In-Correcto: cinco años desechando los convencionalismos
Se cumplen cinco años de In-correcto, un colectivo cultural bogotano que, además de ser sello musical y editorial, produce una revista que compila textos sobre las formas en las que se respira, se produce y se consumen las artes en el país. Se enfocaron en la música, pero sus temas están cargados de un componente político que atraviesa los géneros y las disciplinas.
Laura Camila Arévalo Domínguez
La incomodidad y el desencanto por cada una de las coyunturas nacionales llevó a un grupo de universitarios a crear un colectivo cultural enfocado en producir arte llevando la contraria: ignorando los manuales y los pronósticos que nunca pintan horizontes amables para los artistas que se animan a crear dejando a un lado los convencionalismos.
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La incomodidad y el desencanto por cada una de las coyunturas nacionales llevó a un grupo de universitarios a crear un colectivo cultural enfocado en producir arte llevando la contraria: ignorando los manuales y los pronósticos que nunca pintan horizontes amables para los artistas que se animan a crear dejando a un lado los convencionalismos.
Primero fueron revista y después de convirtieron en sello musical. Ahora también son editorial. Llevan cinco años demostrando que, de manera independiente, haciendo caso omiso al “deber ser” de los que dicen cómo y por qué hacer cultura, además de sus convicciones sobre el efecto de sus trabajos, producir sin venderse ni vender las obras a las dinámicas del mercado, es posible y hasta genera ingresos.
Así lo describió Nicolás Gómez en un artículo de la revista Cartel Urbano: “In-Correcto es un espacio donde lo político está presente en cada una de las acciones por medio de la construcción de un pensamiento crítico desde su publicaciones editoriales o musicales. Basta con mirar las portadas de sus discos donde se juega en muchas ocasiones con reinterpretaciones de material de archivo o una reciente compilación donde se invitaba a artistas de diferentes orillas a cantar en contra de la violencia policial”.
Las publicaciones de este colectivo, más allá de ser textos escritos en tono rebelde con frases irónicas o irreverentes, reflexionan sobre la cultura cíclica colombiana, sus consecuencias y las posibles causas de su estancamiento. Así lo hicieron con el libro Qué televisión tan puerca, un librillo, según Julián Guerrero de Cartel Urbano, que critica mientras hace homenaje a ese instrumento inevitable en nuestras casas: el televisor. Esta pieza de zapping escrito es guiño de los realitys, telenovelas y anuncios publicitarios que abundan en la pantalla.
En esta entrevista, Santiago Álvarez explica los orígenes de este colectivo, sus motivaciones y organización para este 2020:
¿Qué es In-Correcto?
Es un colectivo cultural que se basa en dos ramas: sello discográfico y editorial. A raíz de eso trabajamos con músicos haciendo sus lanzamientos y apoyándolos en todo lo que eso implica: publicaciones digitales o físicas. En la parte editorial publicamos revistas y libros con temas variados que tienen que ver con música. El colectivo nació hace cinco años y el primer acto público que tuvimos fue el lanzamiento de una revista y desde ahí han pasado un montón de cosas: hemos sacado libros, hicimos conciertos en vivo, hicimos festivales y muchas otras cosas en las que hemos trabajado continuamente para activar la cultura en Bogotá y en distintas partes del país. Somos ocho personas y yo soy el más antiguo del grupo.
¿Cuál es el objetivo de este colectivo? Hablemos de la mayor motivación de este grupo desde sus inicios hasta hoy...
Nuestra principal motivación ha cambiado con el tiempo: el colectivo nació cuando los miembros que lo fundamos estábamos en la universidad. Al principio teníamos la idea de generar un espacio de exhibición o muestra para talentos universitarios a los que se les dificultara mostrar lo que estaban haciendo. La idea era que, a nivel de distribución digital o de toques (cuando se podían hacer conciertos), nosotros les ayudáramos a los artistas a exponer todo ese trabajo. No es que ahora no lo hagamos, lo que pasa es que ese objetivo se expandió y ahora el espectro musical es muchísimo mayor. Esto lo hacemos por amor al arte, porque creemos en lo que hemos hecho y lo positivo que es para la cultura en el país: ninguna de las personas del colectivo se dedican exclusivamente a esto porque no siempre nos deja una remuneración económica.
¿Cómo celebraron el aniversario de los cinco años de In-Correcto?
Este 2020 fue el primer año en el que no celebramos el aniversario. Por lo general hacemos un festival que sucede en estos meses. El año pasado fueron once fechas de programación continua en distintos escenarios de Bogotá: Matik Matik, El chamán, Latinopower, La libélula dorada, etc. Pero en los días iniciales de la pandemia tomamos una decisión con respecto al encierro: no estamos a gusto en los espacios virtuales, así que no exploramos esa posibilidad.
¿Cuáles han sido las bandas que han pasado por In-Correcto?
Hemos trabajado con La muchacha, Mula, Hermanos menores, El ombligo, Los toscos, Julián Mayorga, y bueno, tenemos un catálogo grandísimo. Han sido 57 lanzamientos y 30 discos, además de 10 EPs.
Me dice que desecharon la alternativa de los escenarios virtuales, ¿cómo o en qué trabajaron este 2020?
La maquinaría del colectivo no ha parado. Este año nos esforzamos más en sacar música ya que no podíamos hacer eventos: hubo 27 lanzamientos entre discos EPs y sencillos. Eso siempre ha sucedido y seguirá sucediendo, aunque lo que queremos es volver a hacer eventos en vivo y, seguramente, se abrirá una posibilidad de apropiarse del espacio público para que puedan llevarse a cabo esos eventos bioseguros. Tenemos la esperanza de que la Alcaldía comience a buscar vías para que estos espacios se den y podamos tener un salvavidas más para el sector cultural.
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¿Cómo se sostiene In-Correcto?
El colectivo se sostiene solo. Los libros y las revistas las vendemos son algunas de nuestras entradas. Publicamos vinilos de las bandas y sacamos mercancía de los grupos con los que trabajamos. También tenemos una productora audiovisual dentro del colectivo y grabamos sesiones en vivo, documentales, etc. En la parte editorial brindamos servicio de corrección de estilo o dirección de arte.
¿Por qué cree que este tipo de colectivos son necesarios para el sector?
A partir del trabajo de las personas del colectivo muchos artistas se han beneficiado: han podido mostrar su trabajo por primera vez o han encontrado una caja de resonancia que les permite llegar a más personas. Tenemos que contratar a ilustradores para las revistas y las portadas de los discos, por ejemplo, lo que nos permite generar empleo. También hemos aprendido mucho sobre la autogestión.