, atraviesa el océano de la muerte y llega a la isla de Uta-napishti, un ancestro suyo. Él y su esposa son los únicos humanos a los que los dioses han concedido la inmortalidad y por eso quiere conocer el secreto. Uta-napishti le cuenta que los dioses se la concedieron por haber salvado a la humanidad de un terrible diluvio (la versión mesopotámica del Arca de Noé de la Biblia hebrea). Sin embargo, le advierte que la inmortalidad solamente se concedió una vez y que no puede volver a ocurrir, pero la pareja le entrega una planta para mantener la juventud. Una serpiente se come la planta y a Gilgamesh no le queda más remedio que regresar a Uruk y encontrar el placer y el sentido de la existencia en la mortalidad.
En suma, se trata de un poema complejo, lleno de aventuras fantásticas que ha dado lugar a numerosas interpretaciones. Contiene paralelos con muchas de los relatos de otras mitologías y religiones y que, al unificarse y ponerse por escrito, trasgrede con la tradición oral. De sus versos se pueden extraer temas como la fuerza de la naturaleza y la inferioridad del ser humano, el poder y los conflictos alrededor de este, el sentido de la vida de los mortales, el amor y la sexualidad.