Hugo Candelario: “Nunca dejé de sentir nostalgia por Guapi y el Pacífico”
“Nuestra navidad” es la nueva canción de Grupo Bahía, que llegó a Hugo Candelario, director de este grupo, en un sueño, y que es un híbrido entre melodías del pacífico, andinas y del Caribe.
Laura Camila Arévalo Domínguez
La canción es sobre una fiesta muy familiar y, además, muy católica o tradicional. Pensando en quién o en qué compuso “Esta Navidad”
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La canción es sobre una fiesta muy familiar y, además, muy católica o tradicional. Pensando en quién o en qué compuso “Esta Navidad”
Últimamente, muchas de las melodías que he publicado en canciones se me presentan en sueños: estoy dormido y me alcanzo a despertar para grabarlas y, después, estructurarlas. Esta fue así: me desperté y, con la guitarra, comencé a dejarme guiar por esa melodía que había soñado. Lo que concluí es que me transportaba a la Navidad, pero lo dudé un poco porque Grupo Bahía ya tiene un tema llamado “Vientos de noche buena”, aunque es instrumental. Después me decidí y compuse la primera estrofa, el coro y algunos pregones. Comenzando noviembre quise que nos metiéramos en el “corre corre” de grabarla porque, además, Bahía estaba en esta tónica desde que comenzó la pandemia: hemos lanzado canciones que motiven y den esperanza. Yo vengo de una región muy tradicional y católica, entonces hay una devoción a la religión, pero la canción transmite más el sentimiento nostálgico y alegre que produce la Navidad. Esa comunión la tuve muy en cuenta: la luz y la bienvenida del Niño Dios es muy latinoamericano, pero, además, muy del Pacífico, una zona que, por supuesto, es la protagonista en este tema, pero también el son cubano. Melódicamente, tiene sonidos pacíficos, andinos y caribes. No la quise encasillar, la dejé fluir.
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¿Qué son los pregones?
Son esa forma estructural de las músicas bailables que está muy presente en la salsa. Viene de una herencia africana y consiste en que está un cantante principal y un coro responsorial. También, en algunas partes de Latinoamérica, se les dice pregoneros a los que van ofreciendo la mazamorra o el aguacate, etc.
Usted hablaba hace un momento de la nostalgia y la alegría, dos sentimientos muy característicos de estas fechas, pero, hablemos de por qué los incluyó...
Creo que, en general, estos días están llenos de nostalgia por los muertos, las ausencias que duelen, los tiempos pasados, etc. Esta época estimula la nostalgia y la melancolía, perr también sentimientos de esperanza, fiesta y celebración. En el fondo, pienso que el ritual entre la religión, el misticismo y la tradición es muy bello.
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Dijo que la canción le llegó después de un sueño y luego quiso meterse en el “corre corre” de grabarla, ¿cuánto tiempo se demora Grupo Bahía en producir una canción hasta su lanzamiento? ¿En qué consiste este proceso?
La melodía pudo llegar a mí hace un año, por decir algo. Por ejemplo, “El dolor de mis ancestros” la tuve durante 25 años guardada. Esa parte es muy relativa, pero el punto en el que sí puedo cuantificar el tiempo es cuando decido pre producirla y producirla. Terminando las estrofas, los pregones, mostrándosela a los músicos, escuchando sus propuestas y plasmándola en el estudio, tardamos, aproximadamente, un mes. Después vino el proceso de la mezcla, la masterización y la publicación, pero eso es acelerando muchísimo el proceso. Para lograr estos resultados y, por ejemplo, sin estudio, podemos demorarnos mucho más. No es una canción compleja y quisimos que fuese de fácil recordación.
¿Usted tiene rituales para componer?
Lo mío es muy espontáneo. A pesar de haber pasado por el conservatorio y la academia, soy muy folclórico. A veces me despierto y me pongo a escribir. Yo valoro mucho los silencios de la noche, hasta ese sueño y el cansancio me gustan porque siento que es cuando el sentimiento empieza a aflorar. Muchas veces paso por mi marimba, que es como un imán, y muchas melodías bajan en ese instante. A veces mi hijo se queda conmigo y lo despido para el colegio a las 5 de la mañana, así que después de eso no duermo sino que aprovecho que aún la gente duerme y hay mucho silencio. No soy disciplinado: no tengo rutinas ni estrategias para nada. En las últimas muertes de algún músico o maestro que estimo mucho, me he tomado mi tiempo para sacar lo que siento por cada uno de ellos. De allí también han salido canciones preciosas.
Ahora que menciona a las maestras y maestros, incluyamos a los sabedores de los que las personas de Guapi tanto hablan y hablemos de lo tradicional y la importancia de incentivar o promover el sostenimiento o recuperación de lo que nos han dejado nuestros ancestros...
Yo parezco un viejito en ese aspecto, pero la vida me puso en ese ángulo. Me siento muy afortunado de, por ejemplo, haber sido alumno de Gualajo, de ser cercano de sus hermanos, de don Genaro, de Pachito, en general... Hay tantos para mencionar: La Negra Grande, Totó La Momposina, Diana Ángulo, don Silvino, etc. Son una cantidad que nacieron en la cuna del folclor y, además de eso, yo crecí entre instrumentos musicales. Me siento muy agradecido de verle el valor tan grande que tiene nuestra tradición porque es una música muy sencilla, pero muy profunda. Hay un gran riesgo de que esa sabiduría se vaya a la tumba con la muerte de cada uno de estos sabedores, así que mi preocupación también ha sido preservar las bases de esas raíces. Me he desgastado mucho en tratar de conservar lo más tradicional agregándole una formación académica que nos mantenga en un nivel muy alto de producción: para una orquesta como Bahía, que además está en la ciudad, debo contar con músicos de la academia y la región. Los de la academia no tienen el sentir natural, pero a los de la región les falta la formación académica. Ese proceso es desgastante, pero muy interesante y valioso. A veces no nos vemos tan comerciales, pero a nivel cultural y académico sí somos valorados. Me siento muy satisfecho con nuestro trabajo, que viene de los viejos, mis maestros.
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Y de la relación de “Esta Navidad” y Guapi...
Está muy influenciada por el contexto en el que crecí, que fue en una casa que queda al frente del río Guapi. Pasé muchas horas de mi vida contemplando ese río o nadando en él, algo que siempre me ha apasionado. Esta y las demás canciones vienen influenciadas por ese contexto y esa doble marea del río Guapi: es muy raro eso de que haya seis horas para el nacimiento y seis para la desembocadura. Yo lo veo como una fortuna porque ahí hay un ritmo natural, una velocidad natural. Ese desarraigo que sentí cuando mis papás, con la mejor intención, me mandaron a Bogotá a estudiar bachillerato, causó una nostalgia muy fuerte en mí por mi balsada, mis maestros, mis amigos, el currulao, etc. Nunca dejé de sentir nostalgia por Guapi y el Pacífico, y es algo que reflejo en mis composiciones.